CAPÍTULO 20

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–	¿Por qué no hablas? ¿Te comió la lengua el gato, conejita?

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– ¿Por qué no hablas? ¿Te comió la lengua el gato, conejita?. – se mofa Oscar.

Es un hijo de puta.

Disfruta verme derrotada, perdida.

El living se queda en total silencio, todos están atentos a lo que puedo llegar a decir.

Mi cabeza y mente están colapsadas, no encuentro las palabras para defenderme.

Y aparte... ¿Qué puedo decir? Que fui una ilusa, que no vi lo que tenía enfrente hasta hoy, y que ahora me doy cuenta de la clase de persona que es.

Todo es una gran mierda.

Estoy decepcionada, dolida y sobretodo me siento engañada.

Sé que en el fondo de mi corazón lo merezco por que yo fui la que engaño primero, entrar a la mansión para robarle el pendrive a Chico me hace igual o peor.

No debí confiar.

Me arrepiento de lo que hice, me maldigo por ser tan ciega.

Por que las apariencias engañan y David es un claro ejemplo de eso.

Tenerlo a pocos metros, comprueba su treta, la desilusión que me causa es enorme.

Para mi, fue un escape a toda la miseria que vivía, el pilar que me mantenía en pie para no derrumbarme, con él me sentía segura, protegida y hora me siento usada, sucia.

Me recrimino haber sido débil ante sus palabras bonitas pero ese fue su juego para envolverme y no ver la clase de persona que tenía delante de mí.

Que tonta.

Pero... esto se acabó.

En este preciso instante se terminó.

No voy a permitir que me sigan usando y engañando su antojo, no voy a seguir siendo el títere de nadie.

Entonces dejo que el odio me gane, que la furia y el enojo se apoderen de mi cuerpo.

– No me comieron la lengua, hijo de puta. – escupo con furia. – Por tu culpa estuve inconsciente. – voy acercándome lentamente a Oscar.

No me importa saber que todos me están mirando y escuchando.

Yo lo único que quiero en este preciso momento es mostrarle a Oscar que no soy débil y borrarle esa sonrisa cínica de su boca por que él sabía lo de David y por eso se burla.

Ahora sus palabras de la otra noche cobran sentido.





Ay, María Emilia... No sé que voy hacer con tus mentiras. – hace una pausa y se va acercando. – ¿Te pensas que te creo?.

– No sé a qué te referís pero es la verdad. – hablo segura.

– No te hagas la tonta, conejita.

APARIENCIAS (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora