Gira, gira por toda la casa, escuchando música clásica, viendo como mi falda se alza, hasta que me interrumpe un grito ensordecedor, más que un grito un aullido, será que ésta rubia tonta no se va a callar. Me acerco a su oído y con voz suave le susurro— mientras más grites más dolorosa será tu muerte, así que te recomiendo que guardes silencio—. Me mira con esos ojos azules llenos de pavor y por fin no escucho nada más que sus fuertes jadeos.
La observo y no puedo evitar una sonrisa, podría pasarme toda una eternidad viendo esto y siempre sentir el mismo placer; se encuentra totalmente bajo mi merced, desnuda, amarrada en forma de X, suplicando por su vida; incrementando el deseo de remodelar mi casa, aumentando mis ansias de teñir de sangre la sala.
Me alejo de ella para buscar el martillo y los clavos, al estar otra vez a su lado deslizo el clavo por su frente, nariz, boca y por último sus ojos ejerciendo más presión en sus lagrimales— Estás asustada, yo qué tú, más que susto sentiría mucho terror—. Mi fuerte risa no me deja escuchar su quejido, pero ya comenzó a temblar la pobre, y eso que todavía no comienzo. Posiciono el martillo y los clavos cerca de su rostro, busco el cuchillo de carnicero y lo dejo a un lado del martillo; más cerca de su cabeza. Me encanta ver el miedo que expresa su mirada, por último, agarro el hilo, la aguja y unas pinzas.
Camino hacia ella con un paso lento pero seguro, me pongo en cuclillas justo al lado de su pecho y le brindo una sonrisa— Aquí, pequeña barbie... comienza tú pesadilla.
Tomo su seno derecho y comienzo a doblarlo de tal manera que el pezón y la aréola quedan totalmente tapados, lo sujeto con las pinzas y comienzo a coser, al realizar el primer punto su grito fue tan fuerte que casi se me cae la pinza, mientras que con el último punto gracias a los unicornios ya no escuchaba sus gritos, no sé si ella perdió la voz o yo la audición.
Al terminar me cambio de lado pero antes de comenzar con el otro seno ella rompe la dulce melodía de fondo para gritar— no, no, por favor no sigas.
— Que pare dices, pero por qué si me estoy divirtiendo tanto— no puedo evitar reírme— mejor cállate o te coseré la boca.
Prosigo censurando su cuerpo, al terminar con sus pechos no puedo evitar levantarme y disfrutar de su cara que irradia puro sufrimiento, dando vueltas alrededor de ella como un tiburón acechando a su presa. Me acerco a su cadera y con las pinzas junto sus labios... Uno, dos, tres puntos y así sigo a lo largo de toda su intimidad, sin que mis manos la toquen, asco no me gustan las chicas barbie. Al finalizar le desato una pierna y la llevo junto con su mano y hago lo mismo con la otra hasta que adopta la forma de una gota, una C o de una carta de naipes doblada; lo importante es que se encuentra en la posición perfecta para acabar con mi trabajo solo me falta coser sus glúteos y ya se verá exactamente como lo que es.
—Listo, espera que te regreso a tu posición inicial—. Cuando ya está otra vez como una X agarro el cuchillo— Sabes barbie ustedes las rubias deberían nacer así, censuradas, sin posibilidad de reproducción, o mejor aún, simplemente no deberían de existir—. Me siento sobre su brazo y le desato la muñeca agarro la cinta adhesiva y le doy vuelta a toda su mano en forma de puño dejando por fuera el dedo anular, ya con la mano bien sujeta, la piso y bajo el cuchillo con todas mis fuerzas ¡ay que emoción! Ya veo sangre y su grito es música para mis oídos, me volteo y le digo— un dedo menos, faltan diecinueve— y ni un millón de dólares me haría más feliz que ver esa cara con lágrimas y la sangre como alfombra. Me muevo hacia su otro brazo y hago lo mismo, agarro los dos dedos y se los muestro— no te preocupes que muerta no necesitarás ningún dedo.
Me siento sobre su pecho y agarro el martillo y un clavo—¿Quieres que pare?— la miro con lástima— anda, te estoy dando una oportunidad ¿Quieres que te suelte?
—Sí... Por favor, no me hagas más daño.
—Creo que se me pasó la mano ésta vez...mejor te ayudo, no te preocupes, ya no verás más maldades en tu vida— rápidamente coloco el clavo en su ojo y ni tiempo le dio de mover la cara, ya tenía todo el clavo atravesándolo. No se que fue más fuerte si su grito o mi risa. Está tratando de mover la cabeza de un lado al otro, pero ni caso tiene que lo intente ya que tengo mis pies uno de cada lado listo para martillar su otro ojo.
—Adiós barbie— deslice el cuchillo desde su oreja, pasando por su cuello hasta llegar al otro lado. Con una rubia degollada y música clásica de fondo, no se puede pedir nada mejor.
Suena mi despertador y al apagarlo me encuentro en mi cama, con pijamas y mi dulce novia al lado, nada de sangre, ni rubias, solo fue un lindo sueño.
Me acerco a mi pelirroja para darle muchos besos, es hora de comenzar un nuevo día—despierta mi amor, tengo mucha hambre—. Aún con todas esas lagañas en sus ojos, es la mujer más hermosa que yo he visto; con muchas pecas, ojos verde aceituna, una nariz perfilada y unos labios protuberantes que morder.
—Hola hermosa—me dice mientras me brinda una dulce sonrisa y acaricia mi pelo negro— ¿Cómo dormiste?
—Muy bien, volví a soñar lo mismo ya van tres meses donde no sueño otra cosa, ¿Tú crees que signifique algo?
—Pues claro que tiene significar algo pero qué será, yo no le encuentro ningún sentido. Es mejor que no pienses en eso y vayamos a desayunar—. Se levanta de la cama dejandome una perfecta vista de su cuerpo desnudo.
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Dedos teñidos en sangre de unicornio
Short StoryJudith Johnson es una joven morena obsesionada por el orden, las listas y lo colorido; vive con su novia Alessia Salvatore, una escritora muy famosa, Judith está experimentando extraños episodios en su vida que la inducen a ir al psicólogo ¿Qué será...