Capítulo 5

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Tras el fin de semana Karla se levantó como cada mañana para comenzar la rutina. Mientras Marcos preparaba el desayuno, ella levantaba y vestía a sus retoños para ir al colegio. Vamos cielo despierta, le decía cariñosa primero a Carlos que era el más dormilón, costaba Dios y ayuda levantarlo, cuando lo tenia medio espabilado, gracias a una secuencia intensa de besos y cosquillas, se dedicaba a despertar a Luis que era un revoltillo y no necesitaba mucho para empezar a saltar en la cama. Una vez todos terminados, cada uno se dirigían a sus respectivas ocupaciones. Carlos y Luis se montaban en el bus que les llevaba todos los días al colegio, Marcos se marchaba en su coche a trabajar y Karla se dirigía a la oficina .

Cuando Karla entró en el edificio de oficinas donde trabajaba, algo llamó su atención, todos estaban muy nerviosos, hablaban en corrillos mirando hacia la puerta, que ella supiera no esperaban ningún cliente importante como para que todos estuvieran así y los peces gordos de la empresa ya vinieron a poner orden hace dos semanas. Dios!, aquello fue una locura, todos temían que fuera para despedir a más de uno y nadie hablaba, andaban corriendo de un lado para otro demostrando lo bueno que eran en sus respectivos trabajos, ahora ya estaban más tranquilos, por lo menos por un tiempo . Cuando entró en su despacho saludo a Maka, su amiga desde que entró a trabajar en esa empresa. Hoy están todos muy raros, no notaste nada?, preguntó a su amiga sentándose en su mesa. Pues no, cuando llegué aún era temprano, sólo me crucé con Juan que también acababa de llegar, pero él estaba bien contestó Maka. Sea lo que sea ya lo averiguaremos, después en el desayuno le preguntamos a Rocío, seguro que ella sabrá algo nunca se le escapa nada, dijo Karla encendiendo su ordenador y comenzando a trabajar. Karla!, acabaste de mandar los pedidos por mail, le preguntó Alberto, su jefe entrando en su oficina. Están casi todos mandados, acabo en un segundo, respondió. Cuando termines con eso, ven a mi despacho, necesito comentarte algo, le contestó Alberto.

Karla terminó de mandar todos los pedidos y se encaminó al despacho de su jefe preguntándose porque estaría todo el mundo tan raro hoy.

K_Dime Alberto que querías?.

Al_ Pasa y cierra la puerta por favor.

K_Me estás preocupando, que pasa hoy con todo el mundo? .

Al_A ver Karla, sabes que a parte de tu jefe soy tu amigo, confió en ti como en nadie en esta empresa y
necesito que esta semana estés al mando de todo, yo tengo que viajar por negocios y esta semana tenemos la visita de un futuro cliente muy importante que nos reportara abundantes beneficios.

K_Pero yo no sé si estaré a la altura, jamás me hice cargo del departamento.

Al_Si te lo digo es por que confió en tu valía y no se hable más, dentro de un par de horas vendrá el cliente y te encargarás de él.

K_Oh dios mío Alberto, cómo me haces esto, en un par de horas!!!?, sabes todo lo que tengo que preparar?, es imposible. No puedo, no seré capaz .

Al_Pues ya no hay vuelta atrás prepara todo lo más rápido que puedas, porque yo salgo en media hora para el aeropuerto. Tranquila y recuerda que confío en ti.

Ay dios, ay dios, se repetía mientras preparaba todo para recibir al cliente lo más rápido que podía, se dejó caer en su silla, con el corazón a mil por hora, esto podía ser muy importante para ella y para la empresa y no estaba permitido fallar, así que bajó a la cafetería del edificio a tomar una tila para calmar sus nervios. Tendría que dar buena impresión y no la de una niña asustada en su primer día de colegio. Una vez se la tomó ya mas tranquila y relajada, subió de nuevo a la oficina, pero una vez en el ascensor, cuando las puertas se iban cerrando, una mano se introdujo rápidamente para evitar que se cerraran, Karla sin poderlo evitar recordó su sueño, el que la atormentaba noche tras noche, su corazón comenzó a latir desbocado a la vez que se alteraba su respiración. Pero al alzar la cabeza lo que se encontró no fue a su atractivo y misterioso hombre, si no un hombre de unos 60 años que la miraba con cara de pocos amigos.

_Señorita!, le pedí que aguardara un momento, le dijo el señor de malos modos .

K_Disculpe, pero no lo escuché se disculpó Karla .

_Esta juventud!!, cada día estáis peor .

K_Lo siento, de verdad, discúlpeme. Hoy estoy un poco nerviosa, a qué planta va usted ?.

_A la 9, si es tan amable de dar al botón.

Karla puso los ojos en blanco y pulsó el maldito botón, que para colmo era el de su planta. Ahora tendría que aguantar esa cara de déspota todo el trayecto.

Escrito por Loli Fernandez

La tentacion de karlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora