20. César- "Una noche de recuerdos" PARTE 2

187 32 116
                                    

Este capítulo contiene temas delicados y posiblemente no aptos para un público sensible, se recomienda discreción.







"¿Qué tan bajo puedes caer?

Algo se rompió dentro de mí aquel día, no estaba seguro de si era la dignidad o mi interior en sí.

Ya habían sido tres hombres que usaron mi cuerpo, ignorando mis gritos, mis llantos o mis súplicas. Solo podía escuchar gritos de fondo, que ni siquiera llegaba a comprender debido a que mi mente aún trataba de reaccionar... Veía más hombres pidiendo ir después, como si yo fuera una atracción de feria.

Traté de mover mis brazos nuevamente, pero ambos estaban atados con fuerza entre sí por encima de mi cabeza con una camiseta. Grité, grité como si me desgarraran por dentro, y no por el dolor físico, si no que para recordarles que era humano, que sufría.

Aún así no se detuvieron. Pensé que nunca jamás habría algo más horrible que sentir arañas escalando por mi espalda, pero sí lo había: Sentir unas manos ajenas y desconocidas tocar cada rincón de mi piel, me retorcía del asco.

Entonces llegó, mi cuerpo, a diferencia de mi mente, se excitó. Y fue lo más asqueroso que pude llegar a sentir en mi vida. Allí fue cuando comprendí: si algo podía llegar a destrozar a una víctima de abuso sexual era excitarse en medio del acto. Por esto es que, en un futuro, me sentiría completamente irritado de comprender y llegar a empatizar con cierto castaño trans que llegó a pasar por lo mismo que yo, si no que de manera más tranquila pero perturbadora.

Un golpe en la puerta del baño interrumpió mis gritos y llanto desenfrenado, a lo lejos escuché una voz que me resultó familiar. Todos mis compañeros se fueron, dejándome tirado en el suelo cual objeto después de haber sido utilizado.

No dejaba de sentir temblores, tenía frío y terror acumulado. Unos pasos se acercaron a mí, parándose de pie, mirándome desde arriba como el que mira a una sucia cucaracha. Era aquel hombre; nuestras miradas se cruzaron, la mía le suplicó que me ayudara... La suya parecía neutra, sin atisbo de pena o empatía.

—Llamen al médico —ordenó de manera fría a los dos guardias que siempre le acompañaban.

Yo aún le observaba, buscando la misma amabilidad extraña que tuvo conmigo la noche pasada, pero no la encontré. Mi respiración, que ya era acelerada, aumentó aún más y comencé a sentir como si me quedara sin oxígeno.

Entonces me rendí, mi cuerpo y mente dolían demasiado, me desmayé.

La próxima vez que desperté lo hice en una camilla vieja en la enfermería del lugar, tapado por unas sábanas blancas. Abrí los ojos entre un jadeo asustado, como si aún siguiera estando bajo las manos de esos hombres. Mas, al darme cuenta de donde me encontraba, traté de calmar mi respiración.

Me incorporé sentándome y colocando la almohada tras mi espalda, sentía el cuerpo entumecido combinado con un desagradable hormigueo. Además del dolor corporal, mi ventilación aún era horrible, pero parecía mejorar cada segundo.

La puerta sonó, me estremecí apretando con fuerza las sábanas y mirando aterrado hacia donde se produjo el ruido. Allí vi al General de mi Brigada, ese hombre que hiciera lo que hiciera, aparecía frente a mí.

Se me acercó a paso lento, y yo lo seguí con la mirada, aún alerta, temiendo por mí mismo y temblando como un cachorro asustado debido a eso.

—Despertaste —puntualizó de repente. Comencé a hiperventilar de nuevo, aterrado. Él me miró serio .— Si no quieres que vuelva a pasar, hazte fuerte —sentenció. Mis ojos comenzaron a humedecerse al recordar todo, me abracé a mí mismo, aún sintiendo esos horribles dedos acariciar mi piel. Volví a temblar como si hubiera un terremoto en el interior de mi ser.

⚠EN PELIGRO⚠ (BL) (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora