Sale la luz

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Tras quedarse observando a la joven Ereo se levantó dispuesto a cocinar el desayuno. Era una oportunidad perfecta para complacerla un poco. Se sentía henchido de vitalidad y cada poro de su piel iiradiaba felicidad.

Se disponía a freír unos huevos cuando pensó en su estado: La sensación que recorría su ser era extraña y desconocida para él, todavía recordaba el tacto de la mano de Telam con la suya y todavía recordaba los confortable que era.

Pero todo esto era demasiado bueno. En el psiquiatra le habían enseñado a no acostumbrarse a lo alegre, le habían afirmado que se terminaba pronto y es que nunca nadie, en todos esos años de ingresado, le había ofrecido una amistad como aquella. Dentro de aquel lugar solo había recibido odio y restricciones que le habían hecho sentir miedo y furia de todo lo que le rodeaba .

Así es, él nunca iba a poder ser feliz... O eso era lo que el muchacho creía.

De este modo sus manos empezaron a temblar por los nervios de imaginar un mundo sin aquellos sentimientos, al imaginar un mundo sin esa pequeña esperanza que irradiaba la persoan del cuarto de al lado.

No quería perderla, no podía perderla, a ellla no.

Soltó la sarten y el sonoro estruendo contra el suelo le hizo perder lo poco que le quedaba de cordura. Era un ataque.

Se llevó las manos a la cabeza y se agachó aterrado, las voces de sus padres no dejaban de atormentarle y el recuerdo de su traición le atenazaba de nuevo. Necesitaba encontrar sus pastillas antes de que Telam se despertara y lo viera así, debía darse prisa, debía...

-Ereo?

Pero él ya no la escuchaba, ni a ella ni a nadie. Solo tenía oídos para el latido desbocado de su corazón y los miedos de su cabeza que emitían ecos estridentes que no le dejaban centrarse en su luz. En ella.

-Déjame!

-Qué dices ? Ereo, estoy aquí...

-Nadie...- balbuceó el chico más para sí mismo que para ella. - nadie está conmigo, estoy solo, déjame en mi soledad!!- gritó.

-No, no... yo no te voy a abandonar okay?

-Tú eres un fantasma, eres demasiado dulce para ser real! Mira la que he liado y aún así no me culpas de nada!!

Telam le observó anonadada y luego le dio la espalda aunque todavía estaba a su lado.

-Ereo... no te escondas en la soledad...Mira- dijo señalando al horizonte que se escondía tras la vista de la ventanal- el Sol seguirá apareciendo y desapareciendo aunque tú no lo quieras.

-Qué quieres decir con eso?

-El tiempo pasará, no te va a esperar el Sol a que seas feliz. Por eso debes serlo desde ya y eso implica abandonar esa soledad.

Ahora el chico sí que miró hacia la dirección que señalaba la chica y pudo ver un punto rojizo que ascendía por una colina y que colmaba ese cielo azul de hermosos naranjas y amarillos.

Agachó la cabeza y suspiró, no podía quitarle la razón.


A continuación sacó la pastilla de ataques psicóticos y la tomó de un trago.

-Qué es eso?

-Algo que impide que me den ataques-- dijo Ereo con su fresca sonrisa ensayada tantas veces en el hospital y que ahora parecía salir por sí misma sin la necesidad de meditarla.

-Estás deprimido acaso?

-No

-Entonces... por qué las tomas? Qué te ocurre?

-Nada, ahora que el Sol ha salido por fin en mi vida no me ocurre nada- y dicho esto volvió la vista a la luz que se abría paso entre las nubes y no pudo evitar imaginarla a ella.

Locamente hechizado por tu cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora