Parte 3

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JungKook se irguió y miró fijamente la puerta frente a él pensando si podía abrirla y por fin conocer al ángel que traía ansioso y a la vez tranquilo al amo. Sus ojos delinearon cada parte de la puerta, viendo que había ligeras grietas y que el pomo mostraba desgaste pues su color ocre estaba menos brilloso en sus costados. Con cautela se acercó y agudizó sus oídos logrando escuchar su propio corazón, también el caminar de algunas ratas en las tuberías. Sin embargo, él quería escuchar al ángel, saber si aún estaba vivo después de tremenda sesión con Jin. Casi se decepciona de sí mismo cuando logró escuchar un sollozo débil y un ruego inentendible de una voz desgarrada y grave. Sus ojos se cerraron para enfocarse en lo que decía casi en murmullos la creatura encerrada, pero cada vez le costaba más escuchar. Su ceño se frunció porque estaba perdiendo esa voz apagada.

—¿Kookie?

El aludido abrió de golpe sus ojos y giró su cabeza a su izquierda, viendo a HoSeok a lo lejos sosteniendo una bandeja con platos sucios. Los cabellos anaranjados del selkie caían sobre su frente, haciéndole ver curiosamente hermoso con sus ojos negros. Al parecer se había resignado a nunca encontrar su preciada piel y volver al mar. Alguna vez le llegó ver molesto, mirando con odio a Jin, pero nunca enfrentándolo porque, por alguna razón, bajaba la cabeza en signo de sumisión forzada. Jin siempre lo llamaba con molestia, viéndole mal cada que podía y rodando los ojos cuando NamJoon sonreía al ver que se acercaba a cuidarlo. JungKook podía jurar que HoSeok vivía en esa mansión por NamJoon y no porque Jin realmente quisiera tenerlo ahí. Su olor salino, la brisa fresca que dejaba pasar y esa sonrisa radiante, parecían irritar al amo.

—¿Qué haces aquí?

—Pasaba por aquí —respondió sin ánimos.

HoSeok le miró de pies a cabeza, arqueando una ceja cuestionando su torso desnudo. JungKook estaba acostumbrado a andar sin camiseta, pero al parecer muchos no lo toleraban. El menor caminó hasta HoSeok, quitándole la bandeja de platos y avanzar hacia la cocina.

—Jin parece no estar de humor —comentó HoSeok en cuanto llegaron a la cocina, viendo a JungKook dejar la bandeja en el lavabo y girarse para mirarlo con su mirada siempre molesta —. Me obligó a salir de la habitación de Joon-ie sin permitirme terminar de darle de comer.

JungKook rodó los ojos al ver la preocupación en el rostro del mayor. Al demonio poco le importaban los humanos, para él todos eran indignos y hasta basura, pero ahí estaba, atrapado y sin poder hacer gran cosa.

—¿Sabes qué pudo hacerle enfadar tan de pronto?

—No y no me interesa, hyung.

Sólo a HoSeok se dignaba llamarlo por ese honorífico pues era el más transparente y puro en ese lugar, no como JiMin que se escudaba en su frialdad, pareciendo un ser sin sentimientos y que era el culpable de tantas desgracias en esa mansión.

JungKook escuchó un suspiro pesado por parte del selkie, por lo que le miró fijamente antes de acercarse y alborotar los cabellos del otro. El mayor sonrió y le miró con sus orbes oscuros, hipnotizándolo con esos pozos y a la vez haciéndole saber que le había levantado un poco los ánimos. El chico era demonio, pero podía llegar a ser empático si se lo proponía.

—Ya no pienses en eso, hyung. Jin siempre está de mal humor, no debería sorprenderte si al rato empieza a gritar como siempre.

—Tienes razón, Kookie —concordó el mayor regalándole una gran sonrisa.

Ambos seres salieron de la cocina, dejando los platos sin lavar pues había servidumbre (poca, pero la había y era seleccionada minuciosamente). Caminando a paso lento subieron las escaleras escuchando el chirriar de las maderas y las ramas de los árboles del jardín golpear contra las ventanas de la primera planta. En cuanto llegaron al pasillo repleto de puerta una sensación de que algo no andaba bien les hizo detenerse y mirar al fondo. JiMin estaba de pie frente a la puerta del amo sin camisa, mostrando las feas cicatrices en su espalda que iba desde sus omóplatos hasta la mitad de su espalda formando una "V" distorsionada y de color café oscuro.

HoSeok dio un paso hacia atrás al ver cómo el ángel caído se giró a verlos con sus ojos completamente oscuros como dos ónix haciendo ver su rostro rígido, similar a una estatua de marfil, los dedos de sus pequeñas manos estaban de color negro, como si hubiese estado manipulando hollín. JungKook frunció el ceño porque era raro ver a JiMin en ese estado. Pocas veces lo había visto completamente enfadado al grado de mostrar parte de su naturaleza. Por lo general un ángel es hermoso y se le adjudica cualidades tan puras que el enfado no entraba en la lista, sin embargo, un ángel enfadado podía ser tan despiadado como un demonio; por algo eran considerado especies hermanas.

—¿JiMin? —llamó JungKook, viendo cómo el aludido lo mandó a volar escaleras abajo con un movimiento de su brazo, sin siquiera tocarlo. La caída causó que un pequeño hoyo en el suelo de madera se formara. JungKook se quejó ligeramente, viendo asombrado el techo casi no creyendo lo que había pasado.

¿JiMin lo había lanzado lejos?

No tardó en sentirse pisoteado, su orgullo herido le hizo ponerse de pie y de un salto subir las escaleras buscando al ángel caído, pero sólo encontró a HoSeok arrodillado en el suelo con expresión perdida. Esto lo alarmó un poco.

—¿Hyung?

Deux le miró con miedo y completamente pálido, deseando advertirle de algo, pero al parecer su voz se había quedado atorada en su garganta.

—¿Dónde está JiMin ahora? Esa mierda...

JungKook quiso omitir tal expresión de HoSeok, mirando en todas direcciones esperando ver indicios de Un.

—Algo muy malo ocurrirá, Kookie —habló con voz temblorosa el mayor, atrayendo la atención del menor —. JiMin está muy enfadado... demasiado. El odio que debe guardar está por explotar. Quizás su maldición se vuelva más fuerte estos días y tú sabes lo que pasa cuando eso ocurre.

El demonio apretó su quijada, sintiendo sus colmillos enterrarse en sus encías de los dientes inferiores y que sus molares crujieran. Si JiMin reforzaba la maldición que había lanzado en la mansión todo se volvería más insoportable.

—Jin se volverá menos estable... —respondió en un hilo de voz, deseando poder huir de ese lugar.

—El lazo que mantienen forzadamente se tambaleará y Jin quizás no lo soporte.

Ojalá eso lo mate, pensó JungKook.

—Serán días divertidos, hyung —dijo sarcásticamente el demonio, alzando los brazos y formando una sonrisa irónica —. Disfrutemos del espectáculo.

HoSeok contrajo un poco el rostro, tragando grueso y mirando la puerta decorada que guardaba en su interior al amo.

—No creo que sea tan divertido como dices...

Será todo lo contrario, pensó HoSeok.

~*~*~*

Ali por fin llega con otro cap de este supuestamente OS :'v Ahre, lo siento por la espera >/<

Espero les haya gustado~

No tengo mucho qué decir~

Cuídense~

Ali les quiere~

Ali les lee~

AliPon fuera~*~*


Selkie:  Las selkies eran grandes focas. Seres que mudan su piel para adoptar otra forma. Estas criaturas tenían el extraño don de poder deshacerse de su piel de foca y transformarse en mujeres u hombres de belleza inigualable. Una vez que un selkie tomaba forma humana, ocultaba su piel de foca cerca del mar, entre las rocas, de manera que nadie pudiese hallarla.


La leyenda cuenta que si un humano encuentra la piel de foca, puede someter al selkie, quien obedecerá fielmente al que posea su piel. No obstante, si la selkie llegara a encontrar su piel, huirá de regreso al mar. Algunas veces, cuando un selkie recupera su piel, si el humano que lo sometió fue cruel con la criatura, ésta se vengará ferozmente.


Suave Estigma [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora