BREZOS BLANCOS

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Habían pasado varios días desde que Reborn había estado en la tienda por última vez, para ser exactos diez días desde que Tsuna armo aquel ramo para que el azabache pudiera declararse. En la cabeza del castaño su ausencia solo podía significar que logró su objetivo, lo habían aceptado, y si bien le dolía el no tener oportunidad de ser correspondido, también se sentía feliz de que al menos el ojinegro pudiera disfrutar del amor.
Lamentablemente ese tiempo también había dejado huellas en el castaño, el no ver al azabache y saber que estaba con alguien más habían provocado que el hanahaki avanzara de forma un poco más acelerada. Tsuna estaba más pálido, se sentía débil y cansado, apenas podía ingerir algunas raciones mínimas de comida, las arcadas lo atacaban más seguido, especialmente en la noche reduciendo así sus horas de sueño, pero aunque estaba agotado y deprimido seguía cuidando de sus flores y su tienda como si nada pasara, la sonrisa cálida y el trato amable para con sus clientes seguían presentes. Ese día no fue la excepción, aunque le habia costado mas de lo usual levantarse de la cama, apenas podía mantener los ojos abiertos y tenía un fuerte dolor de cabeza, abrió la tienda como siempre, por suerte ese día fue bastante tranquilo en lo que a clientes se refiere, pues le estaba costando mantenerse en pie. Por suerte ya solo le faltaban 20 minutos para cerrar por ese día, así que empezó a acomodar algunas macetas en la parte de atrás, mientras estaba en eso escucho la campanilla de la entrada, cuando se levantó para ir a atender sintió como todo su entorno daba vueltas, trato de sujetarse de una mesa cercana pero solo logro empujar lo que había sobre ella llevándolos al suelo junto con él. El castaño llegó al piso con un fuerte golpe y sin conocimiento.

En la entrada de la tienda se veía a un hombre de cabellos y ojos negros con unas particulares patillas, que esperaba a que el dueño de la tienda se asomara para recibirlo como siempre aunque llevaba varios días sin aparecerse por la florería. Luego de un par de minutos esperando escucho ruido en la parte de atrás, con algo de curiosidad se asomó encontrando al joven castaño tirado en el suelo sin moverse. Preocupado se acercó a revisarlo encontrándose con que estaba inconsciente. Con la mirada busco un lugar para recostarlo, pero solo había una mesa pequeña, la cual no le serviría, entonces recordó que el castaño vivía sobre su tienda, y enseguida identifico las escaleras que lo llevarían a la vivienda y tomando en brazos al joven y subió. Al cruzar una puerta se encontró con una sala de estar en la que había un juego de sillones: tres individuales y uno de tres cuerpos, se acercó a este último y coloco con cuidado al chico. Una vez bien ubicado regreso rápidamente a la tienda para cerrar todo. Cuando aseguro el local volvió junto al Sawada.

El castaño seguía inconsciente y con algo de sudor por su rostro. Busco en sus bolsillos un pañuelo, lo remojo en la cocina y refresco el rostro de castaño. Se sentó en uno de los individuales a esperar a que reaccionara el más joven.

Así había pasado toda la noche, cuidando al chico inconsciente, una larga noche en la que los nervios y la preocupación lo habían invadido mientras vigilaba que sus signos vitales fueran normales. Pero el joven no daba indicios de despertar. Ya era de día y si el castaño no reaccionaba en un par de horas lo llevaría al hospital.

Mientras estaba en el baño lavándose la cara escucho un quejido que venía de la sala, así que se apresuró a llegar junto a Sawada, pero al entrar se congelo al ver como pétalos resbalaban por el rostro de Tsuna como si fueran lágrimas, al mismo tiempo que varias flores salían de su boca(pequeños ejemplares de EBANO FALSO)

Mientras estaba en el baño lavándose la cara escucho un quejido que venía de la sala, así que se apresuró a llegar junto a Sawada, pero al entrar se congelo al ver como pétalos resbalaban por el rostro de Tsuna como si fueran lágrimas, al mismo ti...

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ENTRE FLORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora