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[April]

Levantándome en puntillas abrí la puerta de mi habitación. Sonreí con amor, no podía hacer otro cosa al verlo, siempre terminaba sonriendo con amor. Me acerque en silencio y lo cubrí con la manta. 

Ve a tú habitación, April. Me reproche mentalmente pero mis pies no se movían, estaban estáticos, me encontraba inmovil observando como el único hombre que he amado en todo mi vida dormía en el sofá de mi departamento. ¿En qué momento nos convertimos en extraños durante estos meses? ¿En qué momento se me ocurrió ir de casa?

Acaricie su cabello con ternura, ya no era aquel rubio de cabello salvaje,no, tampoco el rubio malditamente sensual cuando lo cortó, hoy, hoy su cabello iba plateado y sólo él podría seguir sacando cientos de suspiros con el cabello de aquel color. Al menos en mi aún los seguía, y seguramente, seguirá sacando suspiros cada vez que lo miró, por muy enojada que pueda llegar a estar con este chico rubio ya no tan rubio.

-¿Qué nos paso, Jon? - susurre - ¿en qué momento nos alejamos tanto? 

-Jhon Francis Bongiovi ¿Quieres recibir por esposa a April Esmeralda Smith, y prometes serle fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándola y respetándola durante toda su vida? 

sonriendo, los azules ojos se encuentran con los cafés de ella. 

-Si, quiero 

-Y tú, April Esmeralda Smith ¿Quieres recibir por esposo a Jhon Francis Bongiovi, y prometes serle fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándolo y respetándolo durante toda su vida? 

entrecerrando sus ojos, a la vez que lo veía divertida, respondió con una amplia y enamorada sonrisa - Si, quiero.  

Una lágrima cayo ante aquel recuerdo.

Con temor a despertarlo, pase lentamente la yema de mis dedos por su rostro, deteniéndome en sus labios, los que recorrí con determinación. Cerré mis ojos, y sintiéndome casi como una adolescente me acerque lentamente a sus boca. Los que rocé detenidamente. Sintiéndome estúpida me levantó rápidamente para irme a mi habitación pero un rocé que ya conozco a la perfección me detiene provocando que voltee y unos labios por ya más que conocidos atrapan los míos. 

Mi pulso tiembla, mis piernas también, quiero detenerlo pero por el contrario mis piernas suben a su regazo. Son movimientos lentos, casi con timidez, pero nos invaden las ganas de besarnos más. Cambio de ritmo, su lengua invade la mía, sus manos suben y bajan por mi espalda. Es un bailar de bocas, acariciándose lento, rozando nuestro paladar y siendo, ambos, sorprendidos con un beso agarrador, ese que calla la respiración, que hace enmudecer silenciando los suspiros de nuestro pecho. 

Sus manos suben mi camiseta. Nos separamos sólo unos pequeños centímetros cuando Jon quita mi pijama. Nuestras miradas se encuentran. 

 -Tú mirada sabe a café - pronuncia viéndola divertida. 

-¿qué dices, Jon? - rió a la vez que tomaba un sorbo del café que su marido le había preparado. 

Acercándose sonriente, quitó la taza de sus manos y la dejó a un lado en el mesón. 

-Me refiero a que cada vez que te veo fijo siento un choque de adrenalina por dentro. Que al oírte hablar me haces sentir un terremoto en los pies. Eres un maldito disparo de energía, de conocimientos y química... directo a la sien - susurró antes de juntar sus labios con los de ella. 

-Sigues teniendo la mirada con sabor a café - susurro sonriente, como si estuviera leyendo mis  pensamientos  - sigues siendo mi disparo de energía - volvió a besarme.

No hablé, sólo respondí con la misma intensidad con la que él me besaba. 

Sus manos recorrían mi cuerpo, mis manos comenzaban a quitar su camisa.

-No... No, Jon - me detuve lentamente apoyando mis manos sobre su pecho para poder conservar la distancia entre nosotros. -Ya no somos los chicos jóvenes de años atrás - apoye mi frente en la suya. 

Jon cerró sus ojos. 

-Vuelve a casa, amor - rozó su nariz con la mía - vuelve a casa - me vio fijo. 

-Es mejor que vuelvas a casa, los niños pueden ... Romeo tiene su partido...

Jon suspiro. 

-Sabes que te amo ¿cierto? - susurre sintiéndome casi vulnerable ante aquella confesión, que de confesión tenía muy poco. 

Jon sonrió ampliamente. 

-Podría dormir todas las noches en tu sofá si quieres - 

reí ante aquella respuesta/propuesta.

-Siento esto ... 

-Yo siento haberte dejado de lado... 

Me levante de su regazo y coloque mi pijama. 

-Dile a Romeo que espero que le vaya bien en su partido. 

-¿No iras a verlo? - preguntó viéndome extrañado mientras se colocaba su camisa.

-Saldré con Jesse - lo miré con una pequeña sonrisa. - tengo que hablar algunas cosas con él 

Jon se acerco a despedirse, sin embargo retrocedí un paso. No estaba segura de qué haría si volvía a probar sus labios.  Jon suspiro. 

-Que tengas un buen día - habló vagamente antes de salir del departamento. 

Me deje caer sobre el sofá y lleve mi mano a mis labios, sintiendo aun sus cálidos labios sobre los míos. 


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Estamos llegando al final! 


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