Cap 3: ¿Te conozco?

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Ahí estaba yo amigos, literalmente con la boca abierta por dos razones. La primera, Liam lucía extremadamente guapo y atractivo, portaba una playera negra sin mangas haciéndose notar sus definidos brazos, vestía con un pantalón blanco holgado que al perecer era el uniforme de la academia y claro con una cinta roja alrededor de su cintura, en esta ocasión no llevaba lentes, hasta sin ellos se ve bien. La segunda razón era de que caí en cuenta en que todo este tiempo había entrenado aquí, esto me lo confirmaba la cinta roja que significa un alto nivel.

Ahora es cuando me arrepiento de no haber acompañado a mi papá cuando me pedía que fuese con él.

—Una disculpa profesor, no volverá a pasar—responde Liam rascándose la nuca.

—Terminas de correr y me das 50 abdominales y 50 lagartijas por llegar tarde— demanda el profesor con tono firme señalando al suelo.

Madre Santa yo con apenas 10 abdominales y ya veo la luz, y las lagartijas ni se digan.

Liam entró al Dojan empezando a incorporándose a la fila para correr, mientras que yo seguía sin podérmelo creer aún con la boca abierta. Sin embargo mi boca abierta quedó remplazada por una O gigante con mis manos a la cabeza a causa de que Liam se juntó con mi papá y se saludaron mutuamente, así como amiguitos de toda la vida y comenzaron a reírse por cosas que se decían uno al otro.

¡Como rayos mi papá nunca me habló de él!, uno pensando que tenía amigos de 40- 50 años.

Hasta él tiene más amigos que yo.

¿Saben que es lo bueno?, que Liam al parecer no notó mi presencia cuando estaba en los cursos porque hubiese pensado que lo estaba acosando o siguiendo y eso llevaría mi dignidad hasta el suelo. Por suerte en el trayecto no notó mi presencia porque si no me pondría como tomate.

Al ver que llegó la hora en la que iban a hacer parejas para practicar algunas formas, adivinen ¿con quién mi preciado padre le tocó como pareja?...nada más y nada menos que Liam señores.

Esto no pudo haber sido más cliché

—Muy bien Gerald, ¿empiezas tú? Mientras termino mi castigo— le pregunta Liam a mi papá con una sonrisa.

—Claro—contesta mi padre animado.

Mi padre a punto de empezar los ejercicios Liam lo detiene.

—Oh, espera ¿no te vas a quitar eso?—señala Liam mirando hacia la muñeca de mi padre.

Éste dirige su vista hacia su muñeca desconcertado—Cierto—dice quitándose el reloj de la muñeca.—Se lo daré a guardar a mi hija—comenta volteándose hacia mí.

En ese momento Liam siguió con la mirada a mi padre para ver a donde se dirigía.

¡SANTA VIRGEN ME VA A VER!

Mi papá se detuvo en frente de mí extendiendo su mano con el reloj en mano.

—Ten hija, te lo encargo mientras entreno—dice con la respiración agitada causa del calentamiento.

—Claro, padre—le dije con una sonrisa tomando el reloj, recalcando la palabra padre para que Liam supiera que no soy cualquiera y no me diera como una de sus seguidoras más.

En ese momento mis ojos se posan en Liam en el cual lentamente se va a acercando a paso lento.

Espera ¿Qué?, ¡maldita sea se está acercando!

Él se detiene como a un metro de distancia detrás de mi papá regalándome una leve y jodidamente hermosa sonrisa de lado.

Yo como estúpida que soy me volteo nerviosamente evitando su mirada sintiendo mis mejillas y orejas arder.

Sr. CortesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora