Secuestrada | Capítulo 4

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Cuando despertaste, volvía a ser de día.

Sí sigo así voy a terminar adicta al cloroformo, pensaste.

No había ruido en la casa, pero la puerta de la habitación esta vez no estaba cerrada; saliste de ella un poco mareada y con nauseas, seguías sin escuchar nada…

- OK, pues al baño, al ventanuco - y volviste a ver al perro de nuevo, pero al subir las escaleras notaste como una arcada te obligaba a correr para llegar al baño y vomitar, tenías frío y todo tu cuerpo se estremecía, eso duro unos segundos y poco a poco se te fue pasando. De todas formas tampoco podías vomitar mucho, hacia más de 24 hs que no probabas bocado.

—Lo siento… —Nat estaba detrás de ti y con tan solo una toallita sobre su cuerpo mojado – si no fueras tan testaruda…

Sin duda esta bueno, sí que lo está… ¿pero que estoy pensando? Debe ser efecto del cloroformo te decías a ti misma, pero otra nausea te saco de tus pensamientos.

—Será mejor que te acuestes — se acerco a ti e intento tocarte para ayudarte

— No me toques — le gritaste, pero un mareo te dejo sin fuerzas y las piernas se negaron a sostenerte… ibas a caer pero él te sujeto.

— Vamos no seas cabezota, deja que te ayude — y te bajo para recostarte en el sofá — te voy a preparar un buen desayuno, veras con en cuanto comas algo te sientes mejor.

No tenías ganas, ni fuerzas para discutir, así pues te dejaste cuidar.

Nat se puso una camisa a cuadritos encima de una remera blanca, unos jeans apretados negros y unos borceguís de cuero negro

La verdad es que no está nada, nada mal… eso no puede estar pasando deben ser los efectos del dichoso cloroformo..

Te preparo un café, tostadas y un jugo de naranja…

— ¿Mermelada de durazno? – Dijiste sorprendida.

— Es la que te gusta, ¿no?

— Si, pero…

— Llevo mucho tiempo observándote, sé que no te gustan los champiñones, ni los guisantes; no soportas la leche entera, tu colonia es de Dior y te gusta Carolina Herrera para hombre. ¿Me equivoco?

— No, en nada, pero, ¿cómo has llegado a saber tanto de mí?- preguntaste un poco extrañada

— Llevo siguiéndote varios meses, te conozco mejor que tu: ese pelo castaño y rizado, la forma que tienes de morderte el labio o tocarte la cadena cuando estás nerviosa…- el intento acariciarte la mejilla pero te apartaste, recelosa.

— Tranquila, no voy hacerte nada… come — dijo apartándose un poco.

Tu le hiciste caso y te terminaste todo el desayuno, y parecía que funcionaba ya te sentías mejor.

— Te estás recuperando, ya veo que vuelve el color a tus mejillas. Ahora… te voy a pedir un favor

— ¿Cuál? - preguntaste, recelosa

— Dame tiempo —dijo suavemente.

— ¡¿Pero cómo quieres que te de tiempo?!, por favor entiende que lo que estás haciendo está mal. Si querías salir conmigo me hubieras invitado a cenar, a salir, al cine; yo que sé pero no así —decías levantándote, airada.

— ¿Tú hubieras aceptado? Vamos, sé sincera. ¿Cuánto hace que no sales con un chico? ¿Cuánto hace que no das oportunidad a alguien como yo para conocerte…? — Nat se levantó y te siguió por el salón.

— Eso no es cierto, si me lo hubieras pedido puede que te hubiera ido mejor, de esta forma no vas a conseguir nada – tú te sentías furiosa con él, pero no querías reconocer que él tenía toda la razón.

— ¿Crees que no es verdad? Por favor no intentes engañarme, cualquier hombre que ha intentado acercarse a ti, se ha golpeado con ese muro de piedra detrás del que te escondes.

— Intentas justificar lo que estás haciendo, pero no tiene justificación. Esto vuelvo a repetirte es un secuestro, me estas reteniendo en contra de mi voluntad y así nunca podré enamorarme de ti.

— Eso no es cierto, esto es lo más cerca que has estado de una relación en mucho tiempo y es porque te has vuelto una cobarde, te da miedo afrontar cualquier relación. Pero yo aquí voy a obligarte hacerlo, no vas a tener más remedio que afrontarla.

— Pero ¿A ti quien te ha pedido que me salves de mí misma? — decías empujándolo furiosa— me gusta como soy y quiero seguir así.

— ¿Así, cómo? ¿Siendo una solitaria amargada toda tu vida?, ¿eso es lo que quieres? —dijo sujetándote por los hombros para obligarte a mirarlo.

— Tengo familia, amigos y nunca me he sentido sola, ni he echado de menos a un hombre. ¿No te has parado a pensar que si soy así, mis razones tendré? —Dijiste soltándote

— De acuerdo, de acuerdo. Eso no nos lleva a ningún sitio. Si piensas que realmente no podrás enamorarte de mí, sal por esa puerta ahora.

Tú lo miraste, incrédula.

— Vamos, puedes salir, está abierta… o quizás… hayas comenzado a sentir algo —dijo acariciándote el cuello.

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Que pasara? (TN)_____ se irá o le dará una oportunidad a Nat?Descúbrelo en el siguiente capítulo.

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Secuestrada  (Nat Wolff & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora