capitulo 3

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Leo abrió los ojos, no sabía donde estaba, ni en que dia.
Su mente era una masa de recuerdos borrosos a los que tendría que dar forma.  Recordó haber discutido con sus amigos, tambien recordó la pelea en el bar. Se sentía un hombre derrotado por si mismo, por su actitud.
Notaba sabor a sangre y bomito en la boca, ademas de un horrible dolor de cabeza.
Trató de levantarse, pero eso solo lo hizo tomar conciencia del resto de sus dolores.
Lo intentó de nuevo, esta vez con mas empeño, se convenció a si mismo de que el dolor físico es el mas simple de los dolores. finalmente, consiguió ponerse en pie con algo de esfuerzo y apoyado en la pared blanca observó la estancia; Era un salón de piso particular, no habia fotos de familiares o amigos en las paredes ni estanterias. si habia un enorme televisor de plasma justo enfrente del sofa de cuero negro en el que habia dormido.
No habia estado alli antes. Sabia que no podia ser la casa de ninguno de sus amigos. Aquel era un lujo frio, sobrio
Aun con la sonrisa ironica en los labios intento mirar la hora en su telefono movil, pero este no funcionaba.
Maldijo para su adentro.- joder, otra vez sin movil.-pensó.
Sin más abandonó la idea de la hora, tampoco le importaba demasiado
buscó el servicio, que estaba en el extremo opuesto de la ventana, la primera puerta a la derecha, abierta y con la luz encendida. Camino hasta ahi apollandose en la pared, ahogando en su respiracion el dolor que le producia moverse y maldiciendo por lo bajo.
Entró en el servicio, y subió la tapa del retrete, respiró contento de poder aliviarse.
su nariz captó un olor, apenas un matiz, que se superponia a todos los que pueda haber en un cuarto de baño, era un olor unico y primario que aclaró su mente y le hizo recordar donde estaba.
Escucho una voz femenina y la reconocio de inmediato, era chloe manteniendo una conversacion telefonica, no escuchaba lo que decia pero si el tono de voz enfadado, intranquilo.
El joven se subio los pantalones contento de que no fuese la voz de una señora de la limpieza, ni una llamada de recepcion.
Recordo, la sangre, el frio ceramico del bater, los ojos de la chica preocupada ¿Que era ese sentimiento que le embargaba de los pies a la cabeza? era agradable pero le hacia sentir pequeño al mismo tiempo, sentía calor y ese calor venia de Chloe. Gratitud.
El joven ebrio de gratitud, aunque con el cuerpo dolorido salió del cuarto de baño y fue a su encuentro. Estaba sentada en el sofá del salón en posición de yoga, sujetaba el teléfono movil con las manos recogidas en el centro de las piernas, la tele apagada pero,
ella la miraba como si buscara algo en el negro, el sol entraba filtrado por las cortinas blancas proyectaba una luz angelical pero fria, quizás el frio venia de la mujer sentada en el centro del sofá, como una reina en su torre, su pelo caía sobre su hombro izquierdo como una cascada de ébano, Leo se quedo en el umbral apollado en el marco de la puerta. Viendo todo esto.
-¿Todo bien?.- inquirió cuidadoso.
Ella se giro para mirarlo, fingiendo que no había notado su presencia.
- Si, todo esta bien.- sonrió y se puso un mechón de pelo detrás de la oreja derecha. Dio unos golpecitos en el asiento del sofá para que el joven se sentara a su lado, tenia ojeras de cansancio- ¿Tu que tal estas? Anoche tuviste suerte de pillarme aqui.
El joven se sentó ahogando su quejido en un suspiro, y se dispuso a contarle como llego a su casa, hablaba con un vocabulario rico. Tenía una mirada inteligente y una sonrisa que rara vez lucia.
Se sorprendía así mismo siendo completamente sincero.
¿Que le sucedía? 
Estaba sintiendo cosas que no habia sentido antes.
¡Pero ella! Reaccionaba a cada una de sus palabras, como las teclas de un piano;  sus ojos eran como un cielo que se aclaraba o se nublaba según el transcurso de la historia. Leo se sinceró como no lo habia echo en mucho tiempo, cuando hubo terminado, se percató de que sus cuerpos estaban muy cerca
Ella estaba mirando fijamente, jugueteaba con su pelo, relajada. Escuchando con atención y una sonrisa de lado, como si ya hubiera oído esa historia un centenar de veces.
Y así era, aunque cambiaba el marco y los personajes seguía un patrón definido. Un eterno retorno;¿ y que pretendía Chloe con todo esto? Lo de siempre salvarse, asegurar su libertad.
La luz del medio dia iluminaba la habitacion.
Chloe le quitó importancia con un ademán y por unos segundos su mano se interpuso con un haz de luz procedente de la ventana.
La dejó ahí, sintiendo el calor del sol en su piel pálida. Por un segundo su sonrisa se esfumó y sus labios se convirtieron en una línea horizontal.
- No se como lo haréis en tu mundo. Pero mi mundo lo mueven tres cosas; el dinero y los favores; si tienes de lo uno, no necesitarás de lo otro, y viceversa.- Lo miraba con rostro estricto, mientras escogía sus siguientes palabras.- Cuídate de la gratitud principito, en la calle no hay hadas madrinas.
Leo asintió, no sabía muy bien como interpretar eso último.
- Has dicho que tu mundo lo mueven tres cosas; el dinero y los favores.- el chico bajó un dedo cada vez, finalmente solo habia uno levantado haciendo un gesto obsceno.-  ¿ Y Cual es la tercera?
La chica río sinceramente.
-Adivinalo.- desafío ella con picardia en los ojos.
- La información.
Contestó él buscando su boca.
Ella lo esquivó, arqueó una ceja.
-¿Como sabes tu eso?- preguntó tomando distancia.
El se encogió de hombros y no acortó la distancia. Chloe se extrañó, estaba tan acostumbrada a que los hombres la presionaran, estaba tan acostumbrada a que se le montarán encima que no pudo dejar pasar ese insignificante gesto.Por un momento tomó consciencia de todo pero las palabras de Leo la sacaron de su burbuja.
- En el centro nos daban un número identificador para etiquetar la ropa, para mis compañeros reclusos yo era el 219.- Hablaba despacio con voz grave, como si saboreara las palabras antes de decirlas.
Ella le acarició la mejilla derecha.
Y se inclinó para besarlo, se subió a sus piernas para notar su calor, su tension. Él la cogió con delicadeza por las caderas, ella lo abrazó y beso su cuello con pasión. Durante unos segundos se quedaron parados estudiando al otro. Ella estaba sentada sobre él, que seguía en el sofá con la cabeza sobre el apollabrazos
- Eres muy listo, pero yo también lo soy, no lo olvides..
- No lo haré.- la cortó él cogiéndola por los brazos y atrayéndola hacia él.

Y ahí la besó como si besándola pudiera salir de su infierno personal, sentía una oleada de emociones que ella le transmitía. Deseo, curiosidad, destino? Ambos querían comprobarlo
como una lujuriosa simbiosis en la que sus cuerpos encontraban descanso, paz en el otro.
<<Sólo los que están en guerra buscan paz>>. Pensó un rincón de la mente de Leo, pero el joven dejo el pensamiento a un lado y undio el rostro en los pechos de la chica. Ella suspiró y lo cogió por detrás del cuello.







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⏰ Última actualización: Apr 04, 2020 ⏰

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