Secuestrada | Chapter 3

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Debiste quedarte dormida, porque cuando despertaste ya era de noche. No había ningún ruido en la casa y pensaste que él había salido, era el momento de escapar…. Buscaste por los armarios que para tu sorpresa estaban llenos de ropa con zapatos de tu talla y lencería, lencería muy fina... Si, realmente el estaba loco.

Buscaste algo para poder abrir la puerta, lo habías visto hacer muchas veces en la tele, no tiene que ser difícil… cogiste un percha y la desdoblaste, con ella empujaste, la llave que cayó en un trozo de papel que anteriormente habías metido por debajo de la puerta y en un santiamén estuvo fuera de la habitación.

No ha sido tan difícil de algo tenía que servir haber visto MacGyver. –pensaste

Probaste todas las puertas, pero estaban cerradas sin llaves y las ventanas con rejas. Debías probar en el segundo piso, así subiste las escaleras, miraste en todas las habitaciones con el mismo resultado hasta que llegaste al baño y viste una ventana muy estrecha

- ¿Cómo demonios voy a bajar de aquí? – pero encontraste un canalón y conseguiste deslizarte por él; pero al llegar al suelo, cuando comenzabas a dar gracias por seguir viva, un problema mayor te acechaba con sus enormes dientes… el Rottweiler que te gruñía a solo unos pasos.

Debías decidir o no moverte y morir devorada por un perro o volver a subir por el canalón, entrar en la casa y esperar a que ese loco te matara o algo peor…. Pero algo se te ocurrió: cuando trabajadas de vigilante de seguridad, te enseñaron a tratar con estos animales, el truco estaba en dar órdenes sin miedo y con voz firme; lo cierto es que nunca te había funcionado, pero tampoco te habías sentido tan motivada, así pues te armaste de todo el valor que pudiste conseguir y cuando el perro estaba a punto de abalanzarse sobre ti, le gritaste con voz potente:

- ¡No, quieto! ¡Siéntate! - el perro se quedo helado y obedeció. Nunca supiste si por sorprendido o porque te entendió. Te acercaste más y el perro, antes fiera, ahora era dócil y alegre moviendo el rabo juguetón.

Seguiste el camino asfaltado y saliste de la finca que realmente era grande. Por fin el camino desemboco en una carretera que si no estaba muerta, lo parecía. Llevabas dos horas caminando y ya empezabas a sentir cansancio cuando unas luces aparecieron a lo lejos

– Este coche no se me escapa aunque tenga que meterme debajo de las ruedas – pero eso no hizo falta, el coche paro a la primera que hiciste.

- Por favor tiene que ayudarme, tiene que llevarme a la policía, un tipo me ha secuestrado, por favor ayuda….

Pero el conductor no iba hacer eso, todo lo contrario…

Nat bajo rápidamente del coche, pero tu conseguiste ser más rápida y corriste carretera adelante seguida de cerca por Nat.

- (TN)_______ no lo vas a conseguir, no podrás huir de mi – pero tu seguías corriendo y corriendo hasta que viste aparecer unas luces a lo lejos…. Dios estabas salvada, venía un coche… seguiste corriendo con más fuerza, pero cuando ya se sentías casi a salvo Nat se abalanzo sobre ti y rodaron los dos por la pendiente de la cuneta.; el coche se detuvo arriba y alguien salió intentando atisbar en la oscuridad lo que creía haber visto. Intentaste llamar la atención de aquella persona, pero Nat no te lo permitió, te tenía inmovilizada bajo su cuerpo, era demasiado fuerte para poder con él. Después de unos interminables segundos, el coche desapareció y él te libero de su peso.

- ¿A dónde ibas?- te increpó levantándote del suelo

- Suéltame, solo quería ir a casa, déjame – le gritabas forcejeando.

- Cuando vas a entenderlo, no vas a ir a ninguna parte. Mírate estas temblando, te va a dar una pulmonía – dijo abrazándote para hacerte entrar en calor, entonces viste tu oportunidad y le propinaste un rodillazo en sus partes que le hizo soltarte y doblarte, pero se recupero antes de lo previsto y cuando ibas a escapar él te inmovilizo sujetándote fuertemente con ambos brazos a la espalda y tan cerca de él que sus respiraciones se entremezclaban, tu apenas tocabas el suelo de puntillas.

- ¿Por qué has hecho eso?- te dijo jadeando por el dolor

- ¿Por qué crees?– contestaste furiosa mientras se te resbalaban lagrimas de rabia por las mejillas.

Pero él pareció no oírte. Se quedo mirándote con ojos encendidos por el deseo.

- Con que eso es lo que quieres ¿No?, pues hazlo de una vez y déjame.- dijiste forzosamente.

Entonces Nat te beso salvajemente.

- Aun no, no hasta que tú me lo supliques. Conseguiré que te enamores de mi, ya lo veras.- decía Nat alejándose de ti.

Después te ato las manos a la espalda y te llevó casi arrastras hasta el coche, porque ya no dejabas de revolverse.

- Vamos (TN)______, tranquila, tómatelo como unas vacaciones, cuanto más luches más tiempo estarás en esta situación.

- Pero ¿cómo puedes decir eso?, ¡estás loco! -dijiste enfrentándole – Me retienes en contra de mi voluntad, me amenazas de muerte y encima pretendes obligarme a enamorarme de ti… por favor despierta de una puta vez, esto es un secuestro.

- Estas un poco alterada, será mejor que te lleve a casa y descanses.

- ¡¿Alterada, alterada?! Lo que estoy es aterrorizada. Nunca podré enamorarme de ti. Nunca.

Nat no podía soportar escucharte decir esas palabras, le arañaban las entrañas… y eso le llevo a sujetarte de nuevo por el cuello.

- No digas eso jamás, ¿me oyes?, no lo digas nunca jamás -te susurro al oído con una voz profunda llena de ira.

Pero la aterrorizada mirada de (TN)________ le hizo soltarla.

- Será mejor que duermas un poco, mañana veras las cosas de forma distinta – y diciendo esto saco de la guantera un pañuelo y un frasco que tú reconociste enseguida.

- No, no por favor, no quiero dormir, no…- pero fue inútil luchar y en cuanto el pañuelo te toco la cara caíste en un agitado sueño.

Secuestrada  (Nat Wolff & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora