JungKook, al ver la angustia en el mayor decidió tranquilizarse e irse a su alcoba, dejando por la paz lo que había ocurrido con JiMin.
HoSeok se había quedado en el corredor, permaneció hincado sin hacer nada más que mirar la planta baja a través de los barrotes del barandal donde iniciaba la escalera. Las luces que iluminaban la casa se apagaron de pronto, volviendo todo tan oscuro que HoSeok casi grita de la impresión y el susto de no lograr ver entre la espesa oscuridad. A tientas se puso de pie y se fue guiando por la pared, golpeándose con algunos muebles hasta encontrar una ventana y abrir las cortinas gruesas, dejando entrar la escasa luz de la luna que había empezado a ascender.
HoSeok odiaba la oscuridad desde que tenía memoria y todo empeoró cuando conoció a Jin, quien le encerró en el sótano completamente a oscuras y sólo con una tina de agua, que casi nunca cambiaba, para mantenerlo en su hábitat. Fueron meses duros y donde aprendió a ser sumiso para complacer (aunque fuera un poco) a Jin. Sabía del odio que le tenía, de las inmensas ganas de asesinarlo de una vez por todas, pero NamJoon siempre le salvaba. NamJoon era un humano puro en mente, pero con una terrible adicción a una bebida alcohólica que le ayudaba a menguar sus dolores por las múltiples enfermedades que había desarrollado a corta edad. Constantemente había humo que purificaba el aire en su habitación para evitar que se enfermara de algún resfriado que pudiera matarlo.
Ese humano siempre le sonreía y se mantenía abrazado a él como si fuera una almohada. Sus ojos grises le miraban como un niño mira a su madre, con un brillo abrumante y a la vez conmovedor. HoSeok no podía ignorar ese sentimiento de protección y de cuidado hacia el mortal. Quizás eso hacía enfadar a Jin, el favoritismo que tenía NamJoon hacia el selkie que siempre le daba de comer en la boca porque sus manos ya no tenían la misma fuerza para sostener un cubierto. Sus dedos se habían malformado y los de su diestra se moldearon a cómo tomaba de la copa frecuentemente, logrando ser el único objeto del que era capaz de sostener. HoSeok siempre era paciente y le ayudaba a cambiarse de ropa, a ir al baño (donde NamJoon se avergonzaba en demasía), a bañarlo (donde se terminaba de poner rojo), a velar por su salud... como si fuera una figura materna.
Había noches donde se quedaba a dormir con el humano, ayudándole a conciliar el sueño. Y en ese momento, HoSeok estaba pensando seriamente si debía ir y meterse bajo las sábanas de NamJoon, buscando protección en vez de darla, buscando consuelo en vez de darlo, buscando el calor de un cariño sincero.
Es así como con piernas temblorosas HoSeok se encaminó hacia la alcoba del humano, abriendo la puerta con cuidado y entrar con sigilo. Su corazón latía con rapidez y sentía que todos podían escucharlo, incluso NamJoon que yacía recostado en su cama repleta de cojines infantiles. HoSeok sintió sus ojos escocer, apretándolos para no llorar. JiMin estaba mostrando una faceta nueva y que pensó se había detenido hace tiempo, pero al parecer había evolucionado. Ser un ángel caído implicaba despojarse de la mayoría de las cualidades natas de un ángel. JiMin había pasado por algo tan traumático y difícil que entendía su aversión hacia Jin y, sin embargo, ser incapaz de acabar con él.
—¿Hoo, HoDse, HoDseo? —habló con dificultad NamJoon, atrayendo la mirada asustada del selkie.
Jin les había prohibido mencionarles sus nombres reales a sus hermanos, pero el selkie ignoró esa regla y en secreto se lo susurró a NamJoon, sonriendo cómplice cuando lo escuchó pronunciarlo con torpeza.
—Aquí estoy, NamJoon-ie —respondió cariñoso, acercándose a la amplia cama del humano viendo cómo este se giraba para verlo de frente —. Dormiré contigo hoy, ¿qué dices?
El rostro de NamJoon se contrajo, dudando del día que era, contando con sus dedos y murmurando los días de la semana con dificultad. HoSeok esperó paciente a que razonara y procesara lo que le había dicho y así explicarle.
—Sé que no es jueves, pero quise... adelantar el día, ¿bien?
NamJoon le miró curioso y cuando HoSeok terminó de explicar asintió con una sonrisa brillante, haciéndole espacio en la cama y retirando las sábanas para que pudiera colarse en ellas. NamJoon le abrazó como un niño abraza a su oso de felpa y suspiró emocionado. HoSeok sintió tranquilidad y un poco de paz, correspondiendo el abrazo apoyando su barbilla en la coronilla del humano.
Fue así como logró conciliar el sueño, alejando las angustias y convenciéndose lo mejor que pudo que todo estaría bien.
Abajo, en el sótano estaba TaeHyung luchando por mantenerse despierto, aunque las fuerzas fueran aminorando. Las heridas en su espalda seguían frescas, cicatrizando con dolorosa lentitud. Sus alas débilmente extendidas estaban cubriéndolo con dificultad, sus plumas que en algún momento fueron blancas se estaban volviendo grises y constantemente se desprendían. Ese día el amo le había azotado tan pronto entró y cuando se vio satisfecho, con trapos limpió su espalda sin cuidado para después dejarlos en una bandeja en un mueble que no había visto antes. Lo escuchó usar vasos de vidrio o algo semejante, pasando un líquido de un frasco a otro, maldiciendo al final.
No sabía qué era lo que lo impulsaba a tenerlo encerrado y torturándolo tan vilmente. TaeHyung en ocasiones se preguntaba qué hubiera sido de él si no se hubiese interesado en saber de ese humano llamado JiMin y que al final resultó tan o más mentiroso como el amo.
Sus ojos que derramaban sangre (su propia sangre) se movieron con dificultad para ver el vitral ser iluminado por la luna. Imploró por última vez que lo ayudara, que lo librara de su sufrimiento porque no estaba seguro de soportar más, porque sus esperanzas se estaban esfumando a cada instante y eso no era alentador para nadie. Su corazón desgarrado gritó al astro que estaba empezando a odiar al mundo, que estaba dejando de ser puro y que anhelaba una venganza tarde o temprano, que deseaba que todos en esa mansión pagaran por su destino cruel. TaeHyung se colocó en sus manos y rodillas, poniéndose de pie con dificultad, sintiendo cómo sus alas se iban debilitando y caían inertes al piso.
Se habían desprendido.
De las heridas en forma de "V" que había en su espalda unos pequeños montículos se movían con fuerza debajo de su piel. TaeHyung respiraba entrecortadamente, bufando un poco por el dolor. Las heridas por los azotes se cerraron con rapidez, adquiriendo un color oscuro antes de volverse de su color de piel morena. De la "V" lo que al principio se vieron como montículos se abrieron paso entre la carne del ángel, mostrando unas puntas filosas oscuras como la obsidiana.
TaeHyung levantó la cabeza, mirando el vitral de colores y sintiendo como si su espalda se estuviera partiendo por la mitad, ardiendo en dolor y llevándose las pocas energías que aún conservaba. El sonido de carne ser rasgada sin tiento y los sonidos ahogados que profería el ángel cortaban el silencio mortífero.
Sus ojos adquirieron el brillante color rojo a la par que sus alas de color negro que reflejaban los colores del vitral se dejaron ver. Un grito que salió de sus entrañas retumbó en la habitación. Una sensación de un poder incomparable le hicieron mirar sus manos antes delgadas y esqueléticas ahora se veían saludables y fuertes. Con un ligero esfuerzo jaló de las cadenas, rompiendo los eslabones y quedando aún con las muñecas envueltas con los grilletes. Una sonrisa surcó sus labios y volvió a mirar el vitral notando que la luz de la luna se había vuelto más intensa.
Tae había dejado de ser un ángel...
~*~*~*
Ali les trae otro cap más de esta historia *carita de sorpresa*
Qué les pareció? No les dio ternura NamJoon y HoSeok?
Espero les haya gustado~
Nos estamos leyendo~
Ali les quiere~
Ali se va a escribir~
AliPon fuera~**
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Suave Estigma [BTS]
FanfictionSignificado de «Estigma»: ֍Marca o señal en el cuerpo, especialmente la impuesta con un hierro candente como signo de esclavitud o de infamia. ֍Marca o señal sobrenatural que aparece en el cuerpo de algunos santos y que es signo de su participación...