Me giré frente a él —Me llamo Lía— sonríe y yo también.
—¿Te volveré a ver?— pregunta.
—El mañana sabrá... Quizás— Respondo y sigo mi camino.
Creo que el nombre de "Ángel" le queda muy bien, sus ojos transmiten paz, por un momento cuando hablaba con él se me olvidó lo que estaba a punto de hacer hace unas horas en aquel puente, el chico me hizo entender sin usar palabras, solo con sus ojos y un brillo especial que tenían. Me sentí un momento atraída por él.
Caminando, poniendo mis pasos mas lentos para no llegar a mi casa o mejor dicho pesadilla. Pero tenía que llegar.
Cuando llegué, como de costumbre estaba Robert, mi padrastro en el sofá, en cuanto me vio sonrió mostrando sus dientes amarillentos de tanto cigarrillo y tabaco, luego de esa acción supe que estabamos solos en casa; mi corazón comenzó a latir demasiado rápido para mi gusto, mi instinto hizo que corriera a mi habitación, sintiendo detrás mio los pasos de Robert, logré llegar, cerrar la puerta y ponerle seguro.
—¡Abre la puerta Lía!—gritaba enfurecido y golpeando la puerta con el objetivo de abrir la puerta. Estaba a punto de explotar cuando se escuchó la voz de mi madre.
—¡Robert ya estoy en casa!
—Salvada por la campana, pero sabes que volveré— fue lo último que dijo para luego marcharse.
Trago salivo y respiro mas aliviada.
***
Al día siguiente...
Pasé gran parte del día pensando que lo que estuve a punto de hacer ayer y lo que pasó después... e incluso los maltratos de mis compañeros de clase no me afectaron tanto hoy, porque me sentía mejor desde ayer cuando hablé con Ángel. Se sentía tan bien que alguien escuchara, esa sensación de que le preocupas a alguien, aunque fuese a un desconocido.
Ahora me encontraba de camino a esa misma playa con esperezas de que halla entendido lo que había querido dejar dicho.
Ya alrededor de dos horas comenzaba a oscurecer y ya me había cansado de esperar a la casualidad, estaba sentada en la arena a punto de ponerme de pie y marcharme a casa.
—¿Me esperabas?— escuché su voz a mis espaldas, involuntariamente se formó una sonrisa en mi rostro, me puse de pie y quedé en frente de él. Ahí estaban sus ojos claros con ese brillo especial mirándome acompañado de una bonita sonrisa.
—¿Como sabias que estaría aquí?, que casualidad, ¿no?— sonrió más cuando dije eso.
—No es casualidad. Viniste por lo mismo que yo, con la esperanza de encontrarnos —ríe— además, entendí la referencia de ayer-reímos ambos.
Pasamos unos segundos en silencio, solo intercambiando miradas.
Ladea su cabeza de lado y me extiende una mano.
—¿Y si vamos al agua?.
—No sabia que nos íbamos a bañar, no traje mi traje de baño—respondí.
—¿Y?, ¿Quien dice que no nos podemos bañar?, aquí solo estamos nosotros.
—Ombe, que mas da!—reí, nos quitamos la ropa y corrimos al agua.
Comenzamos a jugar, él me tiraba agua y yo a él, mientras reíamos como niños, luego jugábamos a hundirnos, me subí a su espalda, estabamos riendo un montón, me estaba riendo como nunca, era como si lo hubiese conocido de toda la vida, me dolía el estomago de reír , cosa que no recuerdo cuando fue la ultima vez que me dolió a causa de alegría. Luego de un rato estabamos mas calmados, hablando de cosas sin sentido que parecían lo mas interesante del mundo.
—Oye, cambiando de tema mas serios... Tal vez dirás que estoy mal, pero desde que evitaste que cometiera una locura, cuando te vi... me sentí atraída al instante—lo miré y su rostro estaba neutro, no tenia ninguna expresión, me sentí apenada por lo que le estaba confesando— quizás pensaras que estoy mal, y confundí un rato de preocupación y...— estampó sus labios con los míos interrumpiéndome.
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Un amor de playa
Short Story©Todos los derechos reservados. Esta prohibido adaptaciones o la copia de la misma. Nominada a los #Wattys2018 Ella. Una chica con un montón de problemas, sintiendo que el mundo se le venía abajo... hasta que llegó él para salvarla. Su Ángel. |La hi...