Parte 5

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JiMin estaba furioso, quería acabar con cualquiera que se le pusiera enfrente, pero ese dolor punzante en su espalda, en esas heridas donde antes habían estado sus alas, le atormentaban, le detenían en sus acciones y lo único que podía hacer era golpear todo, lanzar impulsos de energía y con eso jugar con las luces. Algo había en el ambiente, algo estaba emergiendo sin poderlo descifrar y eso lo enojaba todavía más. La restricción por esa maldición que impuso en la mansión le restringían en demasía. El lazo que tenía con el amo le retenía en ese lugar, en ese maldito lugar...

JiMin estaba en el salón principal, admirando el candelabro de techo que se mecía a voluntad y emitía unos sonidos agudos similares a los de unas campanillas. Estaba a la espera de algo que ni él mismo sabía, agudizando sus sentidos y permitiendo que su cuerpo percibiera cualquier ligero cambio en el ambiente. Afuera todo estaba en silencio sepulcral, la luna había intensificado su luz blanca y casi fantasmal... Algo se avecinaba y no sabía si era bueno o malo. Repentinamente su cuerpo se estremeció al sentir una ligera brisa provenir de su costado izquierdo, de aquel pasillo que llevaba al sótano. El frío que chocó con su rostro y parte de su torso lo puso alerta. Una sensación de muerte, de maldad y destrucción le azotó sin miramientos. El reloj de péndulo empezó a sonar con mayor nitidez que cualquier otra ocasión. Una suave y tétrica risa emergió junto con otra brisa helada.

¿Qué estaba pasando?

JiMin pensó que no iba a saber nunca qué era lo que estaba ocurriendo si no averiguaba por sí mismo. Sus pies descalzos dieron pasos inseguros hasta quedar frente al umbral del pasillo de donde provenían cada vez más brisas heladas. El frío del piso no se comparaba con el viento suave que acariciaba con rudeza su piel. El sonido metálico de cadenas se hizo presente, pasos seguros y firmes secundaron y JiMin de pronto sintió miedo. Un miedo abrumador y que casi lo asfixiaba. Temblando de terror dio dos pasos atrás sin apartar su mirada aterrada del fondo del pasillo. Un aura negra, pesada y cargada de odio parecía engullir centímetro a centímetro el pasillo, como si fuera pintura derramada.

¡YoonGi!, pensó con preocupación el ángel caído.

Su cuerpo estaba tenso y no dejaba de temblar. Se sentía desfallecer y su corazón latía con fuerza. En cuanto vio unos ojos delinearse entre la oscuridad y un brillo de advertencia, no dudó en correr y usar sus habilidades para eludir las tinieblas que parecían perseguirlo con ahínco. Cruzó pasillos y en su mente no paraba de repetir el nombre del humano. Tenía esa sensación de ir y protegerlo de lo que parecía ser el mal encarnado. Cruzó la puerta de la habitación de YoonGi y con rapidez la cerró, apegándose a la madera esperando contener esa oscuridad.

—¿Un? ¿Qué haces...?

JiMin le indicó con un gesto que guardara silencio. YoonGi frunció el entrecejo, pero hizo lo pedido, después de todo, se fatigaba con tan sólo hablar. Estaba semi sentado en su cama repleta de almohadas y con un tanque de oxígeno a un costado. Odiaba estar conectado a máquinas, rara vez conciliaba el sueño, pero había dejado de quejarse. Hacía tiempo que sabía que iba a morir tarde o temprano. Sabía que no debía alterarse a la ligera, su corazón latía débil y a la menor perturbación, sufría dolores y una agitación sofocante. En ese momento no quería alarmarse, pero las acciones y el lenguaje corporal de Un, no le permitían hacerlo.

Vio al ángel apoyarse en la madera con la mirada perdida, respirando agitadamente. Pronto percibió que su habitación se iba tornando fría, casi gélida y que lo obligó a arroparse hasta la nariz, no pudiendo calentarse a pesar de tener encima múltiples cobertores y mantas. Un seguía en la puerta que se cimbró con fuerza y lo hizo rebotar contra la madera. YoonGi abrió los ojos de sorpresa al ver que detrás del chico, un líquido negro mate se abría paso en el marco de la puerta, extendiéndose por las paredes.

Suave Estigma [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora