princesa

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Completamente perdido dentro de su propia armadura, flotando en un vacío dentro de si mismo. Aún sus pies se movían, uno delante del otro y otro más.
El laberinto, otra vez lo sorprendió con una escena de incalculable malicia.
En frente de el y a poco menos de 3 metros, estaba ella, la princesa que no quiere serlo, completamente desnuda, pero sumergida casi completamente en aguas negras; sólo su nariz y ojos tristes se podían ver por sobre el agua.
Sólo 8 pasos bastaban para que el caballero llegara a ella y pudiera, de forma aún ignorada por el mismo ayudarla.
Olvido su armadura oxidada y bajó los escalones de piedra uno a uno, pero al tercer escalón pudo notar como el agua subía por su propio peso, casi y le tocaba la nariz a la princesa. Los ojos de ella le suplicaban ayuda a gritos. Los ojos de el mostraban tristeza y su intención de ayudar. Bajo dos escalones más y el agua le tapó la nariz a ella, se apresuró a seguir bajando sin comprender que su mismo óxido, estaba envenenando lentamente el agua. llego a ella, pero el metal y el óxido cubrían todo su cuerpo; no pudo más que buscar a tientas la razón por la que ella era prisionera, a cada toque causaba más y más heridas en ella.
Ahora ambos estaban bajo el agua flotando casi inmortalizados, cuando el caballero de la armadura oxidada retrocedió en busca de oxígeno subió los 8 pasos y, una vez arriba se dejó caer en la piedra dejando que el agua se filtrara por los agujeros dentro de su armadura.
Incapaz de mover un músculo se quedó ahí, donde perfectamente podía ver a la princesa que nunca quiso serlo, mirandolo con furia pues las heridas que abrió en ella ardían al contacto del agua, que ahora estaba más oscura y turbia. y no importaba con que nobles intenciones haya el caballero actuado, la lastimó y a si mismo por no pensar, por olvidar que tenía puesta su armadura.
El agua lentamente se filtraba y casi al instante la armadura se oxido más.
Y una vez más el caballero oxidado se perdió dentro de su armadura.
Y los días sólo siguieron su curso natural.

el caballero y el laberinto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora