C a p í t u l o 0 6

646 99 35
                                    

CAPÍTULO 06

Incrédula.

Me hallaba en una especie de nublosa realidad alterna, o así me parecía a mí. Castiel hablaba, por muy extraño que pareciese no dejaba de soltar palabras que yo intentaba fuertemente asimilar.

Crowstorm. Banda. Líder. Gira. Concierto.

Me había quedado sorprendida y me costaba bastante creerlo, no porque Castiel no fuese talentoso, sino por el hecho de que él esté cumpliendo, por su cuenta, aquel sueño que compartía con Lysandro. No obstante, no pude evitar sentir una incalculable alegría al ver la chispa de orgullo que se mostraba en sus ojos a medida que me contaba sobre ello.

Castiel siempre había sido hosco, rudo y en ocasiones cínico a más no poder, pero no dejaba de ser una persona fantástica. Cuando lo conocías bien, te dabas cuenta de que detrás de toda esa fachada de chico malo existía alguien tan común y corriente como cualquiera. Con sentimientos, defectos, virtudes..., características que lo hacían ser él. Y eso me encantaba.

—Vaya, debo sentirme afortunada de ser amiga de una celebridad. ¿Me firmarías un autógrafo? —bromeé.

—Eres tan tonta a veces, Annie —negó con diversión—. Además no te daría un autógrafo, no eres tan importante.

—Puedo tomarme una foto contigo, subirla a mis redes sociales y ser la próxima explosión del momento, ¿verdad? Porque es algo que desearía hacer.

—Empiezo a pensar que solo te interesa mi fama.

Volví a golpear su pie contra el mío bajo la mesa. Castiel rió y yo sonreí ampliamente al verlo tan relajado.

—Sabes que no es así. Solo bromeo —aclaré.

—Lo sé.

Repentinamente un incómodo silencio se esparció por el ambiente, así que opté por lanzar la pregunta que había estado rondando por mi cabeza durante un largo tiempo:

—¿Tienes novia?

—Tengo sexo —contestó, encogiéndose de hombros.

Sí, el pelirrojo era tan «discreto» como yo a la hora de hablar sobre sexo. Sin embargo, no quería saber eso, no necesitaba aquella información sobre la vida de Castiel. No me angustiaba que mantuviese una vida sexual activa; me preocupaba que saliese con alguna chica interesada y odiosa y, por lo que veía, aquel no era el caso.

—Genial, yo no —fue mi respuesta.

Me miró con un poco de lo que parecía sorpresa e incredulidad. Luego suspiró y pareció entender mis motivos para no mantener ese tipo de vínculo con nadie más.

—Adelante, puedes hacerlo.

Arrugué mi frente, confundida.

—¿Qué cosa? —inquirí.

—Contarme lo que te atormenta. Eres consciente de lo mucho que detesto ser tu diario, pero sé que quieres hablar. Y quiero escucharte —puntualizó.

Mordí mi labio inferior. Una parte de mí sentía que estaba siendo un tanto dramática con todo esto, que debía dejarlo estar, que lo único que conseguiría sería frustrar a Lysandro y dañarme a mí misma. Sin embargo, la otra parte, se empeñaba arduamente en repetirme que esta no era yo y que esperar sería una completa mierda.

Y comenzaba a escuchar más a la segunda.

—Son muchas cosas —solté por fin—. Creo que voy a terminar volviéndome loca.

—Creo que ya lo estás, porque nunca has sido muy cuerda que digamos, Annie.

Le lancé una mirada que pretendía ser amenazadora a lo que él se carcajeó fuertemente antes de animarme a continuar.

Sálvame [CDMU, Lysandro].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora