Mukuro y Nagi

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Sawada Karen

Fecha: Hace un año.

Llamada perdida 15:37

Mensaje pendiente 15:55

27, tendrás que encargarte de Rokudo Mukuro, está en busca del Décimo Vongola, tienes que evitarlo. Sé que triunfarás en tu misión.

Chrome Dokuro, será importante en el futuro, pueden usarla para negociar, busca como conectarlos o encontrarlos al mismo tiempo, sus padres valen mucho dinero.

Adjunto foto del criminal que escapo de Vindicare y la persona a usarse de rehén. Ignoro porque están juntos.
No olvides borrar este mensaje o destruir el celular, en caso de no tener opción.

P.D: Hazte amigo de un tal Irie Shoichi, los Bovino lo quieren, puedes pedir dinero por encontrarlo.
No sé cuándo sucederá esto, te deseo suerte.
Te pagarán al cumplir la misión.

Ahora me tocaba la parte "fácil" del trabajo, reconocer sus versiones de 10 años en el pasado

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Ahora me tocaba la parte "fácil" del trabajo, reconocer sus versiones de 10 años en el pasado.

Que era donde exactamente nos encontrábamos. Más bien donde yo me encontraba.

Las versiones del maldito pasado eran lo peor.

No, Karen era la peor, no sé cómo consigue saber quiénes somos 10 años en el futuro, pero no en la actualidad, al menos mi actualidad.

Lo único que pude hacer, es eliminar toda evidencia.

Formatee el celular, lo apague... finalmente, lo regresé a su escondite.

La habitación de mi madre era un lugar al que no regresaría a menos que fuera una emergencia.

-Mamá, ¿esta Reborn en la casa?

-Él salió, Tsu-kun - observé a mi madre soltar el cuchillo con enojo - dijo que llegaría mañana, salió con Bianchi.

Nana podía dar miedo cuando estaba enojada, era demasiado letal como para detenerla.

-¡Estoy harta de cocinar! ¡Los quiero fuera de mi casa!

Las lágrimas empezaron a acumularse en los ojos de mi madre, solo pude acercarme y abrazarla con todo el cariño que un hijo le podría dar.

-No es verdad, ellos te agradan...

-Lo sé, me gusta cocinar para ellos, ¿sabes? nos estamos quedando sin dinero, tenemos que comer soumen seguido ¡Ni siquiera me gusta!

Eso explicaba el soumen que me hacía comer casi a diario. Aunque Reborn no parecía sospechar, ya era demasiado para que Nana lo manejara sola...

Bien que lo sabía, los dos estábamos llegando a nuestro límite.

Los límites de nuestra actuación, nuestro miedo de volver a la mafia, de volver a ser heridos, de perdernos en el camino.

Sawada Tsunayoshi/ Wattys 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora