«The Wolf» Pequeña caperucita roja

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Las personas adoran escuchar historias de horror. Bromean y gritan y nunca apartan la vista cuando el monstruo ataca al personaje principal. Mientras más extraordinario y horroroso resulta ser el antagonista, más se divierte la audiencia.

Taehyung se sentó silenciosamente mientras su esposa se acomodaba en su pecho lamentándose al ver a Hannibal Lecter arrasar con el cuello del detective antes de matarlo completamente. El forense no sabía por qué siempre accedía a ver este tipo de películas, le hacían sentir incomodo al saber que sus manos estaban tan manchadas de sangre como las del tipo en la pantalla. Viendo el disgusto en el rostro de su esposa, decidió apartarse hacia el lado opuesto, pensando que aquella tortura no dudaría demasiado. 

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Había pasado una semana desde que Taehyung había tomado a Jungkook bajo su insistente protección. De antemano, el científico sabía que el joven artista había sido frívolo y generoso pero con cada día que pasaba, se vio más sorprendido con las acciones y palabras de ese chico. Taehyung le había dejado dinero para comida y algunas otras necesidades para la semana y de alguna forma, Jungkook se las había arreglado para fraccionar el dinero de tal manera que pudiese ofrecerle una cálida comida a un grupo de vagabundos que vivían en el parque. El guitarrista le pidió perdón numerosas veces  por no decir la verdad, pero cuando Taehyung lo supo, no fue precisamente enojo o molestia lo que sintió, sino que fue curiosidad por tal acto de misericordia. Sin poder entender el tipo de persona que era Jungkook, alguien totalmente opuesto a él, se sintió fascinado. 


Taehyung sentía como si hubiese encontrado una de esas especies en peligro de extinción y tuviese la oportunidad de examinarlo. Era un experimento: ¿Podría aquel desempleado, compasivo y pacifista, darle una vuelta a su vida? Como científico que era, veía a este nuevo conocido como un tema de investigación pero, como un apersona, era totalmente diferente. Siendo totalmente honesto, Jungkook era probablemente la persona más cercana a un amigo que Taehyung podría tener.


Todos los días después del trabajo iba al hotel para hablar con Jungkook acerca de su día o bien, de cualquier tema que el artista le sugiriera. Mientras que con su esposa no sentía deseos de hablar, en esa habitación de hotel, una especie de libertad espiritual le llevaba a la elocuencia. Hablar nunca había sido su fuerte y cuando debía hacerlo, era algo torpe y breve. 
En su trabajo nunca le importaba si los nuevos eran lentos o sin experiencia. Cuando fue por primera vez al laboratorio, encontró de inmediato un camino para seguir sin la necesidad de tener personas al rededor. Cada generación era más estúpida a su parecer. Taehyung suponía que era la triste realidad aunque ya no le daba demasiada importancia. Algunos de esos "profesores" y "doctores" tenían las agallas de tomar el crédito de sus propios compañeros, para ser específicos, su trabajo. Había alguien en particular, una estudiante Japonesa llamada Mina que estaba en vías de obtener un doctorado y que siempre estaba metiendo su nariz en los asuntos de Taehyung. Usualmente dejaba que otros observaran sus métodos experimentales y sus resultados, pero ella iba más allá del laboratorio. Por alguna razón, Mina estaba interesada en su vida personal y no de una forma muy amigable. Para el forense era algo sospechoso. No había explicación a su odio por ella. Nadie lo notaba pues ella siempre estaba llenandole de halagos y todos veían ese acto como uno afectivo y de respeto hacia el científico. Muchos pensaban que eran realmente cercanos, pero sólo él estaba al tanto de la verdad. A veces, debido a su naturaleza cuidadosa y observador, podía percibir que ella estaba cerca, observándole con ojos maliciosos.

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El jueves de esta semana, Taehyung hizo su desviación habitual a la habitación de Jungkook, la cual encontró vacía y con una nota sobre la mesa que decía que el susodicho había encontrado un trabajo en una tienda cerca del hotel. De forma inconsciente, Taehyung había esbozado una sonrisa mientras palpaba la superficie de madera. El sonido provocó un eco dentro de la habitación que solía estar llena de las melodías que Jungkook acostumbraba tocar además del sonido de su voz. En vez de retirarse, había decidido esperar, pues quería ver el rostro de Jungkook brillando como siempre cada vez que le veía. Durante esos días, él había sido la razón para mantenerse alejado de la mesa de operaciones y la navaja. Extrañamente, el forense no se sentía tan vacío como antes.
Tan pronto como se sentó sobre la cama, su teléfono comenzó a vibrar y a iluminar el bolsillo de su largo abrigo. Un mensaje de su esposa era un evento realmente extraño ya que sólo lo hacía cuando necesitaba alguna cosa, el cual era el caso. Taehyung se dio cuenta cuando desbloqueó la pantalla.

「Killer Instinct 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora