I. Algo esta por ocurrir.

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No hace falta conocer el peligro para sentir miedo, de hecho el temor más grande casi siempre viene de lo desconocido.

Ruidos provenientes del piso de abajo me despiertan abruptamente, enciendo la lámpara que esta a un lado en mi mesa de noche, mi corazón se acelera porque estoy segura de que Martha mi señora de servicio  jamás haría semejante escándalo a estas horas de la noche.

Observo rápidamente mi celular y marca la una de la madrugada, maldigo para mis adentros porque esto de vivir sola no se siente tan bien cuando suceden cosas como estas.

Respiro hondo y me armo de valor para ir a revisar si esta todo bien, tal vez fue un gato que entró y al no poder salir se ha desesperado ocasionando tal sonido.

Debe ser un gato.

Rápidamente me pongo de pie y me coloco las pantuflas que suelo utilizar, la noche esta bastante fría así que coloco encima de mi bata de seda, un abrigo del mismo material para cubrirme un poco.

Enciendo la linterna de mi celular y con mucho cuidado abro la puerta de mi habitación para hacer el menor ruido posible.

¡Mierda! Realmente estoy nerviosa.

Observo ambos lados del pasillo, todo esta en silencio y oscuridad, trago duro y emprendo mi camino hacia la sala.

—¿Martha? ¿Está todo bien?— Mi voz es temblorosa y decido no encender las luces, suena tonto, lo sé, pero si no es un animal, sería darle aviso a quién sea que entró el lugar dónde estoy.

Camino a paso lento y sujeto mi teléfono aún más fuerte, cada paso se siente pesado y por alguna razón tengo un nudo en mi estómago.

Esto no está bien.

Comienzo a bajar los escalones y la oscuridad es la que me recibe, justo cuando llego al último piso escucho una puerta cerrarse.

Trago duro y los nervios comienzan a incrementar, lágrimas ya se han acumulado en mis ojos y decido que lo más sensato es ir a la cocina, tomar algo con lo que pueda defenderme e intentar llamar a la policía.

Apresuro mi llegada a la estancia y justo cuando entro me congelo inmediatamente.

Martha esta en una silla amordazada, su cabeza ladea hacia un lado.

¿Mi nana está muerta?

Alguien está en la casa, debo ir por ayuda.

¡Dios mío, no puede ser!

En mi desespero intento huir pero justo cuando me doy la vuelta  alguien me lo impide, me atrae hacia él y coloca un cuchillo en mi cuello, su cálido aliento es lo único que puedo percibir ya que me sostiene por la espalda, su cuerpo está apoyado al mio y me siento muy vulnerable.

Es inevitable, voy a morir.

—¿Qué demonios crees que intentas hacer?—Habla muy cerca de mi oído, su voz es tan firme e indescriptible que emana una corriente de electricidad a mi cuerpo, tengo miedo, mucho miedo.

Necesito encontrar la manera de poder defenderme, sé defensa personal así que necesito dejar de llorar y calmarme, el frío del metal punzando mi cuello me recuerda el peligro en el que estoy y que cualquier paso en falso puede acabar con mi vida.

—¡¿Qué mierda quieres? Si intentas lastimarme te juro que!...—Alzo la voz.

—¿Qué me juras? ¿Me vas acusar con tu papito?— Su voz es un susurro en mi oído.

Esta persona sabe quién soy, es obvio que me van a secuestrar, me van a violar y luego pedirán mucho dinero por mí.

—Si vas asesinarme hazlo ya, pero te advierto que si esperas recibir algún tipo de compensación por mi familia eso no sucederá.—Una risa sarcástica surge de mi.

Robando tu corazón |EN DESARROLLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora