Llevaban quince días en el mar, los marineros con los uniformes ya desabotonados habían perdido cualquier signo de entusiasmo, incluso el pirata Kilian Borrow ya sin los grilletes en sus pies parecía cansado, sin el signo habitual de sarcasmo en su cara. El capitán Chaol West estuvo a punto de darse por vencido y dar la vuelta de regreso cuando un marinero grito.-
- ¡Tierra a la vista! - toda la tripulación se paró inmediatamente y efectivamente detrás de la neblina el panorama de una isla se burlaba de ellos. Las nubes grises de una tormenta la rodeaban dándole un aspecto embrujado y el capitán envió una oración al cielo para que salieran vivos de ello.
El pirata fue el primero en bajarse con los grilletes en sus manos, seguido de un par de marineros que mantenían una distancia prudente de él pero sin dejarle alejarse mucho.
- ¿y bien, pirata?
- Y yo que pensaba que empezábamos a ser amigos.
- No eres más que una cucaracha, jamás caería tan bajo.
- Una cucaracha con suerte, al menos. - el capitán removió la navaja de su garganta y lo hizo a avanzar hasta las cuevas señaladas en el mapa.
- Capitán, ¿es verdad lo que dicen, sobre las hermosas criaturas que dan la inmortalidad a quienes las besan o el cambio de una de sus poderosas lagrimas? - pregunto uno de los marineros más jóvenes, curioso.
- ¿O que con sus cantos ellas pueden darte el poder eterno? - pregunto otro el pirata soltó un murmullo inentendible
- Lo que sea que vaya a pasar dentro de las cuevas, se hará en nombre al beneficio del rey. ¿entendido? - dijo el Capitán su voz elevándose, la mayoría de la tripulación asintió con la cabeza en acuerdo.
Las islas mágicas de Bakhalar no tenían nada de cálidas, a lo lejos se escuchaba el aullar de una criatura no identificada, existían miles de leyendas de Bakhalar, su viaje podría haber sido un desperdicio pero las leyendas de las sirenas podrían ser la única salvación del rey Galbatorix, quien se encontraba extremamente enfermo y sin un heredero. El capitán Chaol no podía permitir que el sucesor al trono fuera James De la Mournt el despiadado tío del rey. Dios los ayudara si eso pasaba. Las leyendas de las sirenas decían que una de sus lágrimas y una gota de su sangre dadas voluntariamente podrían curar cualquier enfermedad por más mortal que fuera. La verdadera tarea era convencer a las malvadas sirenas de dar voluntariamente una parte de sí.
- ¿También han escuchado que, esas criaturas son capaces de hipnotizarte y ahogarte cuando menos lo esperas solo por gusto? - el capitán dijo con sarcasmo. - sin duda criaturas de pura dulzura.
Les tomo dos días llegar a las cuevas, en cuanto las linternas de aceite iluminaron el camino unas criaturas negras con colmillos afilados salieron volando como cuervos en la noche.
- Bueno, hemos llegado.- Kilian señalo con las cadenas tintineando cuando apunto al agua profunda que se acumulaba al final de la cueva era iluminada solo por la luz de la luna y en el fondo se escuchaba sonidos que el pirata no pudo identificar. - ¡Silencio! - grito y todos lo voltearon a verlo sorprendidos pero guardaron silencio, y lo escucharon, escucharon la hermosa melodía emergiendo del agua, unos marineros tomaron las redes de pesca con ellos acercándose más al agua. - con eso no tomara nada voluntariamente, capitán. - en cuanto pronuncio sus palabras el grito de un marinero llamo su atención. Unas manos con membranas y uñas afiladas lo jalaban hacia el agua mientras gritaba por socorro. Los demás marineros fueron por sus espadas atacando el agua pero después de un par de minutos de silencio el hombre emergió del agua, con la vida drenada de sus ojos.
- Bueno, las has encontrado, diviértanse. - dijo el pirata dando media vuelta y avanzando hacia la salida, se balanceo cuando sintió el filo de una espada a su espalda. - está bien, supongo que puedo quedarme un rato más, ya que insiste, capitán.
- Acérquese al agua, Kilian. -el capitán lo guio a punta de espada hasta el ojo de agua. el pirata alargo su cuello y elevo una ceja inspeccionando el agua.
- Jill - el capitán llamo a su primer oficial.- la cuerda.
- Vamos Borrow, ¿no estarás asustado a un poco de agua?
- Luce, fría. -observo y luego miro a Chaol.- no me malinterprete capitán, el agua es mi vida pero realmente la prefiero sin criaturas capaces de succionar mi alma. - el capitán pretendió no escucharlo y tomo una llave de su abrigo quitándole los grilletes al pirata y luego le entrego una de las extremidades de la redecilla de pescar.- ¿y ahora qué? .- el primer oficial le entrego una bolsa al capitán y el la libero en el agua
- Esperamos.
- ¿Carne seca?
- ¿Una mejor idea, acaso esconde un ganado bajo toda esa arrogancia? - replico el capitán.
- En realidad. - el pirata saco una navaja de su bolsillo. El capitán gruño mientras que los marineros apuntaron al pirata con sus espadas, el levanto sus manos en señal de rendición pero en un momento rápido tomo la mano del capitán y causó una herida diagonal derramando su sangre en el claro de agua.
Manos esqueléticas llenas de membranas tomaron la carne seca y nadaron sobre el agua teñida de rojo. El agua oscura se limpió inmediatamente y entonces dos de ellas emergieron recargándose sobre la afilada piedra mirándolos directamente.
- Señoritas. -dijo el pirata haciendo una reverencia burlona y las sirenas sisearon mostrando sus colmillos a él, se acercaron al hombre que había derramado su sangre sobre el agua que aun fluía roja y punzante, una de ellas alargo su mano a él y le hizo un signo que se acercara, el capitán se agacho pero no se atrevió a acercarse más.
- Les daré un poco más sí solo, me dan un poco de la suya y derraman una lagrima para mí.
- ¿Por qué deberíamos darle semejante regalo a un simple mortal? - dijo una de ellas relamiéndose los labios al oler la sangre.
- Porque necesito salvar a mi amigo.
- Capitan...- escucho la voz de advertencia del pirata, Kilian noto que otra sirena emergía del agua, pero no se acercó a sus hermanas, miraba con nada más que curiosidad. El aliento del pirata quedo atrapado en su garganta, ella lucia diferente a sus hermanas, pues su piel lucia con más color y su cabello mojado incluso lucia sedoso, el color de su cola; el favorito del pirata rojo como un rubí. Pero sus ojos azules como el agua poco profunda de un arrecife lo miraban, ella lucia casi humana pues no había signo de egoísmo y maldad como lo había en sus hermanas. Era hermosa. El canto de una de sus hermanas lo distrajo y miro como una de ellas tomaba la mano del capitán quien las miraba embelesado, sus ojos brillantes y casi podia escuchar el ronroneo de una de ellas.
- ¡Capitán! - grito el pirata antes de que la sirena le tomara ambos brazos y lo sumergiera, el pirata soltó una maldición y se tiró al agua donde alcanzo a tomar parte las rodillas del capitán, a su auxilio sintió como alguien le ayudaba a jalarle, fue cuando la sirena más pequeña fue tras sus hermanas suplicándoles que pararan, ella las ataco y sorprendidas soltaron al hombre, con ayuda de los marineros trajeron al capitán al borde de las rocas del agua y ayudaban a Chaol a sacar el agua violentamente de sus pulmones.
Las dos sirenas se fueron y los ojos curiosos de la sirena de cola rubí permanecieron mirando al atractivo hombre que ayudaba a su amigo a recuperarse del daño que habían hecho sus hermanas. El mortal la volteo a ver y ella se acercó sabiendo que no la dañaría, el saco dos pequeños frascos del saco de su amigo y se los entrego con delicadeza, la sirena mordió una de sus manos dejando que la sangre del color de oro se deslizara por uno de ellos y luego derramo una lagrima, sintiendo el dolor y la perdida de salvar a su amigo, pero también sintiendo la perdida de que jamás volvería a ver a aquel mortal de ojos color tormenta.
Esa noche la joven sirena canto una melodía que pudo hacer llorar hasta el corazón construido de roca más frio que existía. En dolor de la pérdida de un amor que jamás pudo ser correspondido.
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Historias Cortas
Short StoryEste es un contenido desarrollado por mi. He creado múltiples mini historias de diversas temáticas, aquí encontraras de todo; desde chicos con súperpoderes a los pensamientos de una chica a las 3 a.m. Se recomienda discreción. Disfruten la lectur...