El recorrido hasta el supermercado se me hace todo un reto. Estoy segura de que incluso resolver un problema de matemáticas en un minuto es más fácil que soportar el calor asfixiante y la bochornosa multitud de Boston. Y como si el mundo conspirara contra mí, se ha dado el caso de que justo ahora toda la gente va a por las condenadas naranjas, por lo que sin quererlo he comenzado una guerra por salir viva y con dos kilos de naranjas de aquella enorme multitud.
No sé a cuántas personas he empujado ni a cuántas les he arrebatado alguna que otra naranja, pero lo cierto es que he completado mi misión, y todo sin perder ni un brazo.Por si te lo preguntas, sí, exagero mucho las cosas a la hora de narrar, por lo que espero que te acostumbres a ello.
Llegar hasta la caja se me hace un poco más agradable. Por lo menos se han dignado en poner aire acondicionado, ya me iba a convertir yo en plastilina aplastada a este paso. A pesar de que las cajas están a reventar, encuentro una casi vacía en la que una señora con cara de amargada me mira como si me quisiera hacer desaparecer de la faz de la tierra.
Ahora entiendo por qué en esta apenas hay gente.
—Buenos días —menciono, cosa a la que ella no responde.
¿Para qué coño existen los modales, señora?
La agradable mujer, tras escanear el código de barras de la bolsa y teclear un par de números, tan solo menciona el precio de mi compra. No comento nada y le doy entrega del dinero necesario, y sus ojos vuelven a investigarme cuando me hace entrega de las naranjas y ese ticket que no sirve para nada.
Muchas gracias por su amabilidad, bondadoso ser humano. Sé que trabajar de cajera es una mierda, pero al menos haz el esfuerzo de sonreír. No haciéndolo repeles a los clientes, consigues menos dinero y por ello menos éxito que tus compañeros de trabajo. Y sé que en la vida vas a oír estas palabras, pero esta es mi mente y cualquier pensamiento será bienvenido.
Dos toques en mi hombro son lo que me obliga a salir de mi mundo. Curiosa y un poco asustada al mismo tiempo, me giro para encontrar a alguien que no esperaba en absoluto. Afortunadamente, no es un tío fortachón que pretende secuestrarme, ni la cajera de antes sonriendo de forma tétrica. Un chico no mucho más alto que yo, de piel muy blanca y analizándome con unos ojos tan azules como el mar me extiende un billete que seguramente se me ha caído mientras guardaba apresuradamente el cambio.
—Oh, gracias —digo, tomando el billete. Él no responde y se da la vuelta para guardar en una bolsa de plástico las escasas cosas que ha comprado.
¿Qué pasa hoy con la gente? ¿Acaso les ha comido la lengua el gato? ¿O es que ese chico es hijo de la cajera?
Después de esta misteriosa aventura, confirmo que no quiero volver a mantener contacto con ningún ser humano en lo que queda de día. Pero claro, eso se queda en lo más recóndito de mi lista de deseos que jamás se cumplirán. Y precisamente con la persona más indicada.
—¡Hombre, Kylie! —exclama una voz a lo lejos.
Adiós a mi idea de ser asocial por un día. Con lo tentador que parece... ¿No podré hacerme la tonta y fingir que no le he escuchado? No, imposible, le tengo justo frente a mí y se está acercando.
—Ah, hola —comento sin esforzarme en fingir asombro.
—Pareces muy emocionada —dice él en tono sarcástico.
Su ropa deportiva y las gotas de sudor que perlan su frente es prueba más que suficiente para averiguar que está haciendo su típico entrenamiento diario. Lo sorprendente es que no le haya dado nada por el camino teniendo en cuenta las altas temperaturas.
—Tengo motivos para estar así —respondo sin un ápice de emoción.
Como por ejemplo, que no hayas fingido no haberme visto. Tengo ganas de llegar a casa y no salir de allí en lo que queda de día.
Mika se revuelve el cabello con una mano, acto seguido exhala un suspiro y me mira arqueando una ceja.
Esto no es bueno.
—A ver —comienza a hablar—, no sé si tu madre te ha pegado con la chancla o es que has terminado con tu querido Johnny, porque tengo el presentimiento de que ha pasado algo.
—¡¿Por qué siempre sabes lo que me ocurre?! —exclamo desconcertada, lo que hace que él abra los ojos de par en par— ¡¿Tan previsible soy?!
—Sí —afirma sin pensárselo dos veces, ignorando mi mirada de desprecio—. Entonces, ¿cuál de las dos?
—La segunda —le aseguro, y no puedo evitar esbozar una sonrisa.
—Tu cara me hace pensar que has disfrutado rompiendo con él —supone.
O este chico es un genio, o es que tengo escrito en la frente “he cortado con mi novio y soy la más feliz del planeta”.
—Esto es algo serio, Mika —alego de todas formas, fingiendo seriedad—. No debes alegrarte de haber terminado con un imbécil que cada día te irrita más —Él simplemente entrecierra los ojos tras mi respuesta.
Justo en ese momento, ambos teléfonos suenan al mismo tiempo como muestra de una notificación emergente.
Espero que Mika solo ignore mi tono de Pikachu.
Ambos intercambiamos una mirada curiosa debido a la inesperada casualidad, y como si hubiéramos acordado realizar acciones idénticas, desbloqueamos el móvil a la vez. El icono de Twitter aparece a la izquierda de un mensaje que dice que Johnattan acaba de escribir un twit público. Joder, qué ingenua fui creyendo que este tío no tomaría cartas en el asunto, desde luego no debería haber ignorado lo rencoroso y orgulloso que es.
«Kylie Evans es una rarita obsesionada con los libros frikis. Como está loca, se inventa historias que nunca han pasado y por eso ha cortado conmigo. Deberíais dejar de hablarle para que se dé cuenta de que nunca ha tenido amigos».
—Kylie... —Mi amigo es el primero en romper el silencio, pensando que tal vez estoy demasiado impactada por tal mensaje.
—Le voy a tirar las putas naranjas por la cabeza —sentencio, y comienzo a andar en dirección al parque.
—Oh, tengo ganas de ver cómo le partes la cara —comenta Mika divertido, siguiendo mis pasos.
Johnattan, es un error meterse conmigo.
❇❇❇
Parece que separarse de su novio no ha sido algo de lo que salir con las manos limpias. ¿Qué clase de venganza será la que Kylie le tiene preparada?
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Mi Única Estrella [#UAI3]
Teen FictionEl amor es todo un problema cuando ni siquiera tienes claro lo que buscas en alguien. Para saber elegir correctamente a la persona indicada, Kylie ha establecido una serie de condiciones que tal pretendiente deberá cumplir: 1° Que sea respetuoso. 2°...