Capítulo 3

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Tras ese día (en el que no lo admitiría nunca que me lo pasé muy bien) volví a mi rutina de ermitaño habitual. Me despertaba (a regañadientes), desayunaba (en cantidades extremas), me duchaba (con parsimonia), me vestía con cualquier chándal (menos mal que podía ir cómo me daba la gana) y me iba a trabajar.
Trabajaba en una especie de estudio de artistas, se le ocurrió a Mimi al poco de conocernos, ella es bailarina y trabaja dando clases a adolescentes en una asociación de vecinos pequeñita.
Pero ella siempre ha sabido crecer y me propuso juntar a personas con distintas modalidades artísticas, que se pudiesen combinar (o no) y tener un sitio donde reunirse, trabajar cada uno en lo suyo, retroalimentarse, ayudarse, y tomar café.
Me pareció una idea estupenda, e inmediatamente me uní al proyecto. Como éramos los fundadores todos se empeñaban en tratarnos como sus jefes, consultándonos cosas o pidiéndonos permiso para X o para Y. Al principio nos esforzábamos por explicar que no era esa la dinámica que queríamos para el estudio, pero tras investigar sobre las diferentes actividades que realizaban u organizaban sus compañeros, fueron descubriendo que les gustaba supervisar los proyectos y aportar su granito de arena.
Pero nunca imponían su criterio, como decía Alfred éramos unos jefes de puta madre.
No sé si sería para tanto.
-¡Qué jodido calor Maricón!- soltó Mimi dejando con poco cuidado el bolso en su escritorio extremadamente desordenado, yo le había suplicado cien veces que me dejase arreglarlo pero, ella siempre decía que sabía exactamente dónde tenía las cosas y que si se las tocaba ya no encontraría una mierda.
-Y que lo digas.- musité yo, concentrado en retocar una de las fotos de la última sesión que hice, ese reflejo me estaba llevando por el camino de la amargura.
Me subí las gafas exasperado, ya no sabía ni si le gustaba. Resopló y se acercó a la pantalla en un intento de cambiar de perspectiva.
Ella apoyó las manos en mis hombros y me dijo:
-Esa foto es muy buena lobito, deja de torturarte que no tiene que ser perfecta.-
Suspiré, tenía razón. Guardé los cambios y pasé a la siguiente bajo la atenta mirada de Mimi.- Guau, esta me gusta todavía más.
-Bueno, tenía un buen día...-contesté yo tímidamente.
-No, eres bueno.- dijo dándome un besito en la cabeza. Sonreí un poquito, es que es un solete.
Se sentó pesadamente en su silla con los pies en la mesa, le eché una mirada enfadada. Ella se limitó a rodar los ojos mientras se acomodaba más.
La puerta se abrió de nuevo, suavemente, y una persona se asomó tímidamente a la puerta.
-Hola...-una voz susurrada flotó por la habitación, me pareció que la conocía de algo pero estaba muy concentrado en mi tarea y me limité a gruñir una respuesta, recolocándome las gafas.- Amaia me dijo que me pasase a preguntar para organizar un grupo de baile para un concierto.
Ese acento... Levanté la vista confundido, de qué me suena este tío. No conseguía verle la cara.
Mi amiga saltó al instante;
-No sé si te acordarás de mí, soy Mimi, la misma que viste y calza. Y te digo desde ya que sí, me encantan los conciertos y sólo con verte el otro día ya sabía qué tipo de bailarines te pegan. Porque supongo que tú eres el cantante principal.- dijo de golpe repasando al chaval con la mirada, no lo voy a negar yo también le estaba echando el ojo al chico sobre todo a su culo, no lo siento soy humano.
Él se rió, con una risa cantarina.
- Dios, trabajando eres tal cual te describió Aitana. Has acertado en todo, por supuesto que me acuerdo de ti.
Me quedé incluso más pálido, era el canario de mirada intensa. Los ojos que se había esforzado en olvidar, aunque era imposible.
¿Podéis hormonas dejar mi cerebro? Gracias.
Se me cayó el boli del susto, eso hizo que el canario se girase y md reconociese al instante. Creo que adquirí un nuevo tono de rojo pasión.
A Mimi que no se le pasa una, observaba la situación divertida. Yo sonrojado a punto de soltar humo por las orejas y el nuevo cliente sonriendo tímidamente, a la vez que sus ojos le taladraban con interés.
-Ho-hola- me atreví a decir primero.
-Hola Raoul, esperaba verte de nuevo.-me dijo con una media sonrisa.- No sabía que trabajabas aquí.
Hice un gesto con los hombros y me volví a centrar en el trabajo.
Vi a Mimi por detrás con una expresión de sorpresa y emoción, con una ceja levantada. Podía ver como sacaba conclusiones a una velocidad alarmante, conclusiones que no eran verdad, desgraciadamente.
-Bueno, Agoney. Cuéntame un poco de qué va la cosa, estilo de música, canciones, qué tienes pensado.- Sacó un formulario, que habían ideado entre los dos, de entre por lo menos 100 papeles. Iba a ser verdad que sabía dónde tenía las cosas.- Oye, y si quieres fotos aquí mi compi es un fotógrafo de puta madre, tendría que enseñarte los reportajes de música que ha hecho. Preciosas, para hacer marketing van genial.
Asomé los ojos por encima del ordenador, los dos estaban mirándome fijamente.
-No sé si podría hacerlo. Estoy muy ocupado.
-¡Pero si todavía no dije cuándo será! -dijo quejándose el chaval, divertido.
-Bueno, es que no lo sé.-intenté sonar ligeramente borde, pero no lo conseguí. Se quedó en un quejido de niño pequeño.
-Vale, pues dame datos y tu teléfono, esto último no es solo por ámbito profesional que me caiste muy bien el otro día. Y si Aitana y Amaia te han mandado aquí es que eres un tio guay. -se levantó poniéndose las gafas de sol.- Vamos a una terraza a tomar algo y me cuentas, que éste cuando edita se pone un poco susceptible.
Resoplé. Oí como susurraba <<en realidad siempre está susceptible, yo creo que necesita desestresarse tú ya me entiendes>>. Le lancé el boli en un intento de que se callase, sólo hice que reforzar su teoría. El moreno me miró y se rió con ganas.
-Bueno Raoulillo piénsate lo de las fotos, que pocas veces tienes oportunidad de retratar una cara así.
Agoney se despidió de él con la mano, yo le respondí intentando mostrar indiferencia. Fallé estrepitosamente.

Siento haber tardado tanto en publicar, es que estoy llevando un ritmo de vida poco sano y no me da la vida pa' tanto.
¡Muchas gracias por leer!
Sé que puede parecer que va un poco lenta pero quiero que sea una historia de detalles y que no se precipite.
He pensado en hacer capítulos de más adelante (como la introducción) ¿qué pensáis? ¿Flashforwards o la historia tal cual va?
Muchas gracias flores de colores.
P.D: Se viene.

A través del objetivo - RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora