EL NACIMENTO DE JAZMINES AMARILLOS

960 91 17
                                    

Tsuna otra vez despertaba por un insistente sonido, pero esta vez no era el despertador si no su celular. Todas las mañanas desde hace tres meses despertaba de la misma manera, con un mensaje o una llamada de Reborn, aún le costaba creer que desde hace cuatro meses el azabache se hubiese mantenido siempre al pendiente de él, el primer mes hasta se había quedado a dormir en su departamento, solo salía de allí para ir
a su casa a buscar unos cambios de ropa, para comprar alimento o para acompañarlo a buscar lo que necesitara para la florería, ni en sus más locos sueños había tenido al mayor tan al pendiente y cuidando hasta el último detalle de su salud. Es cierto que el castaño conocía el lado sobreprotector del mayor ya que junto a su primo Xanxus eran los que siempre lo cuidaban y defendían, algo que deseaba que se diera de parte de su hermano Giotto, pero nunca sucedió, aunque claro esta creía volver a verlo actuar así con él
Eran muchos recuerdos de su niñez junto al azabache los cuales lo inundaban, mientras se metió a bañar. Una vez finalizado el aseo y estando frente al espejo su reflejo le mostró cuanto había cambiado bajo el cuidado de su amor, había aumentado bastante de peso, incluso de seguir así terminaría obeso, pero no podía ni quería evitarlo, la comida de Reborn era exquisita, solo la de su difunta madre podría hacerle competencia, sus ojeras estaban casi desaparecidas al igual que el cansancio y su piel tenía un tono acanelado bastante saludable, además las crisis del hanahaki se habían reducido considerablemente(como mucho tenía dos crisis al día, mientras que durante la ausencia del azabache había llegado a tener alrededor de 10) , parece que su corazón y su cuerpo habían asumido que los cuidados del azabache significaban que este se había empezado a enamorar, pero la mente de Tsuna se negaba a  hacerse ilusiones, sabía que Reborn era una persona amable y que aunque seguramente le tenía afecto era casi imposible que fuese de forma romántica, el castaño estaba más que seguro de no ser el tipo de persona por la que el mayor se sentiría atraído. Alejando cualquier tipo de pensamiento negativo se terminó de alistar y se dirigió a desayunar lo que le había preparado el de patillas la noche anterior. Una vez cumplida la rutina impuesta por el mayor bajo a preparar y acomodar las flores y macetas, mientras lo hacía pensaba en lo que le había costado mantener la tienda cerrada, pero Reborn no le dio tregua, se instaló en su departamento tal como había prometido y lo mantuvo haciendo reposo, ni siquiera le permitió bajar a regar las flores o prepararse un simple te, de hecho el azabache se había adueñado completamente de su cocina, el castaño pensó que después de esa semana el mayor regresaría a su casa y rutina, pero contra todo pronóstico Reborn, permaneció durante todas su vacaciones junto a él, y cuando regreso a su trabajo pasaba cada noche para cenar juntos. Tsuna disfrutaba la compañía y las charlas que compartían, además de que nunca intento sonsacarle el nombre de su amado, afortunadamente ya que no sabía si podría mentirle sobre quien era, también fue comprensivo ante sus razones para no hacerse la cirugía, incluso lo había acompañado a varios chequeos en ese tiempo. 

La mañana había avanzado rápida y tranquilamente, se tomó un descanso para almorzar, o Reborn se enfadaría si se salteaba alguna comida, cuando retomo las actividades en la tienda llego el cartero y le entrego varios sobres. Al mirarlos rápidamente comprobó que eran las facturas correspondientes a ese mes o al menos eso creyó, pensando en revisarlas detenidamente luego las coloco todas juntas en el escritorio que tenía atrás y siguió atendiendo a sus clientes. Cuando llego la hora de cerrar acomodo todo aseguro la tienda tomo los sobres y subió al departamento desde donde un agradable aroma lo recibía, se dirigió a la cocina para saludar al azabache.

Ya habían pasado cuatro meses desde que Reborn descubrió la enfermedad de Tsuna. Cuatro meses en los que se mantuvo completamente pendiente de los cambios en el castaño, de hecho lo único que logro que Reborn no estuviera todo el día junto al chico fue su trabajo, sus vacaciones solo duraban un mes y lo paso completo en compañía del ojimiel, prácticamente se había mudado junto al chico, ahora cada vez que tenía un instante libre lo usaba para llamar o mandar un mensaje para saber que estaba bien. De alguna manera el hanahaki había tenido un retroceso considerable pero no podía descuidarse, o Tsuna podría sufrir una recaída y tal vez ya no habría forma de ayudarlo. Reborn había intentado de muchas formas convencer al castaño de que se hiciera la cirugía, pero Tsuna se negaba rotundamente, fue un par de semanas atrás que le explicó por qué no quería someterse a la intervención quirúrgica, después de esa conversación no fue capaz de seguir insistiendo. Otra cosa en la que no había insistido, en realidad ni siquiera le pregunto al ojimiel, era saber quién era el causante de la condición del chico, al principio se auto convenció que era porque no tenía derecho a meterse en la intimidad del castaño, pero teniendo en cuenta que hasta se había instalado en el departamento del ojimiel, tuvo que reconocer que la verdad era que no quería saber quién era esa persona por que le daba rabia y celos. No podía seguir negándose a lo obvio, desde que conoció a Tsuna le había agradado y en los últimos meses ese agrado había crecido exponencialmente, estaba seguro que pronto podría afirmar que sentía un profundo amor por el castaño. Lo más probable es que desde que entro por primera vez a la tienda se sintió atraído por él, pero el supuesto gran amor que sentía por aquella mujer lo mantuvo cegado. Ahora se daba cuenta que lo que había sentido por esa fue solo una atracción física, si comparaba los sentimientos de ese entonces con los de ahora, provocados por Tsuna, podía reconocer una abismal diferencia, con Kyoko solo quería conquistarla por considerarla un desafío, pero con Tsuna solo pensaba en buscar la manera de ayudarlo, cuidarlo y hacerlo feliz incluso si esa felicidad estaba lejos de mí.
Después de todo había visto como el hanahaki iba retrocediendo, lentamente pero se veía la mejora del chico, eso solo podía significar que de alguna manera el castaño estaba logrando obtener la atención y afecto de su amor. Esperaba que esa persona supiese valorar al castaño y cuidar que esa enfermedad no lo atacase de nuevo.
Pensando en todo eso, el azabache había terminado de organizar sus archivos y se dispuso a salir de la oficina, como cada día desde hace cuatro meses, no en realidad desde hace casi un año, se dirigió a la florería, solo que ahora en el camino compro los ingredientes para preparar una buena y abundante cena, ya que el castaño solo almorzaba si había quedado alguna ración de la noche anterior. De verdad le costaba entender cómo es que había logrado sobrevivir descuidándose de esa manera. Al llegar a la florería no ingreso por la puerta principal, sino que se dirigió a la parte de atrás y abrió una puerta que daba acceso directo a las escaleras del apartamento.
Una vez en la vivienda, y como faltaba un poco más de media hora para que el castaño cerrara se dispuso a cocinar.

 

_ buenas noches Reborn, ¿necesitas ayuda? -
-buenas noches Tsuna, solo prepara la mesa que ya no le falta mucho al estofado. -
-bien pendre los cubiertos entonces-
Rápidamente el castaño preparo los utensilios que necesitarían, y se sentó a revisar los sobres recibidos. Paso una por una las diferentes facturas hasta que llego al último el cual era una carta, al girarla se encontró con un sello que no pensó volver a ver. El escudo de Vongola se encontraba plasmado en la cera roja. Ver ese emblema lo preocupo, ya que desde hace varios años que ellos fingían que él había muerto, le asustaba saber para que lo habían “revivido”, decidió mejor dejar esa lectura para más tarde, ahora solo disfrutaría de la compañía del azabache, al cual, por cierto, aún no le había dicho que pertenecía a aquella familia. Al terminar de guardar la carta en un cajón de su habitación pudo sentir la opresión en su pecho, que anunciaba una nueva crisis, con pasos rápidos se acercó a la cama y se agacho junto a ella justo cuando los espasmos que empezaron a sacudirlo y la tos junto con las arcadas se hacían presentes expulsando los pétalos que en esta ocasión eran de RETAMA.

Como siempre se quedaba unos minutos observando lo que su cuerpo expedía, le parecía curioso cómo iban variando las flores con el tiempo, parecía que su cuerpo le estuviera dando mensajes atreves de ellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como siempre se quedaba unos minutos observando lo que su cuerpo expedía, le parecía curioso cómo iban variando las flores con el tiempo, parecía que su cuerpo le estuviera dando mensajes atreves de ellas. Seguía allí en el suelo observándolas cuando sitio una mano en su hombro, al levantar la vista se encontró con la mirada de Reborn.
-cómo te tardas vine a buscarte, la cena ya está lista. –
-Lo siento, me distraje un poco- el ver el ceño fruncido del azabache le decía que estaba preocupado- no te preocupes es el único ataque que tuve hoy y fue bastante leve, me senté en el suelo solo por si acaso- y le dedico una sincera sonrisa mientras se levantaba.
- si es así entonces será mejor que nos apuremos antes de que la cena se enfrié- el azabache le sujeto la mano al castaño para encaminarse juntos hacia el comedor.
La cena transcurrió sin problemas en un ambiente cómodo para ambos como ya era habitual entre ellos. Una vez finalizada y con las indicaciones para el desayuno y almuerzo el azabache se despidió y regreso a su propio apartamento.
Una vez solo en su habitación decidió leer la misiva de parte de su “familia”. como había pensado no eran buenas noticias para él, ya el simple hecho de que supieran donde vivía era malo pues si querían podían interferir en sus asuntos. Que ingenuo había sido al creer que se había librado de ellos. Ahora debía pensar en la manera de responder a esa carta, aunque no importa la respuesta de una u otra manera terminaría en una mala posición.


JAZMIN AMARILLO: sentimientos amorosos
RETAMA: esperanza débil

ENTRE FLORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora