Capítulo 6

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El trayecto en ascensor fue un auténtico suplicio, ese hombre era muy desagradable. Cuando las puertas se abrieron salí casi huyendo directa al baño a refrescarme la cara, aún no teníamos noticias del nuevo cliente y yo ya era un manojo de nervios. No sabía cómo, pero tendría que asumir el control de la situación a como diese lugar, así que una vez me refresqué la cara salí del baño y me dirigí a mi nueva oficina, mientras Alberto estuviese fuera.

Mientras me iba aproximando al despacho, la cara de mis compañeros denotaba nerviosismo, desde luego hoy todo el mundo estaba fatal. Al pasar por el mostrador de Rocio, ella salió corriendo para intentar detenerme, su cara denotaba preocupación.

R-Karla!, Karla!. Espera mujer, tengo que decirte algo, alguien te espera en tu oficina.

Mi cuerpo automáticamente se paró, era incapaz de dar un paso más.

K-Dios!, dios!, ya llegó verdad?. Le pregunté

Ella, después de un asentimiento de cabeza, contestó .

R-Si!, hace unos minutos y no creo que sea de los que le guste esperar .

Adueñándome de todo el valor que pude y con paso firme entre en la oficina, y allí, agazapado detrás del sillón, se apreciaba una figura masculina, que por su postura denota un ligero, no!, mas bien, un enorme cabreo.

K-Buenas tardes, disculpe la espera .

Dije aproximándome para saludarlo como era debido, pero al llegar a su altura mis cuerdas vocales se quedaron mudas y mi cara...., mi cara era un poema. Allí delante de mis ojos, estaba el señor desagradable del ascensor (que dios nos coja confesados ), repetí en mi cabeza. En cuanto asumí la situación lo saludé con un apretón de manos y me presenté, ante todo la educación Karla, me dije a mi misma .

K-Buenas tardes señor Bonet, un placer conocerle, me llamo Karla y seré la encargada de llevar su proyecto, espero que todo.....

No me dejó continuar, enfurecido se levantó del sillón y casi que me escupió sus palabras .

B-Y por qué no esta Alberto?, si se puede saber. Yo traté con él y no con usted, no creo que una jovencita esté capacitada para llevar a cabo el trabajo que le encargue a su jefe.

Ala!, toma ya y después de esto seguro que se queda tan pancho, viejo cascarrabias del demonio, se va a enterar de quién soy yo. Cuando me disponía a contestarle cuatro frescas, a costa de mandar a la mierda mi carrera, el proyecto y todo lo demás, la puerta del despacho se abrió de sopetón. Sólo atiné a escuchar los gritos de Rocio diciendo, espere un segundo dónde vaaaa!!, cuando un hombre alto, moreno y que parecía sacado de las portadas de moda, entro en el despacho .

Escrito por Loli Fernandez

La tentacion de karlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora