Zaiza

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- ¡Felicidades Zaiza!, hemos aceptado que te presentes a la prueba para obtener la máxima categoría como cazadora.

Zaiza se quedó tranquila sin demostrar ninguna emoción, aunque realmente hacía mucho tiempo que estaba esperando por eso, su hermoso rostro estaba inescrutable como de costumbre, cosa que aprendió desde niña con el constante entretenimiento a que siempre fue sometida.

- Pero...- continuó diciendo el General Hak- tu prueba será algo atípica.

- ¿A qué se refiere señor? - dijo por fin ella.

- Pues verás, consideramos que no hay mejor forma de probar las habilidades de un cazador que en la práctica...

Hiso una breve pausa.

-Comprendo, -respondió ella- ¿a qué demonio desea que capture?

Hak sonrió.

- Usted siempre tan directa Zaiza-san, pues debo decir que esta será una misión peligrosa, algo en lo que muchos han fallado y probablemente solo usted pueda lograr dada sus...habilidades -Zaiza esperó en silencio a que el general continuara- De seguro has escuchado hablar de este demonio que ha estado haciendo de las suyas desde hace siglos, su nombre es...Sebastian Michaelis -los verdes ojos de Zaiza antes inexpresivos parecieron brillar - ¿lo conoce usted?

- No general, pero he escuchado mucho sobre él y sus fechorías.

Lo cual era cierto, prácticamente había crecido escuchando sobre este terrible demonio, las innumerables historias hablaban de lo poderoso, astuto y frío de su personalidad, que tenía la ventaja de ser "irresistiblemente apuesto", o al menos así lo describían. Zaiza siempre se había preguntado si en verdad sería tan irresistible y audaz este demonio y si ella podría capturarlo, de cualquier forma, ella no caería ante sus encantos como los demás cazadores que habían enviado para capturarlo a lo largo de esos siglos, sencillamente nadie se le resistía, humanos, demonios, ángeles, cazadores, todos eran arrastrados a un mundo de perdición atraídos por sus encantos y luego devorados. Pero ella no, ella no caería en ese juego, sin dudas era más astuta y más fuerte.

- Zaiza-san -la voz del general la sacó de sus pensamientos- mañana mismo partirá hacia Londres para comenzar con su misión, no olvide que también es una prueba.

- A la orden general.

- Ya puedes marcharte

Ella se encaminó hacia la puerta

- Z -ella se detuvo sin girarse- por favor cuídate, es una orden -la voz del general era suave, más de súplica que de orden.

Z, así la llamaban sus amigos y personas cercanas, asintió con la cabeza y salió de la oficina, el General Hak se sentó en el sillón con cara de preocupación mientras la observaba marcharse.