2. Extraño

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—Vamos, bajemos de aquí—dijo él, no discutí y le hice caso.

Se subió a una moto y me hizo seña de que me subiera también. No lo pensé dos veces en irme con un desconocido. Me puse el casco protector, y él se puso en marcha a toda velocidad, rebasando algunos autos que iban por la calle. Cerré mis ojos y me sujeté fuerte de su cintura, no por miedo, si no para apreciar mas su aroma.

Ángel me transmitió mucha confianza en cuanto lo vi y no sé porqué si nunca lo había visto en mi vida. En cuanto sentí el motor de la moto apagarse abrí mis ojos, estabamos en la playa. Me quité el casco y bajamos de la moto, caminamos por la orilla de la playa acompañados de un hermoso atardecer, luego nos sentamos, ninguno decía nada, pero no era un silencio molesto, era un silencio agradable para el alma, donde solo se escuchaban las olas y las gaviotas volando.

—¿No te preocupó venir con un extraño, sin saber si puedo ser peligroso?— dice en tono divertido, queriendo hacerme reír, pero no logró su objetivo.

—Me ahorrarías las cosas— pongo mi vista al frente de nuevo donde se podía ver el sol escondiéndose entre las olas.

—Lo siento, que tonto soy—dice lo ultimo en susurro mas para si mismo, pero pude escuchar, sonrío de lado, pero creo que me sale como una mueca. Luego de unos minutos sin decir nada, me hace una pregunta.

—¿Porque lo ibas a hacer?...—lo miro por unos segundos, allí es cuando me doy cuenta de que sus ojos son claros— si quieres no me contestes.

Trago fuerte antes de hablar.

—En realidad... no tengo a nadie a quien contarle, pero se forma un nudo en mi garganta de tan solo pensarlo—mi voz tiembla y ya no puedo mirarlo a los ojos— mi madre no deja de lastimarme verbalmente... Dice que soy un estorbo, que debió abortar y que soy la culpable de que mi papa se halla ido— se me sale un sollozo— ¿sabes?, ni siquiera lo conozco, mi padrastro no pierde la oportunidad de aprovecharse de mi— la primera lagrima se desliza por mi mejilla— me amenaza, no tengo con quien hablar, mi madre no me cree... Ni siquiera tengo amigos, todos me rechazan por ser "rara", me molestan, todos me odian- limpio mis lágrimas de un tirón- motivos suficientes para querer hacerlo...

Él puse su mano en mi mentón y con su pulgar acarició mi mejilla.

Quité su mano de ahí- No quiero seguir hablando de esto... por favor, pensé que hablar no dolería tanto.

Mentalmente le di las gracias cuando cambiamos de tema, y queriendo hacerme reír.
Ya era de noche y él tenía que marcharse, ofreció llevarme a casa pero yo me negué. Cuando llegamos a donde estaba su moto, yo me despedí, le di las gracias y volteé para marcharme.

—¡Hey, no me dijiste tu nombre!—gritó él.

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Un amor de playaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora