04. Huida. [Maratón 3/4]

64 16 6
                                    


  Jimin contiene el aliento con violencia mientras despierta abruptamente.

No porque haya tenido una horrible pesadilla o porque haya sentido calambre en su brazo dormido. Sino porque alguien le había zarandeando y ahora oye un grito:

—¡Jimin, despierta, ahora!

El menor se incorpora asustado, encontrando a Jin totalmente agitado. Él carga un arma, su ropa luce arrugada y su cabello desordenado.

—Se metieron.

—¿Qué?

—¡Los insectos se metieron, tengo que sacarte de aquí!

SeokJin tira a Jimin del brazo con gentileza pero velocidad, levantando al chico de la cama quien ni siquiera tiene tiempo de colocarse calzados y sigue en pijama. Jin lo guía fuera de la habitación, en donde las alarmas de seguridad resuenan con fuerza además de los disparos en los pasillos. El mayor quita algo de su bolsillo y habla de inmediato.

—Posición.

—Cuarenta grados hacia el norte en dirección del refugio, esperamos órdenes, cambio —responde una voz a través del radio que Jin carga.

—Estaré ahí en cualquier momento, abran el camino cuando lleguen.

—Sí señor, cambio —Le responden de vuelta y Jin empieza a avanzar nuevamente, con Jimin pegado en su espalda mientras el mayor ilumina el camino con la linterna dispuesta en su arma.

El chico está demasiado asustado. Han pasado un par de años desde que había lidiado con esos seres grotescos y no estaba preparado, ni mental ni físicamente para volver a encararlos. Pensó que se trataba de un sueño, de una pesadilla horrenda de la que no podrá despertar hasta que alguien muera.

—Jimin... —llama el mayor, pero al notar que el chico está ido de sí, suspira— ¡JIMIN!

El chico reacciona asustado, jadeando y temblando. Jin baja su arma de repente y lo atrae a su pecho, para darle un abrazo tan fuerte que Jimin siente como sus miedos se apaciguan lo suficiente como para mantenerse firme y no ser una carga para su mayor. Aún puede percibir en su cuello, un rastro del aroma del perfume que el mayor se puso para la ceremonia de graduación.

—Confía en mí, te sacaré de aquí —el susurro de Jin, pese a que es casi inaudible, se cuela en el interior de Jimin y lo convence de que estará bien por el resto de su vida, si Jin está a su lado. Así que aprieta sus pequeñas manos, y frunce el ceño intentando lucir valiente. Jin sonríe, siendo encantado una vez más por la dulzura del chico; sin embargo, no hay tiempo que gocen para pequeñas libertades como las que se están tomando. Así que el mayor mueve la cabeza, prosiguiendo:

—Obedece todo lo que te diga, por favor —Jimin asiente, sabiendo que él se refiere a la última vez que lidiaron con esos monstruos. Jin le pidió que corra y él se rehusó como el niño pequeño que era, así que ahora se convence de no dudar de la experiencia y capacidad de su mayor. Jin podrá contra cualquiera, y no debe temer por él.

Ambos avanzan ágiles a través de un pasillo estrecho, que tiene escasa iluminación, pero que es un poco aliviado por la linterna que Jin carga encima del arma. Al fondo ven la luz, pero de allí provienen los gritos y los disparos. Jin avanza con el arma en alto, mientras Jimin intenta mantener sus piernas firmes, luchando por no doblegarse ante el miedo.

—Jimin, cubriré tu espalda —explica Jin en tono bajo—. Una vez que lleguemos allá, verás una puerta negra en el fondo. Junto a ella está el extintor y un hacha; rompe el cristal de seguridad, coge el hacha y sal por la puerta de a lado. Al final del pasillo estarán mis hombres esperando en un vehículo. Sube con ellos.

APOCALIPSIS   »JinMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora