Capítulo 2

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Al día siguiente Minseok fue trasladado a una habitación que había junto a la suite del rey. Era bastante espaciosa y muy bonita. Estaba decorada en tonos azules y morados claros, dándole el aspecto del cielo al anochecer, también tenía la cama de matrimonio más grande que había visto nunca, ni siquiera la de sus padres era así; un escritorio blanco y un baño propio decorado con lo que parecían piedras azules que reflejaban de forma hipnótica la luz que entraba por unas pequeñas ventanas que había casi en el techo del baño, también había una bañera tan grande que cabrían tres personas tumbadas cómodamente.

Aparte, el rey había conseguido que aceptasen a Byal en las caballerizas y tenía un establo enorme para él solo. El rey le había dicho que podía visitarlo siempre que quisiera, cosa que lo había tranquilizado pues por la cabeza se le había pasado la cabeza que el lobo volviese a la nación del hielo pero ahora que tenía refugio y comida, era preferible tenerlo cerca. Al fin y al cabo, era lo único que realmente lo relacionaba con su casa y uno de los pocos con quien se sentía cómodo.

El único problema que veía en su nueva vida en el castillo era que se codeaba diariamente con altos cargos debido a que a su majestad le aburría pasarse horas sentados escuchando a viejos hablar de cosas que ya sabía, como él mismo había declarado. Minseok temía ser reconocido, juraría que más de uno se le había quedado mirando más de lo necesario, el rubio esperaba que fueran ilusiones suyas. Es cierto que pese a ser miembro de la familia real de una de las doce naciones nunca se había relacionado más allá de lo necesario. Había asistido a varias fiestas, muchas comidas y alguna que otra boda pero todo arrastrado porque era lo que se esperaba de su status, él era una persona poco sociable, se sentía muy cómodo en su dormitorio con Seulgi, hablando durante horas o solo leyendo en silencio, cada uno sumido en un libro; a eso se le sumaba que su padre trataba, siempre que podía, de aislarlo, de retenerlo, de esconderlo al mundo.

Aún con el miedo constante a ser reconocido asistía a todas las reuniones, organizaba las fiestas, ponía orden en los documentos oficiales y se encargaba de que el rey estuviese informado y acudiese a tiempo a sus eventos, era su trabajo después de todo y aunque no le gustase admitirlo, al ser parte de la realeza eran procesos que había realizo con anterioridad.

[…]

Había pasado casi tres meses en el trabajo y no recordaba época más feliz que esa, entre otras cosas debido a que su confianza con el rey había crecido en demasía hasta el punto de tutearse, habían empezado como bromas donde olvidaban momentáneamente las formalidades pero cada vez ocurría más a menudo, cada vez le tomaban menos importancia. Habían encontrado aficiones en común y disfrutaban los ratos libres juntos, en más de una ocasión Minseok había entrado al dormitorio del rey para informarle de lo ocurrido en las reuniones e informarle de los planes para esa semana y habían acabado hablando durante horas sobre todo y nada. Minseok intentaba no hablar mucho de su familia, no desvelar al rey su identidad, pero aún así de vez en cuando soltaba detalles que aunque no se daba cuenta, Jongdae almacenaba en su memoria como algo preciado.

El rey mandó construir una biblioteca particular en el cuarto de Minseok en cuanto este le contó que amaba la poesia, las novelas y el teatro. En cambio él no soportaba leer, decía que se aburría al rato de tener que mirar la tinta impresa en papel pero nunca negaba los ofrecimientos de Minseok por leerle un capítulo de lo que estuviese leyendo en ese entonces.

También habían probado salir a montar juntos, Jongdae en su caballo blanco y Minseok en uno de los caballos negros del rey, pero algo tarde habían descubierto que ambos eran muy competitivos cuando se trataba de velocidad y destreza a caballo; las heridas y los raspones en ambos eran la prueba de ello.

Minseok también consiguió arrastrar al rey hasta el establo de Byal para que se conocieran, creando un bonito lazo de amistad en ambos.

- Jongdae, alarga la maldita mano. El lobo nunca te haría nada malo, por lo que más quieras - rugió Minseok, harto de los temblores que no abandonaban al rey.

ice storm [chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora