⚠EN PELIGRO⚠ (BL) (Finalizada)

1. Adrián - "Nueva Era"

Desde que era pequeño siempre pensaba que algo en el mundo estaba mal, nunca supe que era exactamente hasta crecer.

La vida humana es tan frágil como una flor: Si riegas tu cuerpo con conductas sanas tu flor crece, si no lo haces se seca lentamente hasta morir. Es malditamente fácil deshacerse de otras flores.

Así se resume la vida. Aunque nunca pensé que podría empeorar.

—Siento muchísimo la pérdida —musita un compañero de mi universidad, posa su mano en mi hombro tratando de brindarme algo de apoyo emocional, lo cual no consigue en absoluto—. Mis condolencias —Asiento con la cabeza sin decir nada, un nudo en la garganta no me lo permite.

—Era un gran chico —añade mi amigo Óscar, mi silencio sigue siendo permanente.

Mis ojos están cristalizados, pero no quiero llorar delante de ellos. Aguanto el llanto con esa molestia en la garganta que no me deja respirar, abro la boca tratando de hacerlo pero ante esto se me escapa un sollozo.

Óscar ladea la cabeza, se inclina por un lateral mío para ver mi rostro. Impido que vea mis ojos tapándolos con un antebrazo, aprovechando para secar las pequeñas lágrimas que ya escapaban por mis ojos.

Esos mismos ojos que tanto él adoraba, recuerdo cada instante en el que decía que eran mágicos por el hecho de que su color es una mezcla entre azul y verde.

Una sonrisa triste se dibuja en mi rostro, aguanto un poco más las ganas de llorar. Agarro con fuerza mis propios pantalones negros tratando de controlarme.

Óscar pasa su brazo por mis hombros.

—Adrían, nadie te va a juzgar aquí si lloras por él, es normal ¿sabes? —asegura. Mi vista no se despega de la tumba que se encuentra frente a nosotros.

Mi cuerpo no lo soporta más y caigo en llanto, odio llorar en público pero necesito liberarme. Óscar me estrecha entre sus brazos. Mi cuerpo apenas puede sostenerse en pie por el dolor y desesperación que siento.

Fue en ese instante en el que empezaron los problemas en mi vida.

***

Mi nombre es Adrián, tengo diecinueve años y vivo junto a mi madre en Artendia, una ciudad muy evolucionada. Ya voy a la universidad, dónde estudio medicina.

Salvar vidas o mejorarlas es mi sueño; y trabajo muy duro para cumplirlo.

Aunque hace un mes que no voy debido a que mi mejor amigo de la infancia ha fallecido. Mi corazón se encoge de solo recordarlo, no dejo de llorar por su pérdida. En este estado no puedo ir a estudiar; estaré demasiado exhorto en mis pensamientos.

Después de tanto tiempo discutiendolo conmigo mismo, hoy voy a ir a mi piso —El mismo que compartía con César, quién ha fallecido — soy consciente de que hacer tal cosa es como meter el dedo en la yaga pero le extraño.

Y quiero estar cerca de algunas de sus pertenencias para no extrañarlo de esta manera.

A pesar de esto llevo cinco minutos en frente de la puerta de nuestro apartamento, mirándola como si me atormentara. Mis dedos temblorosos que sostienen la llave al fin se acercan a la cerradura.