Capitulo 4: La casa del arbol, parte 2

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(Él es Cristian)

Narra Cristian:

Estos días fueron muy agitados y tristes para mi. El abuelo de mi mejor amiga había muerto y ella necesita mi apoyo más que nunca. Aquella persona tan cariñosa que recuerdo, era su única familia, aparte de Alexander. Alexander y yo éramos muy amigos, a pesar de que él tenía diecinueve y yo diecisiete, nos llevábamos muy bien. Los dos teníamos algo en común: queríamos mucho a Alma.

Alma y yo nos conocíamos desde que teníamos ocho y nueve años respectivamente. Nos habíamos conocido en una reunión que hicieron una vez mis padres con su abuelo, y desde ese día, fuimos inseparables. Íbamos a todos lados juntos, y enfrentabamos todo juntos.

Como el golpe de la muerte del abuelo de Alma había sido terriblemente duro, decidí quedarme en la que había sido su casa, ahora la de Alexander, para acompañar a mi mejor amiga. Siempre que alguno tenía un problema o pasaba un momento difícil, nos apoyamos mutuamente, así que era mi deber ayudarla en esta situación. Pero todo dura un determinado tiempo, y el mio en casa de Alma había, por ahora, terminado.

Volvía a mi casa mientras aún pensaba en la muerte del abuelo de mi compañera de travesuras. Decidí apartar esos dolorosos pensamientos de mi mente, para enfocarme en la situación del momento. Admito que estaba apresurado por llegar a mi hogar, y a la vez bastante preocupado.

Había recibido una llamada de mi mamá, mientras aún estaba en la mansión de Alma, cuando le preparaba un café a la chica. Pensé que me preguntaría acerca del estado de los hermanos, pero no fue eso, aunque debo admitir que lo habría preferido

-Hola hijo, escúchame, necesito que vuelvas-decía mi madre por el telefono, con un tono de voz que reflejaba preocupación, pero no pude evitar notar algo extraño a la vez cuyos detalles se me escapaban-. Hay algo importante de lo que te tenemos que hablar tu padre y yo...y de una manera urgente.

Yo no comprendía que podía estar pasando, pero había algo claro: mi madre no estaba bien y no importaba lo que dijera, yo sabía que había algo mal.

-Hola ma-dije, intentado darle un poco de alegría a mi voz-, ¿Está todo bien por alla?

-No te preocupes, hijo, está todo bien. Es solo algo importante que debes saber. No puedo decirtelo por telefono, me gustaría, pero no es algo tan sencillo...-había amargura esta vez en las palabras de mi madre, cosa que solo acrecentó mi preocupación-. En fin, ya te dije lo que tenía, confio en que vuelvas pronto y sano, pero luego podrás volver con Alma si quieres, tal vez lo necesites.

-OK, mamá, te veo en un rato,chau- terminé decir, para luego cortar la llamada y quedarme más confundido que al principio.

No comprendía el comportamiento de mi madre. Era una persona que emanaba calma y alegría, alguien que hacía que tu día mejorara con solo verla. La preocupación, la amargura...aquellas no eran emociones frecuentes en ella.

Luego podrás volver con Alma si quieres, tal vez lo necesites.》

¿Tal vez lo necesite?¿A que demonios venía eso?

Le llevé el café a Alma y le dije que debía marcharme. No le conté sobre la llamada y mi madre, ya que no quería preocuparla más. Tenía suficiente con que lidiar.

Luego de despedirme tristemente de Alma y de Alexander, además de haberles agradecido por dejarme permanecer en su casa los últimos días, me subí al auto, color gris claro, para llegar a mi casa lo antes posible. Aun no comprendía el significado de las palabaras de mi madre, pero decidí no darle más vueltas. Cuando llegara, entendería.

Alma: La última guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora