Octubre 1521, Topkapi
Solo algunos escriben la historia.
Solo los ganadores contarán con los años sus triunfos.
— Kadin — la llamo Ibrahim Pargali — ¿Deseaba verme?
Ella asintió.
— Así es — dijo — El sultán ha tardado más de un tiempo en cambiar mi asignación. Tú eres su amigo, ¿sabes a que se debe?
Ibrahim lo sabía, pero no tenía permitido contarle a Mahidevran la verdad.
Es una orden de la Valide Sultan
— La asignación es la correcta — dijo Ibrahim ağa – El sultán no ha querido por su voluntad darle un nuevo estatus.
— Pero soy su esposa.
Exclamó la pelinegra.
— Pero no legalmente, yo creí que era para algo más importante — dijo él — Por ejemplo decirme quien contagio a los príncipes, el sultán descartó al sospechoso.
Ella se puso nerviosa.
— Ojalá encuentren el culpable.
— Amén.
Ibrahim Ağa en el fondo creía que la favorita de Su Majestad era en realidad la causante, pues era la única que tenía verdaderas razones para hacerlo.
Aun así los hijos del sultán seguían muy enfermos, el médico principal no les daba muchas probabilidades de sobrevivir a la enfermedad. El sultán había ordenado investigar el incidente, sin éxito.
Estaba en sus aposentos destrozado, si corazón destruido.
— Süleyman — lo llamo su madre.
El Sultán se levantó, beso la mano de su madre en señal de respeto.
— Bendito los ojos que te ven — dijo el sultán mirando a su madre — No se que hacer, me siento desesperado madre. Sus ojos se llenaron de lágrimas y dolor, ella corrió abrazarlo.
Era su hijo quien tenía el corazón roto.
— Tu deber es mantener la dinastía — dijo Ayşe Hafsa Sultan — El Imperio te necesita más que nunca, eres su fortaleza.
Él asintió.
Ibrahim Pargali llegó a los aposentos del sultán después de estar con Mahidevran Gülbahar Kadin. Ingresó ya que el mandatario le tenía un nuevo nombramiento, otro ağa se encargaría de sus aposentos.
Vio alli delante de él a la Valide Sultán y al soberano.
— Su Majestad — dijo haciendo reverencia — Querida Madre Sultana.
Ella sonrió.
— ¿Quería hablar conmigo, señor?
Süleyman asintió.
—Como sabes los príncipes tienen veinte días enfermos, ninguno se ha levantado de la cama. La investigación no ha dado ningún resultado — dijo el Sultán Süleyman — ¿Tú tienes idea de quien fue?
Ibrahim tenía una vaga idea en su cabeza, pero no quería exponer a la madre del Şehzade Mustafa. Esa mujer era sagrada para él, no por otra cosa. Si no porque era la madre del niño que el mismo educó.
— Tal vez fue un ataque de su primo el Şehzade Murad — dijo — Él insiste en luchar contra usted.
El Şehzade Murad hijo de su difunto tío el Şehzade Ahmed y nieto de su abuelo Bayezid había logrado escapar de la muerte. Se refugio lejos de las fronteras, el sultán imaginaba que tal vez él estaba detrás de la infección.
ESTÁS LEYENDO
Hürrem (EDICION)
Historische RomaneMi nombre era Aleksandra Lisowska, llegué desde Polonia hasta Estambul en el centro del mundo, era una adolescente que corría por las praderas de su hogar junto a sus hermanas y queridas amigas, pero lamentablemente ese día esos hombres me llevaron...