➳Bulletproof (Pausada)

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«—Recuerdos rotos—»

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Solo soy una frase extraviada en algún sitio, en algún recuerdo.

Por cortesía de un anónimo.—

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El sonido de una alarma retumbó en su oído derecho. 

Lo único que atinó en esos momentos fue gruñir y esconder su cabeza bajo las sábanas, pero tras la insistencia del aparato, que ahora parecía vibrar en algún lugar de su cama, abrió sus ojos negros con amargura en su semblante blanquecino y se reincorporó de un saltó sobre el colchón tratando de encontrar aquel ensordecedor sonido.  

Acto que después se arrepintió de hacer, pues un dolor punsante atacó su cabeza. 

Rápidamente se llevó una mano a la frente, aquel intenso dolor se reflejó en sus cienes ocasionando que cerrará los ojos con fuerza y perdiera el equilibrio estando sentada.

Se empezó a desesperar. El sonido, más el dolor, provocaba que este último sea casi insoportable. Le era complicado describir lo que sentía, no se parecía los dolores habituales que tenia en las cienes, tampoco podía ser una contractura muscular y mucho menos una simple migraña. Este dolor punsaba, latía en su cabeza y no le permitía abrir los ojos en su totalidad. 

—Joder.— farfulló alguien a su costado, que también pareció gruñir y quejarse de un dolor intenso en la cabeza —Olvidé apagar mi alarma. — masculló entre dientes su amiga de cabellos anaranjados, metiendo una mano debajo de su almohada y sacando el responsable de todos sus males.

La Akimichi dejó su smartphone sin mucha delicadeza sobre la mesita de noche, se estiró como si de un felino se tratase y bostezó con tranquilidad. Ignorando el dolor persistente en su cabeza, o simplemente olvidando que realmente estaba allí. 

Por lo contrario, ella se sentía terrible. Como nunca antes se había sentido —cabe recalcar—. Y es que muy aparte del incesante dolor de cabeza; las memorias del día anterior, golpearon su ser devolviéndola a la cruda y gélida realidad: La habían tratado de robar, o matar... ¿Quienes? ¿Por qué? No lo sabía (Y tampoco sabía con exactitud, si estaba exagerando) ¡Ni siquiera recordaba en dónde estaba parada a las 2:00 am de esa madrugada! Es cierto que el alcohol se había encargado de convertir esas vivas imágenes en difusos recuerdos, pero recordaba el miedo correr por sus venas y su corazón palpitante en su pecho. También recordaba unos ojos azules oscuro, mirándola fijamente... y como el dueño de esos ojos, la había salvado.

Observó la mesita de noche. Su celular descansaba, al lado del celular de su amiga, sin batería. Miró fijamente el aparato, como si este tuviera las respuestas a todos sus problemas. Sentía un leve impulso por rebuscar algo en el. 

—Me duele la cabeza.— soltó derrotada al darse cuenta que perdía su tiempo observando un celular, que, sí, la traía abundantes recuerdos sobre ese chico (y como lo había conocido) pero no sobre lo sucedido esa madrugada.

Era un hecho que no querían robarle... Ahora que lo pensaba, si no llevaba el bolso en esos momentos, y no tenía el celular en la mano. ¡¿Para que disparar?! 

Se tumbó nuevamente en la cama. Tenia un rompecabezas incompleto en su cabeza y necesitaba armarlo incluso si le faltaban bastantes piezas.