Taylor
Al día siguiente, para comenzar con mi maravilloso día, mi madre me llama para el desayuno, creo que fue lo único que me llamo la atención, ya que, una de las cosas que amo es comer, pero desgraciadamente, no puedo ser feliz completamente, algo tiene que pasarme, en ese momento se cae la taza de leche y adivinen donde: encima de mí, obligándome a cambiarme nuevamente, al salir de casa ya un poco retrasada, estuve a punto de caerme en la acera y casi pierdo el auto bus; enserio que no entiendo porque el destino me trata así, mínimo es una maldición, tendré que llamar a un exorcista para que saque estos demonios que llevo arriba.
Como era de esperarse, llegue tarde a la primera hora de clases, la maestra me dijo que saliera del salón de una manera muy brusca delante de todos, haciéndome quedar en ridículo, pero lo que más me molesto, fue que, entre ellos estaba el imbécil de Jacob, ya con eso sabía que tenía un buen pretexto para fastidiarme.
No tuve mucho tiempo para asimilar todo, ya que al igual que yo había otra chica que había llegado tarde.
- Odio a esa maestra, me cae gordo - dijo ella con un odio tan visible que se le notaba por encima de la ropa.
- Somos dos- le respondí con una sonrisa-. Se le ve que es muy estricta y prepotente.
- Sí, es una anciana amargada y para el colmo solterona.
Solo me quedo reírme ante la forma tan educada de cómo se refería a ella.
- Hola, mi nombre es Taylor Adams
- Mucho gusto, mi nombre es Diana Lorents.
- Por lo que veo eres muy simpática y aparte compartimos el mismo odio hacia la solterona amargada
- Lo dudo, yo la vengo soportando desde hace tres años y tu apena ingresaste a la institución.
- Aunque no lo creas, pasar dos días aquí es como haber pasado dos siglos en el infierno- dije fijándome en la expresión de asombro y de gracia al mismo tiempo en el rostro de la chica.
- Me sorprendes, mayormente muchos anhelan estudiar aquí.
- Jajajaja, lo dicen porque no están aquí y a parte no tienen que soportar a un pedante como Jacob Miller.
- El chico más guapo de la secu, según otras, claro- dijo en tono de sarcasmo.
- Si y el más imbécil, estúpido e inepto también.
- Wau, pensaba que era la única con un poco de cerebro que pensaba igual.
- Somos personas súper dotadas entonces- dije en forma de burla; el día no había comenzado tan mal después de todo, perdí una hora de clases, pero conocí alguien que pensaba igual que yo; así ya no me sentía tan sola.
Bueno faltaba poco para que terminara la clase y dieran el cambio de hora.
- Y ahora, ¿para dónde vas?- me pregunto ella.
- Me dirijo a mi clase de Literatura Medieval.
- Mira qué casualidad, yo también me dirijo para allá.
- Que suerte, la nuestra.- dije con entusiasmo.
- Y bueno, que estamos esperando?
- Largarnos.
Justo cuando estamos por entrar al salón, se nos cruza el señor idiota y su pandilla; se nos quedan mirando de manera pensativa y yo reacciono.
- Tenemos monos en la cara o qué?
- Si de hecho tienes uno en la cabeza.
- ¿Qué quieres?
- Sabes enana, con tantos roces amistosos entre nosotros, no me has dicho tu nombre.
- Es que mi nombre es demasiado hermoso para que lo pronuncies en tu hermosa boca- le respondí en tono de superioridad y burla; el no merecía, ni que le diera la hora.
Antes de que pudiera responderme, entro el maestro y nos pidió el favor de tomar nuestros asientos, en un tono molesto.
- Buenos días alumnos, en el día de hoy tenemos una nueva alumna, por favor diga de manera breve, su nombre y edad.
Pidió el maestro; no quería tener que darle el gusto de saber mi nombre a ese inepto, pero como ya dije, a mi nada me sale bien,
- Mi nombre es Taylor Adams y tengo 17 años.
- Ese era el nombre tan hermoso que no querías decirme.
Hablando del rey de roma.
- Señor Miller, compórtese sino quiere que le baje dos puntos por conducta.- sentencio el maestro.
- Ya está bien maestro.
- Gracias señorita Adams, puede tomar asiento.
Luego de mi presentación tan fantástica, el maestro procedió a dar la clase.
A la salida, me tocan por el hombro y para colmo de males era Jacob.
- Así que, Taylor Adams.
- No lo pronuncies, no valla ser cosa que se te quemen las pocas neuronas que tienes, si es que te quedan.
- Por qué nunca paras de insultarme?
- Ah, déjame pensar: me arrojaste a una piscina, me humillaste de la peor manera, puedo seguir todo el día.
- Eso no habría pasado, sino me hubieras provocado.
- Ay perdón, es que no estás acostumbrado a que te digan la verdad en la cara.
- La verdad, no dejo que nadie me hable así; te salvaste porque eres mujer sino te hubiera partido la cara.
- Entonces debo darte las gracias por ser menos crápula conmigo, estúpido.
Me largue sin darle tiempo a responder; pero que se ha creído, que iba a ser como las chicas a las cuales estaba acostumbrado, que se rendían a sus pies, pues estaba muy equivocado.
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Barreras De Amor (Taylor And Jacob)
Teen FictionOdio al inepto de Jacob Miller, imbécil de pacotilla que aparenta tener cerebro cuando la verdad es que un delfín con atraso mental es más inteligente que el. Jamás había conocido a alguien tan petulante como el, si, se que parezco una loca desquici...