Esperanza, algo imposible.

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Juleka.

1 o después.

No podía conciliar el sueño, mi mente vagaba por recuerdos que por desgracia eran parte de mi pasado del cual odiaba. De nuevo las lágrimas se hacen presentes, como de costumbre, presa de la impotencia y terror.

Me duele cada parte de mi cuerpo y siento mis piernas adormecidas, no tengo las suficientes fuerzas para moverme, quiero gritar, las lágrimas no se detienen y es que siento una mirada penetrante, es él. Mi respiración se vuelve entrecortada, no sé de donde logro tener el autodominio de mi y con todas mis fuerzas grito el nombre de mi hermanastro, Alaric. Él a los pocos segundos logra entrar a mi habitación, sus ojos denotan preocupación y me pregunta:

—¿Estas bien?

Niego con la cabeza, seguro y estoy temblando, Alaric se limita a preguntar y sale con rapidez de mi habitación, y a los pocos minutos transcurridos vuelve con un vaso de agua, espera a que mi cuerpo vuelva a reaccionar y me da el vaso, al terminar el agua lo miro a los ojos y vuelvo a llorar, él me abraza y me implanta un beso en la frente.

—Sean esta aquí...lo presiento, joder, lo presiento, ¡él esta aquí! —me resguardo entre su pecho y cuello esperando que diga algo para tranquilizarme.

Suspira.

—Princesa, él no esta aquí, no te pongas así, ¿ok?, aquí estoy yo, cuidándote mi babosa.

Sonrió, y con disimulo miro hacia la ventana, él esta aquí, aunque Alaric me diga lo contrario, Sean solo espera el momento indicado. Genial, llego a divisar la hora, son las 3:00 A.M., y no he dormido nada, y para mi suerte hoy necesariamente es mi primer día de estudio, suspiro fastidiada, Alaric se da cuenta de mi rotundo cambio de humor, se ríe.

—Ya sé que detesta el estudio, pero más de algo te servirá, ¿acaso no tienes el sueño de convertirte en una persona exitosa en el ámbito profesional?

Niego, la verdad es que esos sueños se esfumaron desde hace mucho tiempo, pero bueno, solo estudio porque a Alaric le hace feliz, bostezo, al parecer el sueño por fin me ha dado, y no sé en que momento caigo en un sueño profundo.

—¡Ah!—grito al sentir algo recorriendo mi cuerpo.

Lo siguiente que pasa, Alaric preocupado en el umbral de la puerta.

—¿¡Qué sucede ahora!? ¡Tremendos sustos los que me causas!

No respondo, y con cierto cuidado examino mi cuerpo, nada, suspiro aliviada, pero diviso la hora, ¡es tarde!, y yo aun en pijama, sin más me levanto y le cierro la puerta en la cara a Alaric, a lo que escucho un insulto de parte suya ante tal acto, me disculpo, pero es que ya se me hizo tarde, en mi armario saco mi uniforme a toda prisa, y sin más me lo pongo, maldigo en mis adentros al no poder bañarme por lo tarde que es. Ya terminada de arreglar salgo disparada de la casa no sin antes arrastrar a mi hermano fuera de esta, el muy desgraciado se decidió a ultima hora no ir a estudiar, a lo que me negué rotundamente.

—¡Oh, vamos! Las ganas desaparecen, es el primer día, casi nadie asiste en este día.

Me hago oídos zordos, y sigo caminado hacia la parada de bus, Alaric se rinde y me sigue sin reproches.

—Solo porque tu vas...—logra decir entre dientes.

Minutos después, mejor dicho 1 hora después al fin hemos llegado, sé que llegamos como 1 hora y media tarde pero algo me dice que nos dejaran ingresar, ¡bingo!, tenia razón, pero, sí, lo sé, soy la chica de los pero, la cosa es que por llegar tarde nos han posicionado en medio de la cancha de baloncesto, y...¡hay un tremendo sol!, pasada la media hora de castigo—sí, es media hora—Alaric y yo tomamos rumbos diferentes por nuestras clases, no sin antes pasar a dirección por nuestros horarios, suspiro desganada, lo que me toca en este momento es matemática.

Me encuentro en frente de la clase de matemáticas, me mentalizo lo que pasara, seguro y nada bueno, y sin más paso no sin antes disculparme por mi llegada tarde a la clase.

—¿Ven?, esto—me señala —queridos estudiantes...es irresponsabilidad—dice mi profesor.

Genial, de seguro me he puesto roja, ignoro todo comentario ofensivo y me posiciono en los lugares de atrás.

Primer día y ya fui avergonzada.

¿Qué más puedo esperar de este día?

Me fastidia la voz de ese profesor, y apenas han pasado 5 minutos desde que entre.

Alguien entra a la clase apresuradamente. Bien, no seré la única avergonzada, sonrió ante ello, pero no, nada de lo que me paso le sucedió a quien entro tarde; un chico de cabellera rubia, de tez clara y ojos verdes. ¿Es en serio?, espero y no se siente a la par mía, se acerca, oh...no. Esta a punto de sentarse a lo que yo posiciono mi cartera y sin más digo:

—Esta ocupado, lo siento.

El chico me mira por unos segundos, suspira y se retira a un lugar alejado del mio.

Bueno, al menos me deshice de esa barbie.

La clase finaliza, salgo disparada de ese lugar, ¡hora de receso!, y alguien jala de mi brazo con fuerza a lo que me quejo, es el chico.

—¿Qué quieres?

—Fuiste una maleducada, disculpate.

—¿Disculparme, yo?—me río ante tal estupidez, ¿yo?, ¿disculparme?, no.

—Sí, era obvio que ese lugar no estaba ocupado.

—Pero aun así accediste a retirarte, así que en eso ningún problema.

—¡Ah! No te trate mal...

—Lo sé —respondo—y por esta tontería no me harás perder mi tiempo, adiós.

Me doy media vuelta logrando safarme de su agarre y me voy a la cafetería con pasos firmes.

—¡Oh, mira!—genial—¿no te habías suicidado ya?

Calix Constantine.

—Dale, que eso seria hacer un favor, y de seguro me conoces que no hago favores, idiota.

—¿Crees que por ser mujer no te voy a agredir?

Me toma de la muñeca con fuerza al punto de lastimarme, me quejo a lo que él me levanta la mano para proporcionarme una bofetada, pero alguien le detiene y me suelta, el chico de los ojos verdes.

—¿¡Qué crees que haces!?—grita Calix.

—Enseñarte a respetar a las mujeres, ¡idiota!

—¿Te crees la gran cosa por esto?, ¿en serio?, si es así, terminamos—dice una rubia al presenciar tal escena, sin más me pide disculpas y se retira.

—¡Chloe!—grita Calix angustiado, logra zafarse del agarre del rubio, y corre en busca de su chica.

Un momento incómodo, admito que me comporte mal con el chico.

—Yo...—logro pronunciar.

—No te disculpes, no debes. Así que supongo que no sabes quién soy—soltó mirándome con timidez, esbozo una sonrisa que me pareció agradable.

—Creen que soy un error—reí sin ganas, porque aunque quería negarmelo estaba segura que esa era la realidad. Restándole importancia a lo ultimo que me dijo, de saber quien era él.

—Dejalos creer lo que ellos quieran, total, tú no eres un error, chica.

Sonreí, y tal vez tenia razón.

Tal vez, solo tal vez este nuevo ciclo de estudio sea diferente.

Algo estaba pasando, eмpezaвa a tener eѕperanza en algo que seguro no iba a poder ser posible, que mi vida cambiaría a bien, porque es la primera vez que alguien me defiende exceptuando a mi hermano.

—Soy Adrien...—se presenta, a lo que yo retrocedo, doy media vuelta y sigo mi camino hacia la cafetería.

Sí, es algo patético de mi parte, después de lo que él hizo, sí, es patético, pero, por alguna razón lo hice y ya.





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