Anthea es punk

971 92 48
                                    

HAY CAMBIOS EN LA NOVELA. AHORA ANTHEA ES PUNK. ¿QUÉ QUIERE DECIR ESO? PUES QUE NUESTRA ANTH SE HA LLENADO DE TATUAJES Y SE VA A LLENAR DE PIERCINGS Y SE TINTARÁ EL CABELLO DE MIL COLORES. AL LADO TENÉIS UNA FOTO DE ANTHEA PUNK. A QUIEN NO LE GUSTE QUE SE IMAGINE A LA ANTHEA DE ANTES Y A QUIEN LE GUSTE: CHOCA ESOS CINCO, AMIGO. 

 Mirad, las que vais repartiendo odio por MI novela que os den por ahí. Osea, esta es MÍ novela. Hago lo que quiero. También me fastidia que me digáis que me creo muy buena escritora y no lo soy. OS PERDONO EL RETRASO PORQUE AQUÍ SOY YO LA PRIMERA QUE DIGO QUE NO SOY BUENA ESCRIBIENDO. ¿Vale? Pues a ver si queda claro, porque me estoy cansando y si me canso borro la historia. 

--Dime Isaac. –Respondí ante su llamada.

--¿Cómo van esos tatuajes? –Preguntó. Pude escuchar una sonrisa escaparse de sus labios.

--Ya están bastante bien curados, pero me tienes que acompañar a la tienda de tu amigo porque quiero que me haga unos cuantos piercings. –Dije jugueteando con las puntas de mi cabello el cual ya estaba creciendo rápidamente.

--No hay problema. –Contestó desde la otra línea. –Si quieres nos podemos pasar hoy por su tienda. Mi turno de consultas acaba hoy más pronto de lo habitual así que tengo tiempo de sobra de ir a Nueva York y acompañarte.

--¿En serio? –Pregunté ilusionada. –De acuerdo, nada más pises Nueva York me llamas.

--De acuerdo, chica ansiosa. –Se burló de mí.

--Adiós psicólogo desquiciado. –Le devolví la broma y colgué el teléfono móvil.

Cuando volví a guardarme el teléfono en uno de mis bolsillos miré a James.

James había formado una línea recta con sus labios y su semblante era bastante más serio que hace unos minutos.

--¿Quién es Isaac? –Preguntó intentando parecer poco curioso.

--Mi psicólogo, pero también es mi amigo. –Me sinceré.

Desde que salí del hospital, y aunque nos encontráramos en ciudades diferentes, no había perdido el contacto con Isaac en ningún momento. El último día que pasé en el hospital, vino a mi habitación con mucho nerviosismo y me preguntó educadamente si era tan amable de darle mi número de teléfono. Yo, por supuesto que se lo di sin dudarlo. Él fue a persona que más me ayudó a superar todos mis problemas.

--¿Y qué es eso de los tatuajes y piercings? –Preguntó juntando sus cejas.

Me di cuenta de cómo era invierno mis tatuajes no eran visibles para la gente así que me quité el abrigo y me bajé un poco el cuello de mi camisa y me arremangué las mangas de esta para dejar expuestos los tatuajes que me había hecho 1 semana atrás.

Siempre me habían gustado los tatuajes en mujeres y una parte de mi cabeza me pedía a gritos que me hiciese uno. Como Isaac y yo no teníamos muchos secretos entre nosotros le confesé mi gusto por los tatuajes y piercings y él, encantado de la vida, me pasó la dirección de uno de sus amigos el cual hacía unos tatuajes preciosos.

Le pedí a Isaac que me acompañara a hacérmelos dado que estaba muy nerviosa y también porque nadie quiso acompañarme. Se lo pregunté a Marco pero se negó, él era un chico que odiaba la tinta en la piel humana.

Al finalizar el proyecto, me cubrí ambos brazos y parte de mi cuello y pecho con tatuajes de color negro. Algunos significaban mucho para mí y otros me los hice por pura estética, nada más.

PuedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora