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El día estaba soleado, el clima era agradable, corría una suave brisa que daba justo en toda la cara del canino que yacía tumbado en la fachada de una bonita casa. Se paró en sus cuatro patas y se estiró, agachando el lomo dejando en alto su parte trasera. Bostezó y al final se sacudió, para así librarse de toda la flojera.

Entró a su casa y se encaminó a la habitación de sus dueños, saltó arriba de la cama y lamió la cara del hombre con el entusiasmo de siempre. Su dueño despertó y lo apartó de mala gana haciendo que el animal cayese al suelo. El hombre se puso de pie y comenzó a regañarlo.

- Estoy harto de ti, pulgoso malcriado - le gritó apuntándolo con el dedo - Ni siquiera sé por qué acepté cuidar de ti, pedazo de animal mugriento - el pobre perro no entendía porqué su amo lo estaba regañando, él solo quería despertarlo como siempre lo hacía. Lo único que atinó a hacer el animal, fue agachar las orejas, esconder su colita entre las patas y hacerse cada vez mas pequeño en su lugar - Y no vengas a poner esa cara de perro muerto, porque conmigo no va a funcionar. ¡Fuera de aquí! - ordenó y el obediente y asustado perro salió corriendo de allí.

- ¿Qué sucede, SooKyo? - habló la joven mujer sentándose en la cama y refregando sus ojos tras ser despertada por el alboroto de su novio.

- Nos desharemos de JiMin.

- ¿Qué? ¿Por qué? - preguntó alarmada la chica.

- Estoy harto. No pienso hacerme más cargo de él, no quiero verlo, no quiero que viva en nuestra casa.

- ¿Qué piensas hacer con él? Es un cachorro aún, SooKyo.

- Tiene más de un año, MinJee. Puede cuidarse solo.

- Por favor, no lo hagas, puede pasarle algo.

- No te estoy preguntando. Este animal se va de mi casa hoy mismo así que vete despidiendo de él - avisó enojado y tomó una toalla para después cerrar con brusquedad la puerta del baño.

La chica se tapó su cara, sin poder evitar soltar delicadas lágrimas. Ella adoraba a JiMin, desde el primer día.

Fue hace unos meses cuando una amiga de ambos llegó con un regalo para el cumpleaños numero veinticinco de ella, una pequeña caja con agujeros y un lindo listón celeste. Cuando abrió aquella caja y vio como unos ojitos se asomaron por ella y una adorable colita se movía con entusiasmo, fue cuando cayó enamorada de ese pequeño animal. Le costó convencer a su novio de quedárselo, aun así, el hombre aceptó con ciertas condiciones, pero al parecer ya estaba harto de todo.

La chica cada vez lloraba más alto, empapando sus manos y las sábanas. Hasta que sintió un pequeño lloriqueo y como algo tiraba de sus mantas. Destapó su cara, solo para toparse con su JiMin, con las orejas gachas y su cabeza medio ladeada, una de sus patas se encontraba sobre la cama y lloriqueaba de vez en cuando.

Su dueña soltó una risa sin humor, palpando la cama para darle a entender al adorable perrito que subiera con ella. JiMin obedeció a la orden y de un salto se instaló frente a su dueña, ella estiró sus brazos para abrazarlo y él no se quejó, mas bien, acomodó su cabeza en el cuello de la mujer. Él sabía que algo pasaba, pero no sabía el qué.

El hombre salió del baño encontrando a su novia durmiendo con el animal a su lado. Suspiró y negó con la cabeza para luego bajar a preparar el desayuno.

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Ya habían pasado unas horas, el ambiente tenso se sentía por todos lados, incluso JiMin podía olfatearlo. Su dueño salió de la casa y escuchó el motor del auto ser encendido. Levantó su cabeza y orejas, atento. Inconscientemente comenzó a mover su cola.

DOGS, DRUGS & LOVE ❤ KOOKMIN - 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora