ENTRE FLORES

CRISANTEMOS BLANCOS

hagamos un sendero de belladona o lunaria

Reborn estaba preparando y limpiando una de las habitaciones libres de su departamento. Se había sentido un poco culpable cuando hablo con su viejo amigo y estaba seguro de que el otro se había sentido igual. Llevaba casi tres años sin verlo y casi año y medio sin llamarlo, aunque el otro tampoco se había esforzado en mantener la comunicación, las responsabilidades que cada uno tenía los habían mantenido apartados. Ahora que se volverían a ver no era precisamente algo para festejar.

- vaya, vaya, pero miren quien se acuerda de que existo y que tenía número de teléfono-
-pues hasta donde yo sé tampoco cambie el mío, y ni tu ni Squalo intentaron llamarme-
-si bueno entre la boda la mudanza y otros asuntos que tenía que resolver no encontrábamos tiempo para hablarte. -
-esos otros asuntos llevan el nombre de Tsunayoshi ¿verdad? -
- ¿cómo lo supiste? -
-por que ayudarlo siempre fue una de tus prioridades y es por eso que te llamo-
- ¿de qué hablas? -
-Tsuna y yo vivimos en la misma ciudad, de hecho, hace más de un año que me encontré con él, pero no lo reconocí hasta ahora, pero es demasiado largo para explicarte por teléfono. ¿Crees que puedas venir? Necesito o mejor dicho el que necesita de tu ayuda es Tsuna. -
-mándame tu dirección, mañana en la tarde estaremos allí-

Por esa razón hoy no cenaría con su lindo castaño. En cambio, se tomó el día libre para almorzar con él y dejarle algo preparado para la noche y justifico el cambio de rutina con una reunión de trabajo en la ciudad vecina unas horas más tarde.
Después se dedicó a preparar todo para recibir a sus amigos, porque estaba seguro que Xanxus llegaría con Squalo,
Fue a media tarde que llamaron a la puerta de su departamento. Entre saludos y apretones de mano se sentaron a degustar de una cena temprana y después se dirigieron a la sala a conversar.
Xanxus estaba impaciente por saber que sucedía con su primo por lo que Reborn empezó con el relato.
Les conto como se había encontrado con el castaño, las visitas a la florería y de la enfermedad del menor, del tratamiento para ayudarlo a recuperarse hasta lo que había empezado a notar una semana atrás. Al mencionar que Vongola dio con el paradero del ojimiel, pudo ver en el rostro de Xanxus un creciente fastidio y en el de Squalo preocupación. Pero cuando les conto lo que querían del castaño en el rostro de ambos lo unico que habia era ira y odio.
-malditos sean Iemitsu y Giotto. No creí que llegaran a intercambiar a Tsuna como si fuera un objeto. – el pelilargo por el contrario se mantuvo en silencio, pero se le veía horrorizado ante el posible futuro del menor.
- debí retorcerles el cuello a esos dos hace mucho tiempo. Creí que sacándolo del país Tsuna podría olvidarse de su familia y que ellos se olvidarían de él. Fui muy iluso al creer que renunciarían a obtener beneficios a costa de Tsuna.
-entonces Xanxus ¿ustedes ya esperaban algo así? -
-sí, desde que Tsuna nació y supieron de su condición mi tío lo considero la mayor vergüenza para la familia y que la única utilidad que podría darle seria como moneda de intercambio en alguno de sus negocios, y para la desgracia de Yoshi Giotto creció pensando igual que su padre. obviamente nunca mencionaron esas ideas delante de la tía Nana porque ella se hubiese alejado con Yoshi y Iemitsu no quería perder a su adorada esposa por culpa del fenómeno,como solia llamarle. Cuando la tía Nana falleció creyeron que podrían disponer de Yoshi a su antojo, pero para su desgracia nuestro abuelo fue el que asumió su cuidado. Cuando el abuelo enfermo, supo que le quedaba poco tiempo y como Yoshi ya estaba por graduarse creyo que lo mejor era alejarlo de Vongola asi que me ayudo a preparar todo para sacarlo del país y establecernos aquí. - el rostro de Xanxus era una mezcla de sentimientos- desafortunadamente no logramos deshacernos de ellos, la cuestión ahora es que hacer,
- yo tengo una idea de cómo podría librarse de ellos, pero necesito que me aclares un par de cosas antes de proponérselo a él. -
- solo dime que tienes en mente y en que puedo ayudarte-

A Tsuna se le hizo un poco extraño lo sucedido el día anterior. Reborn llego a ayudarlo a cerrar al medio día para almorzar juntos porque no podría llegar para la cena. Y después no supo nada de él hasta ahora. Ni siquiera le había mandado el habitual mensaje de buenos días. ¿Tal vez ya se estaba cansando de ser su niñera? No si realmente se hubiera hartado de él se lo habría dicho, el azabache siempre era directo, a veces hasta podía rayar en lo cruel.
Mejor dejaba de pensar tonterías y se concentraba en terminar de arreglar todo para cerrar y subir a leer la nueva carta de su hermano. Ese asunto debía ser su prioridad. Aun no encontraba una salida para eso y ya debía darle una respuesta a Giotto o terminaría por aparecerse en su hogar. Sin darse cuenta había terminado y estaba subiendo a su departamento. Al ingresar se encontró con el agradable aroma de la comida de Reborn. Inconscientemente se relajó y empezó a sonreír mientras se dirigía a la cocina olvidando sus problemas a cada paso.
- buenas noches Tsuna, la comida estará lista pronto así que ¿podrías preparar la mesa? -
-si claro, deja que me lave las manos y la cara y lo hago-