1516, Manisa
Cuarta regla: Aprende a escuchar y cállate.
Manisa era mucho más pequeño que el palacio imperial. Esta era la provincia del Şehzade Süleyman, hijo del Sultán Selim l y la Sultana Ayşe Hafsa. La provincia del heredero a la corona otomana.
Las jóvenes bajaron del carruaje guiadas por una mujer adulta. Se presentó ante ellas como Esra, era la dama más cercana a la Sultana Ayşe Hafsa, les dijo todo lo que no podían hacer, y les dijo que cualquiera en cometer algo contra el palacio y la familia del sultán recibiría un castigo enorme.
Todas hicieron una fila larga, eran más de cincuenta jóvenes que habían llegado al palacio desde Estambul. Aleksandra ya conocía las costumbres, no sería difícil adaptarte allí. Solo acatar lo que le dijo Kemer ağa: Aprende a escuchar y cállate.
— Tu nombre — le dijo Esra Hatun a una de las jóvenes en la fila.
Era una joven hermosa y de mirada filosa. Levantó su mirada y le sonrió a la encargada del harem.
— Muhterem Hatun — dijo la joven aun con el mentón alzado.
Soberbia
Descartada
— Tú — dijo apuntando a otra.
— Ayşe Hatun.
— Tú — dijo Esra Hatun.
— Bahar Hatun — dijo.
Durante quince minutos prosiguió hasta que llego a la última niña a punto de convertirse en una joven. La observó, era hermosa, de mirada dulce y algo le decía de ella. Tímida, correcta, no alzada.
— Tu nombre Hatun — le ordenó, ella no levantó la mirada como las demás. Se postro de rodillas, no, ni era una reverencia, era un respeto por la autoridad de la mujer en el harem — A su servicio Excelencia.
Lo último lo dijo besando su mano en señal de respeto.
— Excelente — dijo la dama dándole una sonrisa de regalo.
Fueron lavadas, inspeccionadas y puestas a descansar después del largo viaje. Aleksandra dormía plácidamente en las camas junto a las demás jóvenes, estaba agotada por el largo viaje que realizó. En su mente solo estaba la imagen de su amiga Georgia, el poco tiempo que la pudo volver a ver fue fugaz, luego el infierno que vivió allí.
El silencio inundaba el harem.
El sueño era pesado.
Su cabeza dolía demasiado.
Muchos errores que cometió.
— ¿No puedes dormir?
Un dejavu llego a su cabeza, era una joven pelinegra, morena, ojos negros como la noche y mirada calmada. Ella le sonreía con tanta paz, le recordaba a su amiga Georgia.
— No, no puedo — dijo Aleksandra.
— Trata de descansar, mañana estará la Sultana aquí. No le gusta vernos desveladas — dijo la joven regalándole una tenue sonrisa.
Ella asintió, se recostó y trato de dormirse.
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1516, Manisa
A la mañana siguiente se despertó en medio de las actividades a realizar, estuvo apoyando a limpiar algunas habitaciones de las mujeres favoritas del Şehzade Süleyman. Ella no lo había visto todavía, aunque decían que era un hombre muy atractivo e inteligente. Estaba en los aposentos de la Sultana, le dijeron que evitará mirarla a los ojos si por algún motivo entraba a sus aposentos.
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Hürrem (EDICION)
Fiksi SejarahMi nombre era Aleksandra Lisowska, llegué desde Polonia hasta Estambul en el centro del mundo, era una adolescente que corría por las praderas de su hogar junto a sus hermanas y queridas amigas, pero lamentablemente ese día esos hombres me llevaron...