el caballero y el laberinto

bóveda

Un paso delante del otro y, el caballero que ahora sólo tenía el yelmo oxidado y un agujero en el pecho, se abría paso a través de él laberinto. Luego de dar vuelta a la derecha o quizá a la izquierda, no importaba ya, se encontró con dos bóvedas de piedra y metal una con una puerta abierta y vacía, y la otra con tan sólo una ranura rectangular casi a la altura de sus ojos. Se asomó y desde dentro recibió una mirada fría y penetrante de vuelta, Ahí había alguien. Un hombre o un adolescente o quizá un niño asustado.
Luego de que el escrutinio mutuo terminará la persona dentro de la bóveda dijo de manera acusadora -iluso así, sin protección te vas a lastimar, y lo que es aún peor te van a lastimar-
Casi instintivamente se tocó el agujero en el pecho y sintió como la pus caía de las heridas en su cuerpo.
Gruño un poco y volvió a mirar al ser dentro de la bóveda y vio que en el también había heridas, quizá más que las que el caballero tenía quizá menos, pero estar dentro de esa bóveda también significaba estar quieto y por esto también se estaba consumiendo. Dejó de mirar y observo el laberinto y la otra bóveda, y decidió que quería seguir caminado, aún si esto era salir lastimado, después de todo tenía su espada de madera y su Yelmo aunque este oxidado y esto para el era suficiente, ya se encargará el laberinto en desmentirlo.
Por ahora sólo le importaba poner un pie delante de otro y seguir avanzando...