[Capítulo II]

23 6 0
                                    



Ese día no volví a ver a Alaska ni tampoco a las gemelas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ese día no volví a ver a Alaska ni tampoco a las gemelas.

®Hola. – dijo una voz a secas a través del micrófono. En ningún momento pude ver observar a la persona que dirigió la reunión ya que con Leah y Richard estábamos sentados en unas sillas blancas muy atrás. – Se preguntarán porqué los hemos reunido hoy... Pues ustedes son el futuro de nuestro cielo y deben estar preparados para lo que viene.

®No se asusten, por favor mantengan la calma con lo que le diremos a continuación. – La chica que estaba hablando hizo una pequeña pausa manteniendo a todo el publico presente aun dudoso. – Todos pudimos escuchar o presenciar la caída de algunos truenos anoche y hace unos minutos. A lo que nos dirigimos es que durante este amanecer se cerró el piso doce, desapareció el último ángel que restaba; William Osbourne. Esta mañana han caído los truenos desde arriba, – todos sabíamos a qué se refería, - se lo han llevado. Por eso han caído tres rayos,

uno cuando lograron entrar al doceno nivel, el segundo cuando ya lo capturaron y el tercero cuando se lo llevaron. Se nos fue imposible rescatarlo, ya saben que no podemos subir a un nivel más arriba que no sea el nuestro, lo siento. - Terminó de decir la chica y una muchacha unas mesas más adelante se largó a llorar y entre sollozos escuché a la misma joven decir «Oh, abuelo, debí haberme quedado para acompañarte.». «Seguramente es su nieta, sino no lo estaría nombrando.» Abordó ese pensamiento en mi mente.

Se lo han llevado. Se lo han llevado... Repetí esa frase por varios minutos. Nadie de nosotros sabia quien era, pero sin duda algo andaba mal, algo estaba ocurriendo nubes más arriba, nos vigilaron por mucho tiempo, atacaron, fingieron irse, sin embargo, volvieron finalmente... los seres del infierno, quienes eran maléficos aún más que los humanos políticos que se destruyeron por sí mismos.

Eso significaba doble guerra y doble trabajo para nosotros. Una contra los humanos. Otra conta ellos.

Ahora venían en busca nuestra. La guerra entre el sol y la luna había finalizado y había iniciado una nueva, la guerra entre los Ángeles y el infierno, pero bien, el humano luchaba contra sí mismo.

Después de largos minutos, impactada, una pequeña y ligera lágrima corría por mi mejilla derecha, Leah observaba como esta caía por mi mejilla y Richard seguía escuchando el discurso.

-Vamos, no te coloques así... Sabes que dónde vivimos es seguro, los niveles intermedios son seguros, tranquila, no te inquietes todo estará bien. – Las fracciones de la cara de mi hermana se entristecían.

Iba a responder, pero Richard me interrumpió.

-Hey, chica Allis Rachael, - Así me nombraba de vez en cuando, - no seas triste que nosotros somos ángeles y tenemos que lucir nuestras sexis alas ¿no! Además, es un lujo que sean negras. - dijo con tono divertido haciéndome sacar una pequeña risa. Richard era atractivo, pero «cuarenta humanos años» cuatro años mayor que yo.

Saqué una pequeña sonrisa por algunos segundos hasta que acorde lo que iba a decir antes que me interrumpieran.

- ¿Es decir que...- busqué entre mi mente la palabra adecuada para usar? – ahora sólo quedan once nubes?

- Así es Allison, - odiaba que me nombrara de ese modo, sin vacilación alguna.

A esa edad aun era muy infantil, muy sentimental, muy... Dependía de mi hermana, para lo que fuese, sabía que incluso si me hacía bromas pesadas inclusive así iba a amarla, ella fue mi ejemplo a seguir durante el tiempo que aguante vivir en los cielos como un ángel de alas oscuras muy sexis, a veces el ego de Richard era contagioso.

Incluso excepto ese día nunca presenciamos un trueno. Mi madre era encargada de hacer de mis defectos lo mejor de mí y papá meses antes de que el primer trueno cayese me había enseñado los significados naturales del fuego, del agua, de la nieve, de las nubes, pero no los del trueno, me había dicho que era casi nula la posibilidad que entrara uno a nuestro cielo o que llegara algo de electricidad de un rayo. Se equivocó. Si había caído uno. Un ángel. Un ángel caído.

Y ese no fue el primero.

Ni el último en caer.


«Oscureciendo la mente del hombre, y sus almas en el acto

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

«Oscureciendo la mente del hombre, y sus almas en el acto.» - Metallica. 

Ángeles Caídos [En Edición]Where stories live. Discover now