Reencuentros

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La semana siguiente era puente, por lo que no teníamos colegio. El viernes estuvimos repartiéndonos las partes del trabajo para que cada uno hiciera una en su casa y así lo lleváramos adelantado para la siguiente semana después del puente. 

A Lara, a Marta y a mí nos tocó pensar la idea para el cuadro y hacer un pequeño boceto. Cada una haría uno diferente y ya votaríamos cuál sería el que pintáramos definitivamente. 

Era Sábado y mi madre me informó de que me iba a ir a Sevilla con mi tía, ya que mis padres tenían un viaje de negocios y mi hermano mayor una convivencia. 

Hice la maleta para pasar el puente entero con mi tía. Metí ropa arreglada, ya que mi tía vive en un barrio de Sevilla bastante pijo y allí siempre van muy arreglados. 

Esa misma tarde mis padres me llevaron a la casa de mi tía Carmen. 

Cuando llegué me instalé en la habitación de invitados, y me puse a jugar con mis primas chicas.

Por la noche fuimos a comer a un restaurante que no estaba muy lejos de la casa.

Cuando llegamos al restaurante, noté que alguien nos estaba mirando, pero no me atreví a mirar, por si era una equivocación o alguien con la que no me quería encontrar.

Nos sentamos en la mesa, y pasados unos cinco minutos, mi móvil empezó a sonar. Me estaba llamando Manuel, un amigo que había conocido ese mismo año en el conservatorio de música. Al principio me extrañé, porque no solía llamarme, sólo hablábamos por WhatsApp, pero le atendí la llamada.

-Hola Manuel, ¿qué pasa?- Pregunté.

-Nada, te he visto entrar en el mismo restaurante que yo, te estaba mirando y me has ignorado, conociéndote, no querrías mirar, así que he decidido llamarte y decirte que estoy aquí.- Dijo Manuel.

-Ahh, eras tú el que me estaba mirando, bueno ahora nos vemos. -Dije yo colgando el teléfono.

-¿Quién era?- Preguntó mi tía.

-Un amigo del conservatorio, que me ha visto entrando en el restaurante y yo no lo sabía, y me ha llamado para que nos veamos ahora.- Le dije.

-Vale, si quieres ve a verlo y ahora nos lo presentas, pero antes, ¿qué quieres de beber? para pedírtelo cuando venga el camarero.- Me preguntó mi tía.

- Quiero un 7up.-Dije.

En cuanto dije esto, me levanté para ir a ver a Manuel. 

Cuando iba hacia su mesa, me lo encontré por el camino. Cuando me di cuenta de que era él, le abracé como no había abrazo a nadie antes. Este abrazo duró unos minutos y finalmente terminamos y nos dirigimos hacia dentro del bar, onde estaba mi mesa.

Una vez en a mesa, le presenté a Manuel a mi tía y a mi tío. Nos sentamos y empezamos ha hablar un buena rato hasta que Manuel se dió cuenta de que tenía que ir a comer con su familia.

-Es muy majo tu amigo- Me dijo mi tía.

-Sí, es muy divertido y está muy loco, como yo.- Dije riendo.

-Es un buen chaval- Dijo mi tío dándole el visto bueno.

Mi tío era esencial para mí, todo lo que hacía tenía que estar aprobado por mis padres y por mi tío, ya que desde que nací ha sido mi segundo padre, mientras mis padres estaba  de viaje, era él el que me cuidaba y también a mi hermano. Confío muchísimo en él.

Cuando terminamos de comer, llamé a Manuel para preguntarle si podíamos quedar y dar una vuelta, y que me enseñara el barrio, ya que él también vivía en aquel barrio.

 Unos diez minutos más tarde, el timbre de la casa de mi tía sonó.

-Yo voy, vienen a recogerme.- Dije en un grito.

Abrí la puerta y, efectivamente, era Manuel.  Le dí dos besos y me despedí de mi tía.

Una vez en la calle empezamos a andar por el barrio y contándonos cosas.

Cuando te enamoras sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora