He puesto tu playlist tantas veces que he perdido la cuenta de las ocasiones en las que han sonado las mismas canciones.
Siempre que he de oír alguna de ellas, pienso en ti inevitablemente. En la forma en la que tu cabello cae alborotado sobre tus hombros y el cómo se ve con el viento al acariciarlo, en la suavidad de tus labios, la manera en la que tu nariz (la cual has confesado centenares de veces tenerla desviada, aunque no se ve así) roza mi mejilla cuando me regalas un beso, el tono de tu voz cuando cuando dices que me quieres y pronuncias mi nombre.
Te has vuelto (tan) parte de mí sin que lo haya deseado que ahora es difícil concebir un día que no pases por mi mente (ya sea de una forma positiva o negativa).
Alguna vez leí un poema sobre esto: el sentir a la persona en las canciones y que inclusive, tras quitarse los audífonos esa sensación sigue ahí, algunas veces latente, esperando a sentir los brazos de la otra persona rodearnos para así perdernos del exterior.
El asunto conmigo es que inclusive la música que me hace triste me recuerda a ti, a nosotros.
Sé que no le temes al futuro, que para ti la negatividad no es nada y que tienes un plan para casi todo, estoy consciente que me ves en ellos pero yo no nos veo ahí. Tal vez por miedo, por mi poca ambición o simplemente porque no lo deseo pero cuando me visualizo dentro de unos años... tú no estás ahí. Por ello temo a que el tiempo siga pasando, tengo miedo de que esta sensación, que por momentos me hace quererte y odiarte, desaparezca.
Una de mis canciones preferidas y por excelencia es We might be dead by tomorrow, esa siempre ha de recordarme a ti y aunque aún no te lo haya dicho, es tu canción. Constantemente me recuerda lo efímera que es la vida y lo importante que es el amor. Me recuerda a lo poco afectivo que eres y lo mucho que te cuesta demostrar tus emociones.
Sé que mi playlist debe ser pequeña pero la tuya, no. Cada vez que oigo alguna canción digna de ti, ya sabes, esas que suelo amar y sé que jamás me aburrirán como Ho hey, We might be dead by tomorrow o So good to me (por mencionar las preferidas) las oigo diariamente (hasta que me asqueen u olvide ponerlas), casi como por instinto, y, junto a ellas están las que me has dedicado de manera indirecta como no.
Creo que todas las canciones que has vuelto «mías» (o al menos es lo que siempre dices tras mándenmelas), Moscuw se ha vuelto mi preferida por excelencia. Sé que tú la amas tanto como yo (si no es que más) porque desde que me la dedicaste, sueles ponerla siempre que me llamas por teléfono.
El hecho de que comenzaras a oír indie, alternativo y folk, dejando a un lado tu música francesa que nunca he llegado a amar o disfrutar como tú lo haces. Es algo que aprecio encarecidamente, ya que, estoy consciente que lo haces para así tener más cosas de que hablar y a su vez, para que cuando te pida que me recomiendes canciones no tengas qué preguntar a mis amigas si las canciones que me enviarás me gustarán.
Cuando me enviaste la fracción que amo de Just kiss her quise besarte en ese mismo instante. Creíste que no me enteraría pero sé que astutamente le preguntaste a mi mejor amiga la canción que más anhelaba que me dedicaran, y aunque ella no me lo dijo, igual lo supe. Si ya amaba esa canción, tú acabaste por hacerla especial.
Espero que para el momento cuando todo esto termine y mi corazón se vea roto en cientos de pedazos, estas canciones no pierdan su significado. Odiaría dejar de sentir el amor, melancolía y glamour que tu música genera en mí.
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Tu playlist.
FanfictionRin decide dedicarle pequeñas cartas a Len en donde decide retratar su sentir ante las etapas de su romance.