Inicio de la pesadilla

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Otro año más de escuela, otro año más de tortura, otro año más de estrés. Pero se suponía, o pensaba yo, que también iba a ser otro año más de buenos momentos, de más risas y felicidades compartidas con mis amigas. Pero… ¿qué te digo? No fue como yo pensaba, de hecho, fue todo lo contrario. Menos unión, mas contienda.

Todo iba bien al principio de año, amigas todas y todo era felicidad y dulzura. Hasta que llego ella, la nueva. No me pareció mal al principio, y quizás no era mala tampoco, pero lo que hizo simplemente me obligo a odiarla. Claro que no fue el único conflicto, también llego “el amor” a una de nosotras, y quien iba a decir que algo “lindo”, como se espera que sea el amor, iba a ser uno de los factores que provocarían tremendo desastre.

Al principio pensé y todo en adoptarla en nuestro grupo, y luego de que no funciono, igual no paso nada, porque ella tenía amigas y yo también. Pero después ella se entrometió, quiso lo mío, lo busco y lo encontró.

Mi mejor amiga, no, mi ex mejor amiga. Ella, la amaba tanto, no, aún la amo a pesar de todo, espera… ¿realmente?

El punto es que ella la busco para hacerla su amiga, y como creo que ya mencione, soy muy celosa, ¡Dios mío! No me imagino con un novio.

Cuando llegaba al colegio en la mañana, notaba como hablaban, lo notaba al descanso, lo notaba a la salida, y ¡hasta fuera del colegio! Era un asco total, quise e intente controlarme al principio, pero luego ya no pude, y la busque para hablar.

- Oye.

-Hola

- ¿Qué pasa con ella?

- Oh, ella, es agradable. Puede ser una buena amiga.

- ¿Entonces me cambiarás?

- ¿Qué? ¡No! Nunca.

- Si, si lo harás.

- No, yo te amo.

- No, no lo haces.

Frialdad pura. Y  entonces, seguimos hablando, o discutiendo. Como se le diga a eso. Intenté que todo siguiera normal, pero… era difícil ya que las veía todos los días hablando, más que conmigo, y ella me decía algo, pero luego hacia otra cosa, y créeme, no es fácil así.

Así que decidí rendirme. Si. Se la regale, le regale mi “mejor amiga” a la nueva. Los aproximadamente 2 años de amistad, se los regale a una extraña, a los que mi mejor amiga ya se los había ofrecido. Esa niña se ganó a mi mejor amiga en menos de un año. No luche mas ¿para qué perder el tiempo luchando por algo que ya está perdido?  <¡No vale la pena!>  Me alentó mi orgullo.

Mis celos provocaron todo eso, y pues así empezó todo. Así empezó todo a irse a la mierda.

Después conocí a alguien, una amiga que me hizo sentir que había personas mejores. Sophia. Ella me llenaba tanto que deje de pensar en el dolor que me dejo “terminar” las cosas con mi mejor amiga. Entonces pasaba el tiempo con ella, le contaba a mi mejor amigo de ella, y le contaba a todo el mundo de ella. De lo buena persona que era ella, de la confianza que me daba, y de lo bien que la pasaba con ella, de la forma en que ella me ayudaba a hacerme sentir mejor cuando más lo necesitaba, de la manera en que me entendía y se preocupaba por mí.

Pero luego paso algo más, el, mi mejor amigo. Uno de los pocos que me hacían sentir completa. Pasaron muchas cosas de las que ahora no quiero hablar, y entonces yo no le pude seguir hablando, le dije que me dejará y él lo entendió. Muchas veces ya lo había hecho, pero el parecía que supiera que yo lo necesitaba y volvía a mí, menos mal, porque por mi parte, nunca lo hubiese buscado y todo se hubiera acabado mucho antes.

- No me quiero sentir una perra- le dije.

- ¿Por qué lo dices?

- Me confunde con el asco de novia que tienes.

- Lo lamento. ¿Te sientes incomoda?

- Si, mucho.

- ¿Te doy un tiempo?

- Si, es lo mejor.

Pero lo que ni él ni yo sabíamos era que ese ‘tiempo’ iba a ser muy largo.

Y entonces ya iban dos, dos que no estaban a mi lado. A ninguno seguí, a ninguno le rogué. Básicamente yo los alejé de mí ¿Por qué? Por mi ira convertida en celos, y mi orgullo. Eran meses ya sin ellos, y mi orgullo aún intacto.

Yo los podía ver cada día a ambos,  a ella en el colegio y a él justo frente de mi casa. Podía ver cuando Tiffany (Mi “mejor amiga”) se sentaba junto a ‘la nueva’  y charlaban toda la clase. Moría de celos. Podía ver como salían juntas al descanso, y como compartían sus cosas. Entonces comencé a sentirme extraña, tenía tanta rabia y tristeza al mismo tiempo, que realmente no sabía lo que sentía, siempre andaba como en otro lugar.

También, para mi desgracia, podía verlo a él siempre. Cuando salía de su casa, cuando de nuevo llegaba, cuando iba para el colegio, cuando se sentada en la acera. Podía escuchar la música que ponía, podía ver quien estaba en su casa, podía escucharlo gritar nombres de personas en la calle, escuchaba cuando se carcajeaba y podía ver prácticamente todo lo que hacía desde la ventana de mi habitación. A veces, me daban ganas de parármele en frente y decirle <Dylan. Te extraño mucho. Por favor vuelve. Te amo>  pero después pensé en lo realmente patética que me vería haciendo eso, y en como eso afectaría mi orgullo, y entonces no lo hice.

MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora