A veces, solo a veces, se preguntaba si ser feliz sabiendo que hieres a alguien estaba bien. Volvía a destrozar en pedazos esa felicidad inestable que tanto le había costado conseguir y lloraba por el mero hecho de no tener nada por lo que llorar. Y es que ella podía sentirlo. Lo hacia siempre que se abrazaban como si no se fuesen a ver nunca más, como si su próximo anhelo de tantos adquiriese el olor de su perfume. Sentía como con cada beso, cada caricia, cada mísero roce, el maravilloso ser que había construido aquella vida de papel, que con un simple soplido podía evaporarse, se derretía. Bajo sus dedos notaba como el calor la traspasaba hasta llegar a él y quemarle por dentro. Y es que lo que mas dolía no era la piel ardiendo, lo que hacia realmente que se despertase entre sollozos cada noche era el saber que aquello era solo una prueba mas que la vida le daba para que se diese cuenta. Otro impedimento para ser feliz, mientras esperaba pacientemente en la parada del bus de los recuerdos, en la que nunca llegaba a pasar nada. Porque en el fondo lo sabia, en su naturaleza había nacido un pesimismo que se la comía cada día que pasaba, y aquello no hacia mas que aumentarlo. Pero cada noche, evadía sus pensamientos y se aferraba mas a su cuerpo, mientras comenzaba el olor a quemado como tantas otras veces. Lloraba porque había conseguido ser feliz y no quería estropearlo. Egoísmo. Por eso lloraba. Y es que aquella rutina que ya parecía tan lejana nunca llegaba, y cada día era un nuevo reto que nunca acababa de superar y se le instalaba en los pies como una pesada roca que le impedía cada vez mas y mas avanzar, y él era el único que aligeraba su carga y cargaba con las ruinas del fracaso. De su fracaso. El único que la había acogido entre sus alas aunque ese simple acto los destruyera a ambos poco a poco. A él entre llamas, y a ella entre lágrimas. Porque aún estando anclada al suelo de esa triste realidad, el la había hecho volar sin tener alas.
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Historias de una chica separada de su Sol.
Teen FictionNacida en la más bella luz, introducida en la más fría oscuridad. La presión que siente en su pecho aumenta cada día sin que ella pueda hacer nada, simplemente quedarse a esperar en aquel lugar en busca de respuestas que nunca llegan, viviendo tan s...