Baz 18

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Ese dragón manipulador, logra lo que quiera con sus ojos de perrito, bueno si somos totalmente sinceros yo tampoco tengo una fuerza de voluntad  suficiente para resistirme.

Después de dormir un rato y reclamar mi premio por quedarme en casa hoy, veo que sus ojos tienen un brillo diferente, no sé qué pasa por la mente de ese dragón manipulador pero puedo decir que es algo lindo por la cara de tonto que tiene.
Y al ver que a ese tonto se me ha pasado el tiempo volando, ya es más de medio día, y mi estómago ruge. Pero me doy cuenta de que entre mis brazos tengo un Simon dormido, no sé en qué momento pero sé que se ve muy lindo, sus rasgos son muy finos dándole un rostro muy lindo y delicado a veces creo que parece una chica, pero de esas que hacen  voltear a ver y las que hay que cuidar mucho.
Le doy tiernos besos en la frente y veo como sus ojitos de abren y me miran, con esa carita de recién levantado, y le digo:
- Amor lindo, tengo hambre, voy a preparar algo para comer, ¿Quieres algo?

Se nota que está procesando lo que le acabo de decir pero termina por mover su cabecita diciendo que si. Yo me levanto de la cama y me pongo mi pijama otra vez y me dirijo a la cocina y comienzo a cocinar algo sencillo para llenar el estómago de ese pequeño dragón manipulador.
Al terminar pongo todo en una bandeja y la llevo a la habitación y veo esos ojitos esperándome.
Comemos el almuerzo, me alegro tanto que mañana sea sábado aún que me toca ir a trabajar para reponer el día.
Todo estába tranquilo y callado hasta que del pasillo llega un gran estruendo. Salimos a mirar y vemos que un joven como de nuestra edad lleva una caja en las manos y otra en el piso. Era más alto que Simon, tenía el cabello largo, hasta los hombros y de un café peculiar, unos ojos cafés y una cicatriz muy larga en su cuello. Definitivamente un rostro difícil de olvidar.

Simon ofrece su ayuda y el extraño la acepta. De dirigen al apartamento que está al lado del nuestro. Y le digo.
- No sabía que había nuevo inquilino.
El responde
-Acabo de llegar a la ciudad y me lo recomendó un amigo. Por  cierto, mi nombre es Alex.
Simon como siempre muy amable nos presenta y ofrece su ayuda al ser los vecinos más cercanos a él.
Volvemos al apartamento y terminamos de comer.
Pasamos el resto de la tarde viendo películas y algunos capítulos de las series de Simon.
Ya estaba llegando la noche y nos volvimos a ver con hambre, pero esta vez nos levantamos los dos a la cocina, y mientras Simon cuida que no se queme la comida yo lo abrazo por la cintura. Y escuchamos el timbre, algo muy inusual.
Al abrir la puerta vuelvo a ver esa cicatriz, es Alex, con una sonrisa. Simon también llega a la puerta y le dice:
- Hola Alex, estábamos por comer, ¿Te podemos ayudar en algo?

Alex se sonroja y pone una mano en la nuca mientras noto como su corazón se acelera, sin responder nada, está nervioso.
Luego de unos momentos en silencio dice:
- Que pena molestarnos a estas horas, pero es que la caja que se me callo está tarde era la de los platos y es tan todos rotos, por lo que no tengo donde comer, si no es mucha molestia, podrían prestarme uno. Por favor.

Le costó decir eso puedo notarlo, no sé porque, pero Simon se me adelanta y lo hace pasar mientras saca un par de platos y se los empaca, muy tiernamente. Y se los da.

Aún sonrojado agradece y se lleva los platos.
Cuando nos sentamos a comer Simon me dice:
- ¿No te cae bien Alex?
Eso me llegó de sorpresa no sé porque lo dice.
- No, ¿Qué te hace pensar eso?
- Pues es que no le hablas, esperas que yo lo haga.

No me había dado cuenta, yo no he hablado con el, sólo Simon. Por lo que le digo:

- No lo había pensado, si quieres le hablo mañana, para que no crea que me cae mal o algo.
- De acuerdo.
No hablamos más del tema, sólo seguimos nuestra rutina de la noche, luego de cenar.

A la mañana siguiente me tengo que levantar temprano para ir a reponer el día en el Ministerio de Magia, por lo que intento hacer el menor ruido posible para no despertar a Simon, y antes de salir le dejó el desayuno preparado y una nota diciéndole que lo amo y que vuelvo en la noche. Y me dirijo al cuarto y le doy un beso en la frente y me voy a trabajar. Que suerte tiene Simon, al trabajar en una escuela no tiene que reponer días si llega a faltar.
Mientras estaba en camino al Ministerio, me doy cuenta que tengo unas marcas en el cuello que se que las hizo el dragón, y que si mi jefe las ve, va a saber que no estaba enfermo.

El día fue muy largo, y pensar que ese pequeño dragón está sólo en casa aburrido. No puedo esperar a llegar a casa y poder estar juntos.

Luego de largas horas por fin estoy camino a casa con mi amado novio. Cuando llegó y abro la puerta y veo a Simon sentado en la sala con Alex hablando. Y al verme los dos se levantan y Simon viene hacia mi y me abraza, Alex se acerca me saluda con la mano. Mientras terminó de llegar Simon me cuenta todo lo que hizo en el día.
- Invite a Alex a almorzar por lo que ambos estábamos solos y sin querer prepare mucha comida y nos dimos cuenta que tenemos mucho en común, ¿Y a ti como te fue hoy?
Se escuchaba emocionado, me alegra que no pasó el día sólo.
- Bien, fue muy largo, además no podía esperar a llegar para poder hacer esto.
Y acerco a Simon hacia mi y lo beso mientras lo tomo por la cintura. Cuando me percató de que no estamos solos lo suelto y me dirijo al cuarto a cambiarme y poner algo más cómodo y volver para cenar y acabar un largo día.

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