Guardo los auriculares en mi mochila, un cuadernillo, un bolígrafo y unos cuantos lápices de colores también. La nieve choca con la ventana, el frío se siente en el aire. Miro la hora en mi teléfono, acomodo bien mis vendas y salgo de mi habitación.
Bajo las escaleras para luego ir a la cocina, veo a mi madre, una alegre canguro de mediana edad, preparando el desayuno como lo hace habitualmente.-Buenos días tesoro- dice después de voltear a verme.
Respondo con una sonrisa falsa, no sé que puede tener de bueno.
-¿Estás listo para otra sesión?
Cierto... Yo mismo me metí en esto... Aunque...¿Qué esperaban que hiciera? ¿Que siga soportando como todos los demás?, detrás de esas máscaras felices, escondiendo quienes realmente son, intimidados por la sociedad. Muy mal.
Me siento en una de las sillas altas del desayunador con leche chocolatada y panqueques ya servidos. Mamá sabe que me encantan pero no van a mejorar nada.-Sé cómo te sientes...
-No sabes, y por eso me mandas a un psicólogo.
-Sabes que no es por eso, no digas esas cosas, por favor hijo.
-No dije nada malo, tampoco digo que tu decisión este mal. Todo padre mandaría a su hijo al psicólogo si este trata de matarse constantemente.
-No quiero que mueras con dieciocho años. Porque eres mi hijo, porque te amo...
Obviamente el ambiente se volvió muy pesado e incómodo, mi madre ya tenía lágrimas en los ojos, simplemente agarró sus llaves y salió. Terminé de desayunar tranquilamente para luego salir de casa y subirme al auto. Mamá no me miró en todo el camino al consultorio.
Al llegar nos atendió la misma secretaria de siempre, una linda y elegante conejita que enamora sólo con su inocente rostro.
-Buenos días Kiel, buenos días señora, el doctor los está esperando.
Después de que mi madre la saludara y agradeciera entramos al consultorio.
Y así empieza otra sesión automatizada en los rutinarios fines de semana. Dentro de una habitación, frente a un dragón alto, sonrisa perfecta, algo fornido; al verlo sólo me hace pensar: "Uff que hombre". El único motivo por el cual respondo a sus preguntas.
-¿Cómo se encuentra su panda Dr.Sanz?
-Ya sabes, en sus cosas.
-Espero mejore.Además de que después de tener sesiones durante casi un año nos hicimos amigos.
-Pero no viniste para hablar de mi, cuéntame¿hoy tienes ganas de morir?
-Como siempre doc.
-¿Más o menos que la semana pasada?
-Quizás un poco menos.
-Me alegro. Lindas vendas, me gusta que elijas distintos colores,¿cuándo fue la última vez que hiciste "eso"?
-Hace un par de días creo.
-¿Qué te había dicho?
-Ya sé... No voy a hacerlo de nuevo.Como profesional es excelente, como amigo aún más. Creo que es el único a quien podría considerar como amigo. Triste. Agradecido.
-Escucha Kiel, creo que después de haber pasado bastante tiempo y ver avances muy lentos te propongo algo nuevo.
-¿Nuevo?- no me gusta mucho.
-¿Qué te parece participar de un proyecto de terapia grupal, junto a otros jóvenes como tú?- usarme de conejillo de indias con solamente dos opciones, vivir o morir.
-Debería consultarlo con mi madre. Aunque de seguro no le gustaría que me relacione con otros chicos suicidas y planear una muerte colectiva- sonreía irónicamente.
-Ya se lo comenté y aceptó gustosa. Es más, el primer dia de las vacaciones de invierno ya empiezas.
-Pero solo faltan dos días- adiós vacaciones.
-Espero disfrutes- maldito dragón, esa sonrisa victoriosa, se esperaba que dude.Maravillosa jugada.

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La nieve sobre el columpio
FanficKiel, un joven canguro después de meses "fallidos" de sesiones con un psicólogo, deberá convivir con otros chicos de su misma condición psicológica. ¿Aprenderá a superar sus más desgarradores recuerdos? Lee está historia para saberlo... ☆Una obra q...