CAPÍTULO 8

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Cap. 8

Loren condujo con precaución hacia la cabaña; la luz del porche estaba encendida, pero ella no le prestó atención a eso; usó la llave que le había dado Paul al comienzo, e ingresó sin problemas. Encendió las luces del salón y luego de respirar profundo inundada por los recuerdos; ingresó a la habitación que Paul ocupaba.

- te tardaste – escuchó la voz de Paul a su espalda, pero cuando se fue a volver, las manos del hombre, se cerraron en torno su cuerpo, tomando de inmediato sus pechos y apretando suavemente – te dije lo que haría en cuanto te viera; no suelo hablar por hablar

- ¡Paul! ¡llegaste antes!

- eso parece – dijo él besándole el cuello

- ¡me mentiste!

- no lo hice; solo te oculté información con el ánimo de darte una sorpresa. Deseaba tanto estar a tu lado, que no quise esperar hasta mañana

- es maravilloso que estés aquí – dijo ella y finalmente se pudo volver entre los brazos de Paul, envolviéndole luego el cuello con sus manos, dispuesta a disfrutar de él nuevamente

- más maravilloso es que tú, ya estés aquí...

Y ya no la dejó responder más, se apoderó de sus labios, mientras la empujaba hacia la cama, y sus manos, que parecían tener vida propia, la despojaban de su ropa con premura, dejándola luego por un corto tiempo, mientras él quedaba libre de su vestimenta. Paul la vio por un momento, pensando una vez más en que su chica se parecía un poco a su prima; pero luego desechó la idea, diciéndose, que el parecido era tan insignificante, que no se podían ni comparar, ni confundir; en particular porque él sabía que a una persona, no la hacia solo su físico, sino también su personalidad, sus sentimientos; y en eso, si que había un abismo insalvable de diferencia entre Loren y la otra mujer.

Desechó los pensamientos que lo distraían de su placentero propósito, y se concentró en disfrutar del cuerpo, los besos y las caricias de Loren, haciendo que los dos se perdieran pronto tras el increíble clímax que con su pasión provocaron.

Algo más tarde, mientras permanecían abrazados, después de hacer el amor por segunda vez, Paul decidió confesarle que él no trabajaría en el caso de su familia

- créeme que me hubiese gustado ayudar – explicó él después de decirlo

- no es tu culpa; además, ya ayudaste bastante; todo el estudio que se hizo del caso los días anteriores, es muy completo y útil para quienes se hagan cargo. Te estoy muy agradecida

- no hay razón para agradecer, ya que haber venido a hacer ese informe, es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. – luego de besarla complacido, agregó con respecto a las palabras de Loren – tal vez para ti ya hice mucho; pero hay algo que no estás viendo; te dieron vacaciones y yo debo regresar a Filadelfia; conseguí cuatro, tal vez cinco días para estar contigo. Pero eso no será suficiente

- ¿quieres... quieres que nos sigamos viendo?

- es claro que sí; ¿Por qué lo preguntas? ¿acaso tú...?

- también quiero seguir viéndote; no me quedaré aquí; tengo una pequeña casa en las afueras de Filadelfia; puedes verme en mi casa las veces que quieras

- ya veremos – él solo quería saber que ella también regresaría a Filadelfia de inmediato; lugares para verse, realmente habían muchos – me agrada que regreses; de hecho, odio la idea de pasar muchos días sin verte; pero ¿no ayudarás a tu familia?

- por supuesto que sí; puedo hacerlo desde Filadelfia y regresar aquí, cuando sea necesario

- bien; aclarado eso, podemos volver a asuntos mucho más entretenidos ¿no estás de acuerdo?

LO QUE ME HA HECHO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora