Aún no despierto

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Pero la pesadilla aún no acababa, yo aún no despertaba, y parece que no despertaría nunca. Ellos no iban a ser los únicos que se iban, o yo echaba, o no sé, o mejor no quiero saber.

Serian mas, mas “amigos” que ya no estarían para mí.  Yo tenía otra amiga, con la que empecé a entenderme mucho desde que las cosas apenas empezaban a cambiar entre mi mejor amiga y yo. Entonces nuestro lazo amistoso se volvió más fuerte, éramos ella y yo, yo y ella. Mi confianza estaba en ella y la suya en mí. Pero cometí un error, charle feo con ella, una broma pesada,  y prefiero no perder tiempo contándola. El punto es que se enojó, y yo me enojé. Pero luego me arrepentí y creo que fue una de las pocas veces en mi vida que le pedí perdón a una persona, pero no me disculpo. Y entonces me prometí no volver si quiera a intentarlo.

Y entonces fue una más. Otra que también se iba. Y yo sé que no era tanto por lo que hice, sino que ella quería irse desde antes, pero no tenía el valor, pero como vio la oportunidad  la uso como excusa para dejarme.   

No sé si lo había mencionada, pero una de las razones por las que a veces era, o soy dura, es porque tengo miedo, mucho miedo, ¡a todo! Solo espero que algún día no me importe realmente nada y ya no tema, y entonces sea un completo ser desalmado. No sé porque deseo eso, pero es lo que pienso ahora, pero no sé si pienso claramente. Ni ahora, ni si alguna vez.

Volviendo al tema, en la lista ya van 3. Pero a pesar de la tristeza aún me sentía lo suficientemente fuerte para sobrevivir, aún tenía creo que a 2 personas. Ahora que los cuento, son pocos, o eran pocos.

Yo aún creía y tenía la mentalidad de chica fuerte, que nadie me faltaba, y podría ser cierto, pero luego el proceso siguió, el número aumento.

Fue ahí cuando más la necesitaba, que empecé a discutir con ella. Y no es un secreto que lo que influyo en eso, o mejor que lo comenzó todo fueron mis patéticos celos de mierda. Me di cuenta de que Sophia estaba hablando con otra ‘amiga’ mía. Y no se la razón de mis celos, creo que fue porque ella en serio me importaba y viendo que era una de las únicas… ¿Dos?, que me quedaban entonces fue peor aún el miedo a perderla. Creo que no era el hecho de que una amiga mía le hablara a otra amiga lo que me provocaba celos, creo que era por las personas, si hubieran sido otras amigas no me hubiese importado tanto, pero como Shopia me importaba tanto, y yo se que la otra comenzó a ‘buscar el lado’ solo porque yo hablaba muy bien de ella. Era obvio que solo la quiera para ella porque yo la había tenido primero. Ella me la quería quitar, fingía ser lo que no era, y solo porque era mi amiga y quería tenerla ella también, estaba siendo quien nunca fue solo para agradarle. Eso me enfureció. Que bueno que ellas encajaban ‘perfectamente’ y si yo me iba ninguna me iba a extrañar. Al principio no le dije nada, pero demostré antipatía, demostré que algo pasaba, y por más que tratara yo no lo podía disimular. Entonces se lo dije.

- No son celos, es miedo. –le confesé.

- Pero ¿por qué? – Me preguntó.

- Miedo a perderte, eres casi lo único que me queda.

- ¿Es por qué le hablo a ella?

- No. –Metí.

- Si lo es ¿verdad?

-Sí. –Confesé.

- No me perderás, siempre estaré contigo.

- Pero yo no siento eso. Sé que me dejaras… como todos.

- No será así. Enserio.

-  Entonces déjala. –Insistí.

- No me pongas a decidir, no puedo dejar a ninguna de las dos. Yo encajo muy bien con ella y a ti te quiero mucho.

Ahora resultaba que encajaban muy bien en tan solo una semana que llevaban de conocerse, en comparación con dos años que levábamos nosotras. Dicen que lo que importa no es el tiempo sino los momentos, pero ellas nunca se habían visto, solo charlaban por mensajes.

- Entonces veté.  –Le dije finalmente.

Obviamente no quería que se fuera, no quería que pasara lo mismo que con los demás, pero ¿qué más podía hacer yo? Si la rabia ya me estaba dominado y entonces creo que no me importo nada, pero luego si, y ahí actuó el orgullo, y yo nada pude hacer.

Ella se sumo también a las lista, ya me quedaba una. Y yo no quería que también se fuera. Yo quería que se quedara, si lo intentábamos podríamos sustentarnos las dos. Podríamos ser como en las películas, cuando son solo dos únicas amigas que no depende de más que de ellas, y son felices juntas. Así, esa era mi esperanza.

Para mi desgracia, ella, la última que me quedaba, me dio un golpe desastroso.  Pero no fue su golpe, fue el golpe del miserable destino que estaba preparado para ambas. Se fue, pero no como los demás, ella no tuvo la culpa y si volviera mi la recibiría, pero solo a ella. Si solo pudiera volver, claro. Pero yo sé que no pasará.

- Eres la única que me queda, seguirás conmigo, ¿verdad?

- Claro que sí.

- ¿Por la garrita?

- Por la garrita.

Y lo prometimos. Y todo iba bien. Pero después cambio todo. Cuando yo ya me sentía confiada.

- No importa que todos te dejen, piensa en mí cuando te sientas sola, yo estaré contigo. Tan solo no confíes en nadie, nadie es quien dice ser. No te aferres a nadie, porque todos se irán. Solo véngate de esos desgraciados, por mí…  Te amo-. Eso fue lo último que me dijo mi última amiga, la única que estuvo conmigo para siempre… porque fue hasta que se le acabo la vida, Geraldine. Y se fue. Yo no paré de llorar en todas las siguientes noches y de pensar en lo que me dijo antes de morir, de lo que me dijo sobre las personas y lo que me dijo que hiciera. Y ya no era lo mismo la vida.

A veces recuerdo los buenos momentos, y me sorprende el cambio, o ni tanto. Porque todo es mi culpa. Aunque últimamente mis “enemigos” que hacen parte de mí en realidad, me han dicho otras cosas.  “Ellos tuvieron la culpa, ellos se encargaron de arruinarlo todo. No tienes porque rogarles” -Orgullo.  “Te provocaron” -Ira. “¿Cómo se atrevieron a despertarme?”-Celos.

Creo que debo darme un tiempo para pensar en qué hacer, aunque no creo ser capaz de pensar, y si pienso sé que no pensaré nada bueno.

MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora