EPÍLOGO

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Samuel

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Samuel.

Tres años después...


Los nervios me estaban comiendo por dentro a medida que el avión aterrizaba en el aeropuerto de Buenos Aires.

Hace menos de una semana estaba viviendo mi vida en México y días después, decido que no quiero estar lejos de Argentina, pidiendo mi traslado enseguida. No fue de la noche a la mañana que cambie sino que llevo meses queriendo volver y tuve la fortaleza de reconocer que no me estaba haciendo bien vivir alejado.

Durante estos años que viví en México aprendí a valorar muchas cosas, una de ellas la familia y amigos, tenerlos lejos me hizo ver que el amor que te da tu familia no se encuentra en ningún lado.

No voy a negar que desde el primer día que pise suelo mexicano me recibieron con los brazos abierto, pero nunca pude llenar el vacío de soledad que tenía, extrañaba los almuerzos con mis padres, las charlas con José, las visitas de mi primos y sobre todo la extrañaba a ella... demasiado.

Tarde me di cuenta de la clase de cobarde que fui, uno miserable que no quiso asumir lo que le pasaba por temor a ser rechazado, escudándome con razones pobres para huir y despidiéndome a través de una patética carta.

– ¿Cómo estuvo el vuelo, campeón?. – pregunta José saludándome con un abrazo.

– Podría decirse que bien, hermano. –  contesto devolviéndole el abrazo con fuerza.

Luego de tomar la decisión de volver, hable con José y le conté de mi regreso. Él  se ofreció a buscarme para darles unas sorpresa a mis padres.

Agarro mi equipaje y comenzamos a caminar hacia la salida del aeropuerto.

– ¿Sabes algo?. – pregunto cuando me subo al auto y me abrocho el cinturón de seguridad.

– Desde los tres años que llevas afuera y que nos comunicábamos, que haces la misma pregunta.

– No seas tan mal amigo y habla. – digo un tanto fastidioso.

Seguro que para él es molesto que siempre pregunte lo mismo pero para mí es fundamental.

– Hace meses que no sé nada... Como ya te conté... la ultima vez que la vi, fue seis meses después de tu partida, en el juicio. Tampoco es fácil obtener información teniéndola a kilómetros de distancia.

– Sos policía, algún contacto debes tener. – razono.

– Samuel por que no te dejas de joder y la llamas de una vez por todas a María Emilia... Ya es hora que tengas un poco de huevos y asumas tus malas decisiones. – larga molesto.

– Qué buen amigo que sos, Josecito. – digo con sarcasmo.

– Amigo mis huevos... te pido que dejes de actuar como un pendejo y asumas la cagada que hiciste por haberte despedido mediante una carta de mierda.

APARIENCIAS (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora